jueves, 18 de abril de 2019

33. Soledad, con permiso de las Lágrimas. las dos Vírgenes de la Soledad que tuvo Badajoz.

33.

SOLEDAD, CON PERMISO DE LAS LÁGRIMAS. LAS DOS VÍRGENES DE LA SOLEDAD QUE TUVO BADAJOZ.

Pedro Castellanos
Jueves Santo, 18 de abril de 2019
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Tengo la teoría de que la primitiva imagen de la Soledad de Badajoz es la actual Virgen de las Lágrimas del Santo Entierro. Ya procesionaba en 1629 desde la iglesia de Santa María del Castillo en «procesión de sangre».


Virgen de las Lágrimas, antes de la Soledad. Año 1942.
Se puede ver cómo ocultaban sus manos con el pañuelo. Nunca se habían restaurado hasta 2010-11. La cara ya estaba repintada.
La historia de la Semana Santa de Badajoz cambia para siempre. Es el resultado de más de diez años de una dificultosa investigación, que se plasmará en un libro de cerca de mil páginas que estará pronto a la venta. En él se citan datos muy curiosos de las más de 90 hermandades y cofradías que han existido en Badajoz desde el siglo XIV hasta la actualidad. De autor anónimo, hasta ahora se pensaba que la imagen de las Lágrimas era de finales del siglo XVII. En realidad es mucho más antigua y creo que ya existía en 1610. Iconográficamente, tanto la Patrona como las Lágrimas, tienen su origen en la desaparecida Virgen de la Soledad de Madrid, tallada por el escultor Gaspar Becerra en 1565 a gusto de la reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II (1). Ambas tienen la cabeza inclinada hacia la derecha y las manos entrelazadas, características típicas de la madrileña y que se extendió por toda España y América. Se diferencian en que las Lágrimas es de «candelero» (seguramente estuvo simulando estar de rodillas) y la Patrona es de talla completa, aunque revestida. Las dos fueron restauradas por el sevillano Enrique Gutiérrez Carrasquilla hace algunos años. La Virgen de las Lágrimas es la Dolorosa más antigua que procesiona en la Semana Santa pacense. No solo es de un gran valor artístico por su belleza; tiene un valor histórico incalculable para la Semana Santa de Badajoz.
La Virgen de las Lágrimas no pertenecería a la Cofradía de Santiago (Santo Entierro). Le daba culto la Cofradía de Ntra. Sra. de Gracia, patrona del gremio de los escribanos y procuradores de la ciudad, fundada en 1512.
Esta Soledad o de las Lágrimas creo con toda seguridad que es la que procesionaba el Viernes Santo desde unos años antes de 1629 desde la iglesia de Santa María del Castillo en «procesión de sangre», es decir, acompañada de penitentes que se azotaban, como lo hacía la Vera Cruz. La Virgen de las Lágrimas no pertenecería a la Cofradía de Santiago (Santo Entierro), fundada en 1605, le daba culto la Cofradía de Ntra. Sra. de Gracia, patrona del gremio de los escribanos (notarios) y procuradores de la ciudad, fundada en 1512. La imagen estaría en la única capilla que queda hoy en pie, la llamada del Espíritu Santo, bajo la torre. En 1699 el mayordomo y regidores de la cofradía de los escribanos pedían licencia al obispado para que el Viernes Santo estuviera abierta la puerta de la catedral cuando llegase la procesión de la Soledad. Ya estaba fundada la cofradía de la Patrona. Imagino que el paso entraría dentro como se hace en otras ciudades. Esta Virgen de la Soledad (hoy de las Lágrimas) ya procesionaba antes que la Patrona. Así aparece en un documento inédito referente a las procesiones de sangre en 1629: «En las procesiones que se hacen en esta ciudad, una el Jueves Santo en la noche, que sale del hospital de la Santa Vera Cruz, y otra de Nuestra Señora de la Soledad, que sale de la iglesia parroquial de Santa María del Castillo de esta ciudad el Viernes Santo en la noche». Por tanto, esta Soledad es anterior a la Patrona, cuya cofradía fue fundada en 1664. Tras quedar en el olvido la primitiva imagen, pasaría a la ermita de Santiago entre 1700 y 1736, quizá por los sitios de 1705.

Virgen de las Lágrimas (antes Soledad), Soledad de Madrid y la Patrona de Badajoz. Pedro Castellanos y Mariano Moreno.


 Procesión de disciplinantes o de flagelantes.Francisco de Goya. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.
La actual procesión del Rosario de la Patrona el Viernes Santo por la noche es relativamente moderna, se instauró en el siglo XIX.
Cada una de ellas tenía su día: la Patrona el Jueves Santo con el Amarrado, que ya atribuí a Pedro Roldán en 2007 (2). La Soledad o Lágrimas el Viernes Santo, curiosamente como ahora lo hace. Es decir, que con el paso de los siglos la Patrona ocupó su lugar. Ahora cabe hacerse una pregunta, ¿si ya existía la primitiva Virgen de la Soledad, hoy de las Lágrimas, por qué encargó el duque de San Germán otra nueva y encima a Nápoles? Quizá por las guerras con Portugal dejase de procesionar temporalmente, pues me extraña que el duque, que era una persona muy religiosa, no conociese esta primitiva y devota imagen. 

Virgen de la Soledad, Patrona de Badajoz. Autor anónimo, 1664.
Todavía en el año 1700 procesionaban ambas imágenes con la advocación de la Soledad, pero las Lágrimas no lo hacía con el Santo Entierro. 
El primitivo convento franciscano de San Gabriel, entonces extramuros, según la tradición fue fundado por san Pedro de Alcántara. Estos frailes firmaron un contrato con los escribanos y procuradores de la ciudad de la Cofradía de Ntra. Sra. de Gracia en 1700: «Y asimismo, asistirán a la procesión de la Soledad que sale de dicha parroquia [de Santa María del Castillo] el Viernes Santo en la noche de cada año, cantando los dichos religiosos el Miserere Mei, como es costumbre, y predicarán el sermón antes de salir la procesión». La cofradía de la Patrona se había fundado 36 años antes.


