domingo, 8 de diciembre de 2019

41. Patronato de la futura capilla de la Inmaculada Concepción en el convento de San Gabriel extramuros, por el teniente general don Alonso de Escobar y Obando en 1723.

41.

Patronato de la futura capilla de la Inmaculada Concepción en el convento de San Gabriel extramuros, por el teniente general don Alonso de Escobar y Obando en 1723.

La imagen acabó finalmente en la primitiva parroquia de San Andrés. Hoy se encuentra en la actual parroquia, antes capilla del convento de Madre de Dios de Valverde o de Ntra. Sra. de la Encarnación.

© Pedro Castellanos
8 de diciembre de 2019 (día de la Inmaculada Concepción)
(Actualizado el 23 de marzo de 2020)
Bellísima Inmaculada Concepción donada por don Alonso de Escobar en 1723. ¿Taller del escultor pacense Francisco Ruiz Amador? 

Las antiguas parroquias de Badajoz desde el siglo XIII.
El famoso canónigo e historiador Juan Solano de Figueroa citaba unos datos muy interesantes sobre las primitivas parroquias que hubo en la ciudad de Badajoz. Según él, la ciudad fue conquistada a los musulmanes en el año 1228 (otras fuentes citan el año 1230). Ya en el año 1274 indica que existían las parroquias de Santa María la Obispal (Santa María del Castillo), Santiago, San Pedro y Santa María de los Freiles o Frailes, también llamada de Calatrava; todas ellas en la alcazaba. Fuera de esta, existía la iglesia de San Salvador, que él documenta ya en el año 1264 (hoy desaparecida). Más tarde, el 26 de mayo de 1273, en una escritura se hace mención a un señor llamado Juan Pérez, el Rubio, que vivía en San Andrés. Esta será la primera vez que se cite en un documento a esta iglesia, también fuera de la alcazaba. En el año 1379 cita noticias de la feligresía de San Andrés, por una sentencia que dio el provisor Lorenzo Yáñez, en el que declaraba que los diezmos de Fernán González tocaban la mitad a la Catedral de Badajoz y la otra mitad a su mujer, María Estébanez, y a la iglesia de San Andrés, donde hacía tiempo que ella era feligresa.

Deduzco que fuera de la alcazaba solo existían tres parroquias o feligresías, que eran: San Lorenzo (luego convento de San Agustín), San Salvador (derribada tras construirse la nueva muralla abaluartada a finales del siglo XVII) y San Andrés. La de San Lorenzo se extinguió en 1431, por tener tres o cuatro feligreses que pasaron a la catedral. La parroquia de San Salvador tenía en 1551 uno o dos parroquianos. Sea como fuere, en el año 1500 solo se administraban los sacramentos en la catedral y en Santa María del Castillo, pues hacía muchos años que habían cesado su actividad las de resto de la alcazaba, existiendo todavía las iglesias del Salvador (llamada también del Salvador del Mundo) y San Andrés, con tres o cuatro parroquianos.

Ya en 1561, como no eran bastantes estas parroquias, se instaló un cura en la capilla del hospital de la Concepción, que daba a las actuales calles San Lorenzo y Concepción Arenal (antes hospital de San Andrés), señalando sus territorios para que los feligreses supieran a dónde acudir según la zona donde residían y les pertenecía. En 1688 se reconoce que las parroquias de Santa María del Castillo y la Concepción habían perdido muchos vecinos del Castillo, que estaba despoblado. La Concepción los había perdido por la construcción de la nueva muralla abaluartada, por cuyo motivo había sido demolida la iglesia de San Salvador, que hacía muchos años que no tenía feligreses, supongo que al estar fuera de las murallas. La catedral había ganado muchos parroquianos al construirse nuevas calles, pues la ciudad había crecido hacia la entonces puerta de Santa Marina y el convento de Santo Domingo. Sin embargo, la de San Andrés estaba demasiado cerca de la catedral y había sido reedificada por el señor Alonso de Escobar, acudiendo mucha gente «amiga de novedades». Por ello, se decide dividir en dos territorios estas dos últimas parroquias. A la catedral se le daba el territorio desde la puerta de Santa Marina (hoy del Pilar) hasta la calle San Juan y a San Andrés hasta la Trinidad.
Plano de Badajoz de 1772. En el círculo azul la primitiva parroquia de San Andrés, derribada en el siglo XIX. Hoy es la plaza de Cervantes.