Capilla del Espíritu Santo de la antigua iglesia de Santa María del Castillo. Allí tenía sede la Cofradía de Ntra. Sra. de Gracia de los escribanos. Seguramente es la capilla donde estuvo la Soledad o Lágrimas antes de pasar a la cercana ermita de Santiago, hoy desaparecida.
El cambio de nombre por el de Lágrimas llegaría a partir de 1747. 
Manuel González de la Natividad, hermano de la Cofradía de Santiago, la citaba todavía como Soledad en su testamento y le donaría un retablo: «Contraída la obligación de ejecutar a mis expensas, o con la limosna que adquiera de los fieles, un retablo y camarín en el altar mayor de la referida ermita de Santiago, para colocar en él a la imagen de la soberana Reina de los Cielos, María Santísima de la Soledad, propia de la Cofradía de Señor Santiago, a quien hace cerca de veinte años sirvo». Se le acabaría cambiando el nombre por el de Lágrimas, imagino que para no confundirlas. Este retablo podría ser el que posee actualmente en Santa María la Real (San Agustín).
La Virgen de las Lágrimas sustituyó a la Virgen del Socorro en 1736. 
La Cofradía de Santiago tenía otra imagen con la desconocida advocación de Ntra. Sra. del Socorro, que llegó a existir al menos hasta el siglo XIX. Es la que originalmente acompañaba al llamado «Señor del Santo Sepulcro», que es el actual crucificado articulado en los brazos, que se utilizaba como Yacente después de hacer la ceremonia del Descendimiento. Un curioso documento inédito de 1800 cita lo siguiente: «La Santísima Virgen de las Lágrimas estuvo al principio del siglo XVIII en un nicho que se advierte en el día bajo de la puerta por donde entran en la iglesia los santeros. Y desde el año 1736 en adelante, por devoción de sus devotos, tomó aumento su culto y sale desde entonces el Viernes Santo en lugar de la Virgen del Socorro, que era la que salía». Entre estos primeros devotos estuvo el zamorano Miguel Martínez de Vegas, quien luego le regaló la magnífica diadema de plata en 1765 y que todavía posee. El Señor del Santo Sepulcro tiene una réplica casi exacta, en concreto el Yacente articulado de Alconchel (Badajoz). Se diferencian en que al de Badajoz le falta el pliegue atado a su lado derecho del paño de pureza, que lo debía de tener y se perdió. Se aprecia que el de Badajoz está repintado y conserva en buen estado su policromía original debajo, al menos parte de una anterior. Es seguro que ambos son del mismo autor.

A la izquierda el Señor del Santo Sepulcro de Badajoz. A la derecha el Yacente de Alconchel.
Un documento de 1800 confirma que a la Virgen de las Lágrimas también se la llamaba de la Soledad. Fue sustraída por varios devotos en 1798.
Estos datos también eran desconocidos. Los hermanos de la Cofradía de Santiago José Tejada y José Ibarra citaban lo siguiente: «Que hace varios años consintió la expresada cofradía que algunos sujetos de esta ciudad e individuos de aquella, por la singular devoción, afecto y ternura que manifestaban tener a la soberana imagen de NUESTRA SEÑORA DE LAS LÁGRIMAS O SOLEDAD DEL CASTILLO, perteneciente a dicha cofradía, cuidasen del mayor adorno, decencia y culto, persuadidos los hermanos de aquella época que en adelante no llegará el caso de poderles privar del derecho que les asiste». Así ocurrió, pues estos abusos de los devotos, que algunos ni si quiera eran hermanos de la cofradía, fueron tan graves que acabaron por quitarle la imagen de la Virgen y algunos enseres. Entre ellos figuraba el presbítero Pedro Llovet, capellán del coro de la catedral. Fue como un caballo de Troya, no solo para conseguir un objetivo que no les pertenecía, sino para introducir, pactado o no, una imagen de la Virgen que no tenía nada que ver con la cofradía. Los sacerdotes eran muy devotos de la Virgen de las Lágrimas, incluso cuando estuvo temporalmente en el convento de San Francisco en 1829. Se cita más tarde: «que se le reintegre a dicha cofradía la santa imagen de Ntra. Sra. de las Lágrimas, sita en el Castillo de esta ciudad, por los devotos de dicha imagen, quienes la tienen en su poder».
Posible fecha de ejecución y reforma de la Virgen del Socorro entre 1686 y 1709 para convertirla en una Piedad. 
Aunque existe un documento fechado en 1798 que hace referencia a la Virgen de las Lágrimas, probablemente sea la antigua Virgen del Socorro. En los libros antiguos solo se haría mención a la hechura de una Dolorosa, pero sin citar su advocación. Ya era conocido el dato, pero no deja de ser curioso: Juan Tamayo, entonces mayordomo de la Cofradía de Santiago, citaba lo siguiente:
«Que entre los años de 1686 hasta el de 1695 fue hecha la imagen de la Virgen de las Lágrimas, a expensas de la Cofradía de Santiago, como consta de los libros de cuentas respectivos a dichos años, siendo su mayordomo Juan Martín. Que las manos de la misma imagen de Ntra. Sra. de las Lágrimas fueron hechas por la referida cofradía en el año 1709, para hacer el paso de poner la efigie del cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo en los mismos brazos, cuando se desciende de la cruz en el Viernes Santo. El cual paso se ha hecho desde dicho año hasta el presente, y enseguida la procesión del Entierro de Cristo. Y todo a costa de la dicha Cofradía de Santiago».
Como he citado antes, creo que esta Virgen tallada entre 1686 y 1695 era la Virgen del Socorro y no la de las Lágrimas. Tras la restauración que le efectuó Enrique Gutiérrez Carrasquilla entre 2010 y 2011, se recuperó su policromía original, que denota ser más antigua de lo que se creía en un principio. Además, la pista me la da otro dato: que las Lágrimas posee ojos pintados al óleo en la propia madera, lo que demostraría mucha más antigüedad. Los ojos de vidrio ya aparecen en la escultura sacra en el último tercio del siglo XVI, aunque se pusieron de moda a partir de mediados del siglo XVII.
Reglas fundacionales de la cofradía. Fueron aprobadas el 1 de septiembre de 1604.
  • Primeramente es constitución que haya un libro donde se inscriban los cofrades y todos los que quisieren, así hombres como mujeres y forasteros puedan entrar en esta santa cofradía, dando dos reales de limosna y por hermanos cuatro reales. 
  • Que todos los domingos y fiestas de guardar de todo el año se diga una misa rezada en el altar de señor Santiago por todos los cofrades de la dicha cofradía y que asistan a ella todos los hermanos y fundadores de la dicha cofradía, no estando legítimamente casados o viudos, sino solteros hijos de familia, y cualquiera que faltase a cualquier entierro pague de pena un real para cera a la dicha cofradía, con que no esté ocupado con legítima causa, y el mayordomo esté obligado a cobrar el real o sacarle prenda. Y el cofrade que pagar no quisiere, ni dar prenda, sea echado de la cofradía en pena de su culpa. 
  • Ítem ordenamos que todos los cofrades de esta santa Cofradía del Señor Santiago que aunque hemos pedido a los demás oficiales de nuestro oficio [sombrereros o vaqueros] sean hermanos y no han querido, si después lo quisieren ser, sean admitidos, pagando cuatro ducados. 
  • Que cada año [el] día de Santiago o el domingo siguiente, se elijan mayordomos y regidores por votos secretos de los regidores y mayordomos pasados y algunos hermanos más viejos, y que elijan entre todos mayordomos y regidores [a] buenos cristianos, celosos del bien de la cofradía.
  • Ítem ordenamos que los regidores y mayordomos asistan a las misas que se dicen por los cofrades todos los días de fiesta, y que el día de Santiago haya misa cantada y sermón y todos asistan allí [bajo] pena de un real, no estando legítimamente ocupados.
  • Ítem ordenamos que por las ánimas de cualquier cofrade difunto se digan tres misas, una cantada y dos rezadas, siendo del oficio, y lo mismo por su mujer y no por sus hijos, y por todos los demás cofrades una misa rezada.
  • Ítem ordenamos que cada año se hagan tres cabildos adonde asistan los regidores y mayordomos y lo demás oficiales viejos que quisieren ir de su voluntad, y estos ordenen, quiten y pongan, muden, añadan lo que les pareciere que convenga al servicio de Dios y bien de la cofradía.
  • Y que cada hermano, por entrar en esta cofradía, pague cuatro reales acudiendo también con sus limosnas para los gastos de esta santa cofradía.
  • Ítem ordenamos y mandamos que a cualquier cofrade o hermano que fuese de la dicha cofradía, el día de su enterramiento, sean obligados los cofrades a tener cuatro blandones [cirios] o hachas para enterrarlos y que sea a costa de la hermandad, y a que siendo pobre que no tenga, le den sepultura para que se pueda enterrar, y que la dicha hermandad le ha de dar enterradores, y ha de tener paño de enterradores.
  • Ordenamos que los mayordomos nombren de los regidores y diputados [que] cada mes tengan cuidado de hacer decir las misas los domingos y fiestas.
  • Ítem ordenamos que todos los regidores salgan a pedir limosna para la cofradía cada domingo del mes y tengan cuidado de pedir al predicador un padrenuestro y avemaría para dichos hermanos.
En la ciudad de Badajoz, a primero del mes de septiembre de 1604 años, el señor licenciado Mateo Canseco, provisor general en el Obispado de Badajoz, habiendo visto estas constituciones hechas por los cofrades y mayordomos de la Cofradía de Señor Santiago de esta vecindad que están en este libro escritas en dos hojas (…) Que las aprobaba, aprobó [y] confirmó según y como en ellas se contiene para que por ellas se rijan y gobiernen los cofrades de la dicha cofradía y demás oficiales de ella, a los cuales mandó se hiciesen otra u otras de nuevo, no usen en manera alguna sin que primero sean examinados, vistas y aprobadas por su señoría o por su Merced. Y así lo proveyó, mandó y firmó [el] licenciado Mateo de Canseco…

Conclusión. 
Como varias personas me lo han pedido, quiero aclarar que la Virgen de las Lágrimas, antes de la Soledad, no pertenecía a la Cofradía de Santiago (Santo Entierro). Era o le daba culto la Cofradía de Ntra. Sra. de Gracia de los escribanos y procuradores. Faltaría saber por qué y en qué año concreto pasó de la parroquia de Santa María del Castillo a la iglesia de Santiago (entre 1700 y 1736). El documento de 1798 donde se dice que entre 1686 hasta el de 1695 se hizo la Virgen de las Lágrimas debió ser el intento de la Cofradía de Santiago de justificar que era de su propiedad. No era cierto, sino que era suya la Virgen del Socorro y fue sustituida en 1736 por la Virgen de la Soledad o Lágrimas. Ese fue el motivo por el que los devotos se llevaron a la Virgen de las Lágrimas y algunos enseres que ellos donaron. Ellos, junto a algunos hermanos de la Cofradía de Santiago empezaron a darle culto, ya que estaba abandonada en una hornacina de la iglesia de Santiago. Sea como fuere, la imagen fue devuelta a la Cofradía de Santiago y hoy procesiona con ella cada Viernes Santo. Pero si en la historia de Badajoz hubo una primera Soledad, esta fue la que hoy llamamos Virgen de las Lágrimas, al menos así lo creo yo. Es un verdadero milagro que esta imagen haya llegado a nuestros días después de todos estos conflictos y guerras. La Patrona llegó mucho después y su día era el Jueves Santo con el Cristo de la Humildad y Paciencia (Amarrao). De este Cristo y su procesión, hablaré en otra ocasión…

Del 1 al 5, los templos donde estuvo la Virgen de la Soledad o Lágrimas.

Notas:
(1) ROMERO TORRES, José Luis. «La condesa de Ureña y la iconografía de la Virgen de la Soledad de los frailes mínimos (I)». Año 2012.
(2) http://www.lahornacina.com/articulosbadajoz.htm

martes, 9 de abril de 2019

32. Florencio Enríquez, un escultor sevillano en Badajoz. Su única obra documentada: el retablo para el altar mayor de la iglesia de San Pedro en Almendral (Badajoz). 1702-1703.

32.

Florencio Enríquez, un escultor sevillano en Badajoz. Su única obra documentada: el retablo para el altar mayor de la iglesia de San Pedro en Almendral (Badajoz) entre 1702 y 1703.