Petición de construcción de la capilla de la Inmaculada Concepción en el convento de San Gabriel extramuros en 1723.
Desconozco el motivo por el que la imagen, que todavía se conserva, fue colocada en la parroquia de San Andrés en vez del primitivo convento de San Gabriel. La leyenda cita que el humilde convento franciscano fue fundado por san Pedro de Alcántara entre 1518 y 1520 en la antigua aldea La Mañoca, lugar llamado después San Gabriel el Viejo. Hoy forma parte del barrio Los Montitos. El hecho de no hacer la capilla allí fue seguramente debido al peligro que se corría por los ataques de tropas enemigas que sitiaban la ciudad continuamente y ocupaban el convento, temiendo don Alonso de Escobar que se pudiera perder la imagen. Don Alonso de Escobar pagaría años después la construcción de la capilla del convento de Ntra. Sra. de los Ángeles o Carmelitas. El documento original de la donación de don Alonso de Escobar figura así:


En la ciudad de Badajoz, a diez y siete días del mes de septiembre de 1723 años, ante mí, el escribano y testigos, [compareció] el excelentísimo señor don Alonso de Escobar, teniente general de los ejércitos de su Majestad, estante en esta ciudad, de una parte, y los señores don Pedro [Joseph] Flores Barrantes, arcediano de Jerez, dignidad en la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, y don Diego [Antonio] Notario y Osuna, canónigo en ella, en nombre de su señoría el cabildo eclesiástico de dicha Santa Iglesia, como sus comisarios, para lo que aquí se hará mención. De la otra, dijeron que dicho excelentísimo señor don Alonso de Escobar, ha tenido y tiene mucha devoción a la imagen de Ntra. Sra. de la Purísima Concepción que tiene en el oratorio de las casas de su morada y se ha de trasladar a la iglesia del convento de religiosos de San Gabriel extramuros de esta ciudad, y en ella, a sus expensas, fabricarle una capilla donde dicha imagen perpetuamente sea venerada. Y en obsequio y reverencia suya dotarle perpetuamente fiesta, que se ha de celebrar en dicha capilla en cada un año en día de la Purísima Concepción. Y asimismo, en ella, se ha de decir perpetuamente cada año por la intención de su excelencia las misas cantadas y rezadas que tiene dotadas. 

Y dicho excelentísimo señor, en orden al patronato de dicha capilla, dotación de festividad y misas que va hecho mención para la mayor permanencia y mejor administración de la porción que su excelencia tiene señalado se distribuya cada año en la dotación de dicha fiesta y misas propuso a dicho señor don Pedro Flores Barrantes pidiese a su señoría el cabildo eclesiástico de la Santa Iglesia Catedral de esta dicha ciudad se sirviese admitir en sí el patronato de dicha capilla y su dotación y propiedad de la parte que su excelencia goza y posee, creciente y menguante, en la dehesa de La Natera (1), término y jurisdicción de esta ciudad, que es muy conocida y deslindada. Y la hubo su excelencia en virtud de autos judiciales hechos ante la Justicia Real de esta ciudad, a pedimento de don Pedro de Mendoza y Moscoso, vecino y regidor de esta ciudad, como poseedor del mayorazgo que mandó fundar el ilustrísimo señor don Juan Beltrán de Guevara, arzobispo que fue de Santiago. Y a favor de su excelencia otorgaron escritura de venta de dicha parte de dehesa el dicho don Pedro de Mendoza y don Bartolomé Ponce Laso de la Vega, vecino de la ciudad de Mérida, en 31 de julio pasado de este presente año, para que su señoría el cabildo, distribuya lo que reditare anualmente dicha parte de dehesa, arreglándose a la voluntad de su excelencia y lo demás que ha de imponer para el mismo fin. Y por faltar para el cumplimiento de todo 86 doblones de dos escudos de oro, cada uno de principal, y por el señor don Pedro Flores Barrantes, se hizo dicha propuesta a su señoría el cabildo, y fue servido acordar el saber la distribución que su excelencia hace de la dicha parte que goza en la mencionada dehesa de La Natera y de lo demás que ha de imponer. 