 © Pedro Castellanos
9 de abril de 2019



Maestro de escultura y arquitectura, no se conocía nada de su biografía. Era natural de la ciudad de Sevilla, hijo de Juan Enríquez, natural del municipio malagueño de Vélez-Málaga y de Juana Homanona, natural de Sevilla. Ignoro si realizó alguna obra en la capital hispalense o su provincia, algo bastante probable, y el motivo de su traslado a Badajoz. Quizá en Sevilla había demasiada competencia. Habría que tener en cuenta que Badajoz era y es sede episcopal. Normalmente en una catedral siempre suelen hacer falta escultores o tallistas, también para atender a las localidades cercanas que pertenecen al obispado. Todavía más en una ciudad donde había constantes guerras con Portugal y que quedaría seriamente dañada por los sitios de 1705. Otra opción que no descarto, es una posible formación sevillana de su compañero Miguel Sánchez Taramas, y fuese este el que le trajese hasta Badajoz. Florencio Enríquez, siendo viudo, se desconoce el nombre de su anterior esposa ya que no lo cita, se casó en Badajoz con Francisca de Olivera el 2 de febrero de 1701 en la parroquia del Sagrario de la catedral. Ella, de 24 años y nacida en Badajoz, era hija de los badajocenses Lorenzo Martín Caballero y María de Olivera. Fueron testigos del enlace, entre otros, Miguel Sánchez, que con toda probabilidad era su compañero de trabajo Miguel Sánchez Taramas:
«Florencio Enríques y Francisca de Olibera. En la ciudad de Badajoz, a dos días del mes de febrero de mill setecientos y uno, yo, Bartholomé Guerrero Malos Sabores, presbítero, con licencia del cura preferente, fui al matrimonio que por palabras de presente contrajeron Florenzio Enríques, viudo, natural de la ziudad de Sevilla, hijo legítimo de Juan Enríques, natural de Veles Málaga, y de Juana Homanona, natural de la de Sevilla, con Franca de Olibera, hija legítima de Lorenzo Caballero y de María de Olibera, su legítima mujer, vecinos de esta ciudad, habiendo presedido entre los susodichos las admonestaciones que manda el Santo Consilio de Trento y de ellas no haber resultado canónico impedimento. Y en dicho día resibieron las bendisiones nupciales. Siendo testigos Joseph Toledo, sacristán, y Franco de Olibera y Miguel Sánchez [Taramas], todos vecinos de esta ciudad y lo firmé. Miguel Ruiz de Soba».
Su suegro Lorenzo [Martín] Caballero, hijo del difunto Martín Gaón y Ana Caballero, contrajo matrimonio en la parroquia del Sagrario de la Catedral de Badajoz el 26 de diciembre de 1672 con María Bardoja (María de Olivera en 1701) hija de Antonio de Olivera y de la difunta Leonor Bardoja. Comprenderá el lector lo difícil que es investigar genealogía con el continuo cambio de apellidos de la época. De este segundo matrimonio de Florencio Enríquez con la luego mencionada Francisca Caballero, que utilizaba el apellido paterno, le documento cinco hijos:
Juan. Nació en Badajoz el 14 de diciembre de 1701 y se bautizó el 7 de enero de 1702 en la parroquia del Sagrario de la catedral. Sus padres aparecen como Florensio Anríque y Francisca Caballero. Fue su padrino el escultor pacense Miguel Sánchez Taramas.
Ana María. Nació en Badajoz el 5 de marzo de 1703 y se bautizó el 19 de marzo del mismo año. Sus padres aparecen como Florencio Anríques y Francisca Caballero. Fue su padrino el pintor extremeño Silvestre García de Bárcena.
Diego Vicente Enríquez Olivera. Nació en Badajoz el 12 de noviembre de 1704 y se bautizó el 24 del mismo mes en la parroquia del Sagrario de la catedral. Sus padres figuran como Florensio Anrríque (el cura lo entendería así por su acento sevillano) y Francisca Cabello (sic). Se confirmó en la misma parroquia el uno de abril de 1726. Falleció siendo soltero a los 24 años, huérfano de padre, en el que sería el dominio familiar o el suyo, calle de Santo Domingo, el 25 de marzo de 1729. No testó porque no tenía de qué hacerlo y se enterró en la iglesia de Santo Domingo. Por error, su padre figura como Lorenzo (sic) Enríquez. Su madre figura como Francisca Caballero.
María. Nació en Badajoz el 25 de mayo de 1706 y se bautizó el 13 de junio del mismo año en la parroquia del sagrario de la catedral. Sus padres aparecen como Florensio Enríques y Francisca Caballero. Se confirmó en la misma parroquia el 2 de abril de 1728.
Florencio. No he podido documentar en Badajoz su nacimiento, quizá fuese en alguna localidad cercana. Falleció, siendo párvulo, en la calle de la Portería de Santa Lucía (actual Santa Lucía) de Badajoz el 12 de agosto de 1710. Se enterró en la catedral. 
No he podido documentar la muerte del escultor Florencio Enríquez, fallecido entre 1710 y 1715. Lo que sí parece seguro es que no debió ser en la capital pacense. Quizá fuese en alguna localidad cercana donde estuviera trabajando. Tampoco ayudan las escuetas partidas de defunción de la época. Lo que sí sé con certeza es que ya había fallecido el 19 de octubre de 1715, pues este día contraía de nuevo matrimonio en la catedral la que fuera su mujer, Francisca Caballero, viuda de Florencio Enrique (sic), con Benito Martín, viudo de María Rodríguez. Ella tenía su domicilio en la calle de Santa Lucía.

Firma de Florencio Enríquez en el contrato del retablo.