Y con noticia que dicho señor don Pedro Flores dio a su excelencia de lo acordado por su señoría el cabildo, por su parte, se presentó papel, haciendo dicha distribución. Y en vista de él, su señoría el cabildo, acordó némine discrepante (2) se admita, como se admitió, el patronato de dicha capilla y propiedad de la parte que su excelencia goza en dicha dehesa y lo demás que fundare e impusiere para la dotación de la dicha fiesta y misas, para distribuir el producto que anualmente rentare dicha parte de dehesa y lo demás que se hace mención. Su señoría el cabildo dio su comisión a dichos señores don Pedro Flores Barrantes y don Diego Notario y Osuna. Y para otorgar las escrituras necesarias en orden a lo que dicho es, como consta y parece del testimonio dado por don Miguel de Soria y Mora, presbítero, secretario de su señoría el cabildo y notario apostólico, en 16 del corriente, que es del tenor siguiente:

Aquí el testimonio

Y el excelentísimo señor don Alonso de Escobar, mediante lo acordado por su señoría el cabildo eclesiástico de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, como parece del testimonio aquí inserto, para que tenga cumplido efecto lo propuesto por su excelencia para lograr los ardientes deseos que le asisten de asegurar con dicho patronato la perpetuidad y permanencia del culto y veneración que dicha Señora de la Purísima Concepción ha de tener en la capilla que ha de fabricar en la iglesia de dicho convento de San Gabriel, por la mucha devoción que le tiene y seguridad que su excelencia se promete de la distribución que anualmente por su señoría el cabildo se ha de hacer de lo que rentare dicha parte de dehesa y de lo demás que ha de imponer (…) el cabildo, como tal patrono, ha de distribuir lo que rentare dicha parte de dehesa y réditos de principal de dichos 86 doblones, que se han de imponer a mayor abundamiento nuevamente se refiere en esta escritura en la forma siguiente:

Primeramente se han de dar al dicho convento de señor San Gabriel extramuros de esta ciudad todos los años, perpetuamente, seis doblones de dos escudos de oro, cada uno por la fiesta que ha de celebrar dicho convento a la Purísima Concepción de Nuestra Señora en su propio día.
Ítem, todos los años se han de dar a dicho convento cuatro doblones de dos escudos de oro, cada uno para aceite a la lámpara de la capilla.

Ítem, a dicho convento se ha de dar otro doblón por dos misas cantadas que perpetuamente se han de decir por sus religiosos cada año el día del Dulce Nombre de Jesús y otro día de señor san Joseph.

Ítem, en dicho convento por sus religiosos se ha de decir en la capilla de su excelencia, por su intención, todos los sábados del año una misa rezada. Y por cada una se ha de dar a dicho convento la limosna de un real de a ocho. Y si sobrare algo pagado todo lo dicho, lo deja su excelencia para cera y adorno de su capilla. Pero si algún año no alcanzare la renta de la limosna de 15 reales para cada una, se dirán por la que alcanzare de la limosna de 4 reales, dándose primero al dicho convento lo arriba dicho. Nombra su excelencia para que diga las referidas misas y cuide de su capilla a don Pedro Pérez Pacheco, su capellán, presbítero, por todos los días de su vida. Y pide y suplica su excelencia a su señoría el cabildo mande entregar cada año lo que procediere de dicha parte de dehesa y lo que ha de imponer al dicho su capellán para la distribución referida. Y después de su muerte al síndico que es o fuere de dicho convento de San Gabriel, por dejárselo todo de limosna, con las cargas referidas. Y en la forma referida, su señoría el cabildo, ha de distribuir anualmente lo que produjere la renta de dicha parte de dehesa. Y los réditos que importare el principal de los dichos 86 doblones que se han de imponer para que por dicho convento y capellanes cada uno se cumpla con lo que va mencionado. 

Y dichos señores don Pedro Flores Barrantes y don Diego Notario y Osuna, en nombre de su señoría el cabildo de dicha Santa Iglesia, como sus comisarios, admiten el patronato de la capilla que el excelentísimo señor don Alonso de Escobar, ha de fabricar en la iglesia del convento de religiosos de San Gabriel extramuros de esta ciudad, y aceptan la cesión que por esta escritura hace su excelencia a su señoría el cabildo…

Retrato de don Alonso de Escobar y Obando. Parroquia de San Andrés. Anterior a 1726. Taller del pintor sevillano Alonso de Mures (atribución del autor).


Antiguo convento y cuartel de San Gabriel extramuros. El convento fue fundado en el siglo XVI.


Planos inéditos portugueses de 1709. Con la letra G, el convento de San Gabriel (Quartel da Corte). Confunden los autores la situación de los dos arroyos Revilhas (Rivillas) y Calamón. Al actual arroyo San Gabriel le llaman Machoca, como la antigua aldea de la zona llamada La Mañoca (así se llamaba el arroyo antiguamente). En la parte superior (óvalo azul), figura la desaparecida ermita de San Miguel. En el segundo plano también figura la desaparecida ermita de San Roque. Junto a ella, creo que aparece la antigua picota, sobre la que se colgaban los cuerpos de los ajusticiados. Esta picota se puede ver en la famosa acuarela del pintor y arquitecto Pier María Baldi de 1668, aunque en esta pintura se encontraba más arriba.

Patronato perpetuo de la capilla mayor de la primitiva iglesia de San Andrés por don Alonso de Escobar. Su testamento de 1726.
Había hecho una petición al obispo de Badajoz que dice así: «Don Alonso de Escobar, teniente general de los ejércitos de su Majestad, como mejor proceda, comparezco y digo que por el afecto y devoción que tengo a la Purísima Concepción de Nuestra Señora, cuya imagen tengo en mi oratorio con la de un Niño Jesús y el patriarca señor san José, deseando que después de mis días tengan el mayor culto y veneración, estando la parroquia de señor San Andrés con la capilla mayor arruinada, desde luego me obligaré a reedificarla, dándome su ilustrísima licencia para ello, y para en ella colocar dichas imágenes, haciéndoles el retablo de forma que poniendo en medio la de Nuestra Señora y a los colaterales las del Niño Dios y san José y su tabernáculo para el Santísimo Sacramento, queden con el adorno y decencia debida, dándoseme el patronato de dicha capilla mayor, con tal que en dicha capilla mayor no halla de ponerse otra imagen ni altar».
Alonso de Escobar otorgó testamento en Badajoz el 2 de diciembre de 1726, en él pedía enterrarse en la mencionada capilla mayor. Tras fallecer «sin herederos forzosos», es decir, sin descendencia, fue enterrado como pedía por la Hermandad de San Pedro el 21 de marzo de 1731 en la primitiva parroquia de San Andrés, que estaba en medio de la plaza de Cervantes, derribada en el siglo XIX. Don Alonso Diego de Guzmán y Bolaños, de la Orden de Santiago, colegial huésped en el militar del rey de la Universidad de Salamanca, provisor y vicario general del Obispado de Badajoz, en nombre del obispo don Pedro Francisco Levanto y Vivaldo, hacía saber a los vecinos y moradores de Badajoz; al cura o teniente que fuese de la parroquia de San Andrés; al mayordomo que era o fuese de la Venerable Hermandad de San Pedro, que tenía su sede en esta parroquia y altar mayor, la petición hecha por don Alonso de Escobar. En ella se cita que era para colocar las tres imágenes con su retablo o tabernáculo en esta capilla mayor que reedificaría. En el medio del retablo se colocaría a la Inmaculada y a los lados el Niño Dios y san José y también el Santísimo Sacramento. No sería colocada ninguna otra imagen que no fueran las citadas.