Retablo para el altar mayor de la iglesia de San Pedro. Almendral (Badajoz). 1702-1703.
Resulta extraño que solo tenga una obra documentada y en Almendral, que fue una antigua aldea de Badajoz, situada a unos 35 kilómetros hacia el sur. Desgraciadamente en Badajoz era muy extraño que se hicieran contratos ante un escribano público. Fue documentado de forma inédita en 2002 por José Joaquín Pérez Guedejo, cronista de Almendral (1). Tampoco en documentos relativos a cofradías he visto alguna obra suya, de momento. El contrato se escrituró así:
«Obligazión de hacer un retablo para la villa del Almendral. En la ziudad de Badajoz, a veynte y dos días del mes de dixiembre, año de mill setezientos y dos, ante mí, el escribano público y testigos, [com]parezieron Sebastián Hernández Villaflor, procurador del número de esta ciudad, y Florencio Henríquez y Miguel Sánches Taramas, escultores, vezinos de ella. Y el dicho Sebastián Hernández Villaflor, en virtud de poder que tiene del lizenciado don Juan García Garamillo, cura propio benefisiado de la parrochial de señor San Pedro de la villa del Almendral y mayordomo de la fábrica de ella, que para lo que aquí se hará menzión, le fue dado y otorgado por el susodicho en la dicha villa del Almendral en los dies y nueve de este presente mes por ante Joseph Moreno Cumplido, escribano de Su Majestad, y del Jusgado y ayuntamiento de ella, que para que se inserte en esta, me fue dado y entregado por el dicho Sebastián Hernándes Villaflor, que su thenor de él es como se sigue:
Aquí el poder. Y los dichos Florencio Henrríquez y Miguel Sánchez Taramas, ambos a dos, juntos y de mancomún (…) que tienen tratado y ajustado el hacer un retablo de escultura y adquitectura para el altar mayor de la iglesia parrochial de dicha iglesia de señor San Pedro con el dicho Sebastián Hernández Villaflor. Y ha de ser en la forma que se dirá y con las condiciones siguientes:
Lo primero es condizión que se ha de hazer el dicho retablo en toda forma y ha de tener bara y media el alto del altar mayor de dicha iglesia parrochial, conforme al dibujo y resguardo que está firmado del dicho lizenciado don Juan García Xaramillo. Y también ha[n] de hazer una imajen de escultura de nuestro padre san Pedro, en forma de apóstol de relieve entero. Y uno y otro ha[n] de ser de madera de toda satisfazión y no de otra suerte. Y es condizión que el dicho retablo y imajen de san Pedro se ha[n] de dar todo ello hecho y acabado en toda forma dentro de nueve mezes, contados desde hoy, día de la fecha, y han de feneser y cumplir el día veynte y dos de septiembre del año que viene de mill setezientos y tres. Y se ha de poner por los dichos Florenzio Hanríquez y Miguel Sánches Taramas toda la madera y demás material y cosas que sean nesesarias para hacer dicho retablo y imajen de san Pedro. Y también ha de ser de la quenta y cargo de los susodichos el conduzirlo todo y portearlo a dicha villa, y ponerlo en el altar mayor de dicha iglesia a su costa. Y es condición, que por el dicho Sebastián Hernández Villaflor, en virtud de dicho poder, se les ha de dar a los dichos Florenzio Anríquez y Miguel Sánches Taramas por el dicho retablo y imajen de san Pedro y por todo su costo, hechura y portes y maderas para su fábrica y demás cosas que se nesezite seis mill reales de vellón. Los dos mill de ellos de contado este día. Y los otros dos mill al medio tiempo de los dichos nueve meses. Y los otros dos mill restantes se le han de dar luego que se asiente y ponga dicho retablo y imajen de san Pedro, sin que antes de cumplirse dichos plazos se haya de poder pedir cosa alguna por los dichos Florenzio Enríquez y Miguel Sánches Taramas al dicho Sebastián Hernández Villaflor ni a otra persona alguna.
Y en la forma referida están convenidos y ajustados los otorgantes y por quenta de los dichos seis mill reales del ymporte del dicho retablo y ymajen de san Pedro, madera y portes de todo confiesan los dichos Florenzio Enríquez y Miguel Sánches Taramas haber resivido de mano del dicho Sebastián Hernández Villaflor dos mill reales de vellón en moneda de oro, plata y vellón que lo ymportó en presensia de mí, el escribano y testigos…».

Después aparece la copia del poder hecho en Almendral del 19 de diciembre de 1702:
 «Sea notorio como yo, el licenciado don Juan García Xaramillo, cura propio beneficiado de la parrochial de señor San Pedro de esta villa del Almedral y mayordomo de la fábrica, digo que yo he ajustado con Florencio Enríquez y Miguel Sánchez Tarama, vecinos de la ciudad de Badajoz y maestros de escultura y alquitectura, un retablo para el altar mayor de dicha parrochial, conforme al dibuxo y resguño que está firmado de mi nombre. Y [ade]más una ymagen de escultura de mi padre san Pedro, titular de la dicha iglesia, para poner en dicho retablo, que ha de tener vara y media de alto, en forma de apóstol, de relieve entero. El cual dicho retablo ha de ser de madera de satisfacción, que me ha de dar concluido dentro de nueve meses, que han de empezar desde hoy, día de la fecha, siendo de cargo de dichos maestros todo material para el dicho retablo, como el conducirlo a esta villa, que es apreciado con los susodichos en nombre de dicha fábrica en seis mil reales de vellón que les he de pagar en tres plaços, los dos mil de ellos luego de contado, dos mil al medio tiempo de los dichos nueve meses. Y los dos mil restantes luego que le asiente dicho retablo…».

Descripción del retablo.
Es un trabajo de buena calidad, es simétrico y se adapta al ábside de tres lados de la cabecera de la iglesia. Está formado por un solo cuerpo de tres calles. Creo que está realizado en madera de pino, pues no se especifica en el contrato. En la central figura, dentro de una hornacina con arco de medio punto, la talla de bulto de san Pedro, que como se estipulaba en el contrato debía medir vara y media, 1,25 metros aproximadamente. De discreta calidad, posee ropajes estofados sujetando las llaves en la mano derecha y los Evangelios en la izquierda. Los ojos parecen policromados en la propia madera y no se aprecia la dentadura en la boca entreabierta. La mano izquierda en bastante tosca, así como el pie derecho que sobresale de su túnica. Creo que es obra de Florencio Enríquez y no de Miguel, pues no me recuerda en absoluto a las obras de este último, que ya tenían cierta calidad y solía utilizar ojos de vidrio. Quizá por eso figure en el contrato en primer lugar Florencio y no Miguel. Sobre esta hornacina figura una cartela, como las que solían colocar los escultores Blas de Escobar y Alonso Rodríguez Lucas en sus retablos. Bajo la hornacina se encuentran dos sagrarios superpuestos. El superior es de los llamados «manifestador», con puertas curvas que se abren para colocar la custodia. El inferior está decorado con cuatro columnas salomónicas. En la puerta figura en relieve el clásico pelícano alimentando a los polluelos en su nido sobre una rama de un árbol. Para cubrir ese paño de la primera calle, y quizá para economizar, en vez de columnas, figuran ocho guirnaldas de flores en listones de diferentes anchuras. En las dos calles laterales, ente columnas salomónicas decoradas con ramas y hojas de vid, elemento que introdujo en Extremadura Blas de Escobar, figuran dos pinturas al óleo de gran tamaño. Estas columnas se apoyan en cuatro ménsulas, ya cedidas por el peso. A la derecha creo que figura la del apóstol san Andrés. El ático está rematado en su parte central por una pintura de la Inmaculada y sobre ella una cornisa curva, que se concluye a su vez con decoración vegetal y una venera, sujetados por dos pequeños ángeles. Las dos calles laterales se rematan con dos espigas y dos jarrones con flores. El cuerpo central está rematado por dos roleos. Los cuatro capiteles que rematan las columnas salomónicas son compuestos. Las tres calles están rematadas por una cornisa, dentada en la parte inferior. Rematan el retablo en los dos lados unas «aletas» con decoración vegetal; un recurso que utilizarían los escultores y tallistas pacenses en adelante en muchas ocasiones. Necesita una restauración, pues aparte de tener más de trescientos años, se aprecian ataques de xilófagos, tiene algunas piezas perdidas, grietas, ensambles abiertos, las ménsulas están cedidas, etc. Es una iglesia que no está abierta al culto y con bastantes humedades.

Resulta muy curioso que este retablo es también el único documentado, hasta ahora, de Miguel Sánchez Taramas. Ni si quiera en Badajoz capital se le ha podido documentar alguno. Estilísticamente recuerda a los modelos que realizaron en Badajoz y zonas cercanas los discípulos de un tallista y «maestro arquitecto mayor de obras de su alteza el señor don Juan de Austria»: el mencionado Blas de Escobar, procedente de Sevilla pero afincado en Zafra (Badajoz) sobre 1656. También a las obras del escultor y maestro arquitecto Alonso Rodríguez Lucas, discípulo de Blas, que realizó los dos retablos, casi gemelos, colaterales del altar mayor de la Catedral de Badajoz a finales del siglo XVII. Se trata del que está dedicado a Ntra. Sra. de la Antigua, al lado del evangelio, que contiene una copia del famoso cuadro de la catedral sevillana, y el de san Blas, al lado de la epístola. Alonso falleció en Zafra a una avanzada edad el 28 de octubre de 1710.
Es evidente que el retablo de Almendral tendría influencias de los de la catedral pacense, realizados unos pocos años antes por un maestro reconocido de la provincia. Por aquellos años, finales del siglo XVII y principios del XVIII, Badajoz era un importante centro artístico en la entonces provincia de Extremadura. Ya trabajaba el escultor pacense Cristóbal Jiménez Morgado, amigo de Miguel Sánchez Taramas, o el que pudo ser el maestro de estos dos últimos: Antonio Jardín, del que muy poco sabemos. Como ya sabíamos, ya estaba establecido en Badajoz el gran entallador portugués Francisco Machado (2) que, junto al carpintero extremeño Pablo Rodríguez Morgado, realizarían más tarde el desaparecido retablo para la Cofradía de Ntra. Sra. del Rosario los Morenos del Castillo, entre 1705 y 1706. Curioso que este trabajo se le encargue a un artista foráneo en vez de a uno local y con experiencia. Lo explicaría el hecho de que no existiese un gremio de escultores pacenses como sí existía uno de plateros.

Retablos colaterales de la Catedral de Badajoz. 
Autor: Alonso Rodríguez Lucas. Finales del Siglo XVII.

Posibles colaboradores en el retablo: el pintor Silvestre García de Bárcena y el escultor Francisco Ruiz Amador, concuñado de Florencio Enríquez.
Como era habitual, en el contrato no figura el dorado, que sería realizado por un maestro dorador, bien de la capital pacense o de alguna localidad como Zafra. Tampoco figura el trabajo de las tres pinturas, que son dos apóstoles en las calles laterales y la Inmaculada en el ático. Tejada Vizuete las atribuye a un pintor de Badajoz llamado José Guerrero. También podrían ser, al menos el dorado, del pintor extremeño Silvestre García de Bárcena, como hemos visto, padrino en 1703 de Ana María, hija de Florencio Enríquez. Es bastante probable que una vez que el retablo se terminase en septiembre de 1703, lo dorase este pintor, al que le he documentado numerosos trabajos como dorador y también como policromador. Este pintor, discípulo de Luis Carlos Muñoz, fue también padrino de dos hijos de Miguel Sánchez Taramas. También debió ser obra de Silvestre la policromía y estofado de la talla de san Pedro. El pintor sevillano Alonso de Mures todavía no estaba establecido en Badajoz. Fue policromador de Miguel Sánchez Taramas y de Francisco Ruiz Amador.

Es posible también que en este retablo trabajase, como oficial entonces, el escultor badajocense Francisco Hernández Amador o Francisco Ruiz Amador, alias Francisco Ruiz «el Mayor», (1676-1748). «Profesor de arte de la escultura y arquitectura», hoy en día está muy sobrevalorado, aunque tampoco sabemos qué obras salieron de sus propias manos y no de su taller. Cuando se firmó el contrato en 1702 Francisco tenía 26 años, siendo concuñado de Florencio Enríquez desde 1701, dato desconocido hasta ahora. Después sería discípulo y también cuñado de Miguel Sánchez Taramas. Ruiz Amador fue heredero del taller de Sánchez Taramas, posteriormente trabajó para Almendral como he podido comprobar. Aunque no documentados, se le pueden atribuir a su taller con facilidad varios retablos y tallas, como el Ecce Homo, o las de san Juan Bautista y el Crucificado articulado en los brazos, muy repintado, que aparece en las fotos de la misma iglesia. Después aparece como Yacente, tras celebrarse la ceremonia del Descendimiento. En este templo de San Pedro trabajaron al menos tres escultores: Florencio Enríquez, Miguel Sánchez Taramas y Francisco Ruiz Amador, como he citado antes, concuñado y cuñado de los dos anteriores, respectivamente. Es bastante curioso que Francisco Ruiz Amador se casara en primeras nupcias en la misma parroquia, el mismo día y con la hermana de la esposa de Florencio Enríquez. Se casaba justo después que Florencio:
«Franco Ruiz y Ana Caballero. En la ciudad de Badajoz, a dos días del mes de febrero de mill setecientos y un años, yo, Bartholomé Guerrero Malos Sabores, presbítero, vezino de esta ciudad, presente, fui al matrimonio que por palabras de presente contrajeron Franco Ruiz, hijo legítimo de Juan Amador y de María Ruiz, su legítima mujer, vecinos de esta ciudad, con Ana Cavallero, hija legítima de Lorenzo Cavallero y de María de Olibera, su mujer, habiendo presedido entre los susodichos las tres admonestaciones que manda el Santo Consilio de Trento y de ellas no haber resultado canónico impedimento. Y en dicho día resibieron las bendisiones nupciales. Siendo testigos Joseph Toledo, sacristán, Franco de Olibera y Miguel Sánchez [Taramas], todos vecinos de esta ciudad y lo firmé. Bartolomé Guerrero Malos Sabores. Miguel Ruiz de Soba».