El mencionado obispo, por un decreto, concedió la licencia para la obra de la capilla mayor en 1728. Los hermanos de la Venerable Hermandad de San Pedro tendrían la obligación de asistir a los cultos por la mañana y por la tarde a cantar misa y solamente segundas vísperas del mismo día, cuya misa de la fiesta sería con diacono y subdiácono, celebrada por su capellán o el que fuese encomendado por si estuviese enfermo. En las vísperas de este día estaría expuesta Su Majestad Sacramentada. Su capellán elegiría al predicador, en cuya fiesta se colocarían en el altar mayor 28 velas. A cada uno de los hermanos que asistiesen a estas funciones se le pagarían 4 reales de vellón, siendo puntuales y avisados por la campana. Al diácono y subdiácono se le pagaría, aparte de los cuatro reales, otros dos más. Al predicador se le pagarían 60 reales. Al sacristán se le daría tres reales y a cada monaguillo real y medio.

Don Alonso costearía un confesionario en su capilla mayor, para que confesase a los feligreses su capellán. Este capellán tendría una llave del sagrario del altar mayor y otra el cura para dar la comunión, junto con otra llave de la puerta principal de la iglesia, para que pudiese entrar cuando quisiera y para el aseo y ornato de la capilla mayor. Una vez que falleciese don Alonso, se haría un libro grande forrado en pergamino, donde figurase el título de patrono y su capellanía, con los ornamentos de decir misa, entre los que se encontraba una custodia dorada que todavía se conserva. Este libro se guardaría en un cajón de la nueva sacristía que se estaba fabricando a su costa, cuyas llaves de él tendría su capellán, el cual prestaría lo que necesitase el cura de la parroquia para alguna función clásica, y ambos cuidarían el culto de la imagen de la Inmaculada y su capilla mayor, «para que vaya en aumento y no tengan disenciones (3), lo que les pido por amor de Dios lo ejecuten así». Ninguna de estas alhajas podría salir de la parroquia. Si se hiciese, el capellán perdería la renta de un año, en el cual el obispo o su provisor, nombraría a otro. El capellán jamás entorpecería el culto que la Venerable Hermandad de San Pedro celebraba en esta capilla de forma perpetua.

Estas condiciones fueron aprobadas en Badajoz por el provisor del obispado, por un decreto del 20 de diciembre de 1728. El obispo lo aprobaba por un auto el día siguiente. En él constaba que las obras de la capilla estaban perfectamente acabadas, adornadas con toda decencia, puesto el retablo, colocado el Santísimo Sacramento y dotada de renta segura. El obispo mandaba que se diera la posesión de esta capilla mayor a don Alonso de Escobar y su patronato. De esta manera le concedía poder poner sus insignias, escudo de armas y sepulcro en esta capilla mayor, dando aviso de ello al párroco y hermandad.