Algunas tallas y retablos de Almendral atribuibles con seguridad al taller de Francisco Ruiz Amador. (C.a. 1720-1735).

Notas:
(1) PÉREZ GUEDEJO, José Joaquín. Edificios religiosos de Almendral. Historia y arte, 2002.
(2) https://fragmentosdebadajoz.blogspot.com/2018_10_21_archive.html

viernes, 5 de abril de 2019

31. Visita de los Reyes de España a Badajoz de camino hacia Sevilla en enero y febrero de 1796. Se alojaron en la casa de Manuel Godoy.

31.

Visita de los reyes de España a Badajoz de camino hacia Sevilla en enero y febrero de 1796. Se alojaron en la casa de Manuel Godoy.

© Pedro Castellanos
5 de abril de 2019

Carlos IV y María Luisa de Borbón-Parma. Wikipedia.

El entonces Príncipe de Asturias, futuro rey Fernando VII. Wikipedia.

El entonces Infante Antonio, hermano de Carlos IV. Wikipedia.
Venida de los reyes a esta ciudad. Lunes 18 de enero de este presente año de 1796, cerca del punto del medio día llegaron a esta ciudad los reyes, nuestros señores, el señor don Carlos IV y la señora doña María Luisa de Borbón, su esposa, acompañados del serenísimo Príncipe de Asturias, del señor Infante don Antonio y del señor Príncipe de Parma, y las augustas esposas de estos dos últimos. Luego que después desde la torre de esta iglesia se descubrieron los coches de Sus Majestades, se empezaron a repicar las campanas de ella y todas las demás de la ciudad. Y lo continuaron hasta que Sus Majestades, después de haber entrado por la puerta de la Trinidad, subido por la calle San Blas, la plaza de San Juan y calle del Granado [hoy Meléndez Valdés] llegó a Santa Lucía, a las casas del excelentísimo señor don José Godoy, en donde se les tenía preparado el correspondiente alojamiento. Luego que llegaron Sus Majestades, los señores deán y arcediano titular pasaron a estar en virtud de su comisión con el excelentísimo señor Príncipe de la Paz, primer ministro de Sus Majestades, y le expusieron la práctica observada por todos los señores reyes en ocasiones semejantes de admitir al cabildo eclesiástico de esta Santa Iglesia Catedral a besarles la mano, con preferencia al noble ayuntamiento de esta ciudad, de que su excelencia quedó enterado y les dijo que pasasen a estar con el mayordomo mayor de la Reina, para que estos lo insinuasen a Sus Majestades y siendo de su real agrado admitir al cabildo con preferencia a la ciudad, le señalarían la hora en que debían ejecutarlo; y que su excelencia, por su parte, contribuiría para ello.

Manuel Godoy. RABASF. Wikipedia.

Casa natal de Manuel Godoy en la calle Santa Lucía. Sería entonces mucho más amplia y lujosa.
Las cadenas en la fachada simbolizan que los reyes se alojaron allí.
Día 19. Este día los señores comisarios ya dichos, dieron parte al cabildo de que habiendo estado con el mayordomo mayor y camarera mayor de Sus Majestades a pedir día y hora para que este cabildo pasase a besar las manos a Sus Majestades y Altezas Reales les habían respondido podían ejecutarlo en este día respecto a que Sus Majestades estaban dispuestos a recibir al cabildo antes que a la ciudad y señalaron la hora para las doce del día; con cuyo motivo se mandó que el pertiguero avisase a todos los señores capitulares y capas de coro y que a las once y media se dieran doce campanadas con la campana gorda, a cuyo toque acudiesen todos a esta iglesia para salir de ella formados, lo que se ejecutó así. Y habiendo acudido todos los señores y capas de coro al toque dicho, salieron de la iglesia con manteo y bonete, precedidos del pertiguero que iba delante con cetro y sus ropas de damasco. Y en esta forma llegaron al Real Palacio donde estaba también ya de antemano el noble ayuntamiento de esta ciudad esperando el aviso de Su Majestad para entrar, esperando uno y otro cabildo eclesiástico habiendo entrado por orden de antigüedad besaron todos la mano, primero al rey y después a los señores Infante; y el señor deán en nombre del cabildo dio a Su Majestad la bienvenida y las gracias por el honor que recibía en cabildo para admitirle a besar su real mano; a que Su Majestad correspondió con su acostumbrada y real benignidad. Y hecho esto, salió el cabildo y después entró la ciudad y otras personas condecoradas que fueron admitidas en este día a lograr igual favor. Y queriendo después el cabildo pasar al cuarto de la Reina a besar también la mano a Su Majestad y señoras Infantas, salió una voz mal entendida de que Su Majestad no admitía en este día besamano; con cuyo motivo se retiró el cabildo volviéndose a la iglesia en la misma forma que de ella había salido; y las campanas de la iglesia estuvieron repicando desde su salida hasta su vuelta. No asistió a esta función nuestro prelado, el ilustrísimo señor obispo diocesano, por estar enfermo en cama.
En la tarde de este día, se supo que la voz de no admitir besamano a la Reina nuestra señora había sido equivocada o mal entendida, pues a poco rato de haberse retirado el cabildo, mandó Su Majestad que entrara este a besar la mano antes que el ayuntamiento de esta muy noble y leal ciudad, que no se había retirado y esperaba todavía en las antesalas; pero habiendo esperado Su Majestad bastante rato e informada de que el cabildo eclesiástico se había retirado y ni aun se veía ya por la calle desde los balcones del palacio, a donde se asomaron algunas personas a llamarlo, permitió Su Majestad que entrara el citado ayuntamiento, que a efecto entró y besó la mano a Su Majestad y señoras Infantas. Con motivo de este acaecimiento acordó su señoría el cabildo que los señores comisarios volviesen a estar con la camarera mayor y disculparan al cabildo de haberse retirado sin besar la mano a la Reina nuestra señora y que esto había consistido en no haber dado bien la orden el que salió del cuarto de Su Majestad y que pidiesen día y hora para que este cabildo fuese a tener el honor de besar la mano a la Reina nuestra señora.
Día 20. Habiendo vuelto lo señores comisarios que había pasado el día anterior a visitar a la camarera mayor con el motivo que va dicho, dijeron que la Reina nuestra señora había admitido con mucha benignidad la disculpa del cabildo y que quedaba satisfecha y dispuesta a admitir al cabildo a besarle la mano en este mismo día y a la misma hora que en el anterior, lo que así se ejecutó, habiéndose juntado el cabildo e ido y vuelto de la misma manera que el día antecedente.
Día 21. En este día se tuvo aviso de que Sus Majestades y Altezas Reales había de venir a esta iglesia, con cuyo motivo se anticiparon las horas diciendo tercia seguida a prima. Y sin embargo, de que estando enfermo el obispo diocesano, tocaba el dar el agua bendita a la puerta de la iglesia el señor deán, quiso este con asistencia del cabildo para condecorar más la función, que se convidase para ella al ilustrísimo señor obispo de Orihuela, don Francisco Javier Cabrera, deán que fue de esta misma iglesia. Y así se ejecutó. Y vestido de pontifical dicho señor ilustrísimo, tomó capa dicho señor deán y dalmáticas de diáconos, asistentes los señores arcediano titular y tesorero. Y saliendo el cabildo procesionalmente de la sacristía, y por la nave de San Blas, se encaminó a la puerta principal, en donde dicho señor ilustrísimo dio a besar la cruz y el agua bendita a Sus Majestades, que se hincaron de rodillas sobre un tapete y almohadas ricas que estaban prevenidas para este efecto. Y entrando Sus Majestades y Altezas Reales bajo del palio que llevaban los señores más dignos del cabildo, se encaminaron por la misma nave de San Blas a la capilla mayor, en donde el entapisador de Sus Majestades había prevenido ya alfombras, almohadas y reclinatorios para Sus Majestades y Altezas Reales. Y habiéndose conducido la antífona que previene el ceremonial de obispos y el Te Deum que cantó solemnemente la música, concluyó el señor obispo con las preces y oraciones prevenidas en el citado ceremonial. Y acabada, fueron Sus Majestades a ver el coro, la capilla de las Reliquias, la de la Magdalena y por detrás del altar mayor a las sacristías, después al claustro, a la capilla de la Soledad, el Santo Cristo y la sala capitular, de donde volvieron a la iglesia, y en ella estuvieron en la capilla de Santa Ana y en la del Sagrario, desde la cual, bajo del palio y en medio del cabildo, se despidió en la misma puerta por donde habían entrado, repicando las campanas de la torre hasta llegar Sus Majestades a su palacio.


Capilla mayor de la catedral donde estuvieron los reyes.
Día 2 de febrero. En este día se bendijeron velas torneadas y pintadas primorosamente para Sus Majestades y Altezas Reales, para los demás sujetos de la comitiva que se habían visitado por el cabildo. Y todas se repitieron y enviaron a sus casas por medio de dos capellanes de coro más antiguos que acompañaban los sacristanes menores que las llevaban en las mejores fuentes de plata que tiene esta iglesia.
Día 13. Este día acordó su señoría el cabildo celebrar una función solemne con Su [Divina] Majestad manifiesto, para pedir a Dios feliz viaje para Sus Majestades, que tenían dada orden el lunes siguiente y que digo su marcha a Sevilla y que los dos comisarios ya dichos pasarían al palacio a poner en la real noticia de Su Majestad esta determinación del cabildo y a pedir hora para pasar este a besar la real mano de Sus Majestades y desearles el feliz viaje y que se avisase también de esta determinación a nuestro ilustrísimo prelado y se convidase a la ciudad, contestando al papel que en este mismo día y hora se acababa de recibir en que el noble ayuntamiento pedía también al cabildo esta misma función que se acababa de acordar.
Día 14. En este día, acabada tercia, se hizo procesión de rogativa por el viaje feliz de Sus Majestades, cantando por la iglesia y claustro las letanías. Y acabadas las preces correspondientes, se manifestó a Su Divina Majestad y se cantó la misa con mucha solemnidad. Y acabado todo, pasó el cabildo en la misma forma que lo había hecho antes al Real Palacio, en donde besó la mano a Sus Majestades y Altezas Reales. Y el señor deán, en nombre del cabildo, habló a Sus Majestades, deseándoles feliz viaje, como en este día se había pedido a Dios con la función solmene que va referida, a que sus Majestades correspondieron con muchas expresiones de su real gratitud. En la noche de este día se pusieron luminarias en la torre y almenas y hubo repique general de campanas.
Día 15. Este día, a las siete y media de la mañana, se pusieron en marcha Sus Majestades para continuar su viaje desde esta ciudad a la de Sevilla, saliendo por las puertas de la Trinidad y se repicaron las campanas desde que salieron Sus Majestades del palacio hasta que se perdieron de vista.

Creo que tras esta visita de Manuel Godoy a Badajoz, pactaría su nombramiento como patrono del convento de San Gabriel de la calle San Juan. Este nombramiento se hizo en enero de 1797. 
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Recorrido que hicieron los reyes desde la puerta de la Trinidad hasta la casa de Manuel Godoy.
Desconozco el motivo por el que no entraron  por la puerta de Palmas, que era la  más importante de la ciudad y estaba muy cerca de la casa de los Godoy.