Memoria y última voluntad de don Alonso de Escobar de 1726.
Escrita de su puño y letra el 2 de diciembre de 1726, fue publicada el 27 de marzo de 1731, ya fallecido: «Es mi última voluntad que siendo Dios nuestro Señor servido de que mi alma pase de esta vida a la otra, mi cuerpo sea enterrado en la iglesia de señor San Andrés, en la capilla que a mis expensas se reedifica, y que la imagen de la Madre de Dios de Ntra. Sra. de Concepción que está en mi oratorio se traslade a dicha iglesia y capilla. Y a dicha imagen de Ntra. Sra. de Concepción quedo por mi heredera de todo lo que constase ser mío, y del caudal que diere de sí la parte que tengo en la dehesa de La Natera que posee el ilustrísimo cabildo de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad y el censo que está en dicho cabildo, es mi voluntad se emplee en servicio y obsequio de la Madre de Dios de Concepción, haciendo una capellanía como tengo comunicado a mis testamentarios que ejecutarán. 
Y también declaro que soy hermano de la Hermandad del Señor San Pedro, quien me enterrará como acostumbra a hacer con sus hermanos, por cuanto con licencia del ilustrísimo señor obispo, a mi costa, se fabricó desde sus cimientos la capilla mayor de la iglesia parroquial de señor San Andrés, y se me concedió el derecho de patrono perpetuo de ella y tengo colocada en su altar mayor a mi Madre y Señora de Concepción, y en posesión pacífica de este derecho, de que tengo título en mi poder, y respecto de que solo resta nombrar capellán que sirva la piadosa memoria que en el título está fundada. De la renta que actualmente tengo y en adelante tuviere, quiero y es mi voluntad determinada irrevocable, sea mi primer capellán don Pedro Pacheco, presbítero, que actualmente lo es de mi casa. Y por su muerte lo sea su sobrino, don José Javier Pacheco. Y por fallecimiento de este, nombre capellán el ilustrísimo y reverendísimo señor obispo, o su provisor que fuere de este obispado, con la calidad de que sea natural de esta ciudad, hermano de la hermandad de mi padre y señor san Pedro, sacerdote y confesor. Y rendidamente suplico a dichos señores hagan este nombramiento en el sacerdote que tenga las dichas condiciones, virtuoso y de buenas inclinaciones; y si no cumpliere el que nombraren, les doy facultad para que nombren otro, u otros que cumplan bien (…)». La casa que compró en su nombre su capellán y albacea testamentario Pedro Pérez Pacheco en la entonces calle del Pozo, hoy Menacho, sería agregada a la capellanía. Su lápida sepulcral dice lo siguiente:
AÑO DEL SEÑOR DE 1728. FUNDÓ E HIZO A SU COSTA ESTA CAPILLA MAYOR Y LA DOTÓ EL EXCELENTÍSIMO SEÑOR DON ALONSO DE ESCOBAR, TENIENTE GENERAL DE LOS EJÉRCITOS DE SU MAJESTAD, GENERAL DE LA ARTILLERÍA, COMISIONADO GENERAL DE ESTA PROVINCIA Y COMANDANTE GENERAL DE LA DE CASTILLA. (...) DONDE DEJÓ EL SERVICIO EL AÑO DE 1716, Y SE RETIRÓ A DISPONERSE PARA UNA BUENA MUERTE. LA QUE CONSIGUIÓ EL DÍA 20 DE MARZO AÑO DE 1731. Y ESTA AQUÍ SEPULTADO.
El hecho de que algunas de las obras de arte que poseía don Alonso de Escobar las haya atribuido a escultores y pintores locales también tiene que ver con que él ya viviera en Badajoz a principios del siglo XVIII y hasta 1731, época de pleno apogeo de los talleres artesanales locales. Así podemos ver cómo fue padrino en 1710 de María Luisa Manuel de Villena y Paniagua, hija de don José Cayetano Paniagua y doña María Alejo Manuel de Villena, marqueses de Santa Cruz, natural y vecina de la ciudad. En la partida aparece como padrino «el excelentísimo señor don Alonso de Escobar, teniente general de los ejércitos de España».
Notas: (1) Estaba ubicada junto a los arroyos Nogales y Chicapiernas, y entre las localidades de La Albuera, Almendral, Torre de Miguel Sesmero y Entrín Bajo. (2) Sin contradicción, discordia ni oposición alguna. (3) Falta de acuerdo entre dos o más personas.

Fuentes: Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz, Archivo Histórico Provincial de Badajoz.

sábado, 12 de octubre de 2019

40. La devoción a la Virgen del Pilar en Badajoz. Curiosidades sobre la puerta y su capilla.

40.

La devoción a la Virgen del Pilar en Badajoz. Curiosidades sobre la puerta y su capilla. Datos sobre la Hermandad del Cuerpo de Correos o de Ntra. Sra. del Pilar de la parroquia de Santa María la Real y la Asociación de Ntra. Sra. del Pilar de la parroquia de San Andrés.

En este año 2019 se ha cumplido el 175 aniversario de la Guardia Civil, cuya patrona es la Virgen del Pilar

© Pedro Castellanos
12 de octubre de 2019 (día de Ntra. Sra. del Pilar)
(Actualizado al 12 de octubre de 2020)
Imagen de mármol policromado de la Virgen del Pilar que estuvo en la capilla superior de la puerta del Pilar de Badajoz desde 1692 a 1761. 

Aparición en Zaragoza de la Virgen en carne mortal al apóstol Santiago, el Mayor, y sus discípulos.

Colocación de la primitiva imagen en la puerta de Santa Marina, hoy del Pilar en 1692.
Fue colocada sobre una capilla construida en la parte superior que tuvo la nueva puerta llamada entonces de Santa Marina o de Jerez. Se llamó así por estar cerca de la desaparecida ermita homónima y donde la tradición sitúa un convento templario donde estuvieron los agustinos hasta su traslado a la parroquia de San Lorenzo, lo que hoy es la parroquia de Santa María la Real (San Agustín). El nombre de Jerez era porque de ella partía el camino que llegaba a Jerez de los Caballeros. Esta capilla superior ya no se conserva, pero durante la restauración actual, al picar los muros, parece haber aparecido restos de ella en el frontón triangular. Al ser colocada la imagen de la Virgen se la comenzaría a llamar puerta del Pilar. Esta imagen de la Virgen fue donada por Cristóbal Portocarrero Luna Enríquez Guzmán (1638-1704), IV conde del Montijo y Fuentidueña, marqués de Valderábano y de la Algaba, señor de la villa de Huétor-Tájar (Granada), alcalde perpetuo del castillo de la ciudad de Guadix (Granada), capitán propietario de una de las compañías de los cien continuos hijos-dalgo (sic) de Castilla, miembro del Consejo Supremo de Guerra, maestre de campo del Tercio Viejo de la Armada y capitán general de las fronteras de Extremadura en aquellos años. Hasta ahora era desconocido que su segunda esposa falleció en Badajoz. Fue el 13 de noviembre de 1688. Se llamaba Victoria de Benavides Ponce de León y era muy devota de la Virgen del Pilar. Fue hija del valenciano Luis Francisco de Benavides Carrillo Toledo (1608-1668), V marqués de Frómista y III de Caracena, III conde de Pinto, señor de las villas de Ines, San Núñez y Martilla, caballero y trece (sic) de la Orden de Santiago, gentil hombre de Cámara de su Majestad, miembro del Consejo de Estado, capitán general de la artillería española, capitán general del Ejército de Extremadura en 1665. Su madre fue Catalina Ponce de León, futura condesa de Medellín. El propio conde del Montijo, como se decía en su época, pedía permiso mediante una carta el 20 de marzo de 1692 al cabildo de la Catedral de Badajoz para colocar la imagen. El cabildo le confirma que asistiría a su «fiesta». Tras la colocación de la imagen, en recuerdo de este acto, se colocaron dos lápidas de mármol en la fachada interior. La de la izquierda tiene perdidos algunos fragmentos pero son fácilmente reconocibles las palabras que faltan. Dicen lo siguiente:
LA DEVOCIÓN FERVOROSA DEL EXCELENTÍSIMO SEÑOR CONDE DEL MONTIJO, MARQUÉS DE LA ALGAVA, CAPITÁN GENERAL DE ESTA PROVINCIA DE EXTREMADURA, MANDÓ COLOCAR EN ESTA PUERTA LA SANTÍSIMA IMAGEN DE NTRA. SRA. DEL PILAR DE ZARAGOZA, CELEBRÓSE SU TRASLACIÓN EL DÍA TERCERO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN EN LA STA. IGLESIA CATEDRAL DE ESTA CIUDAD CON GRAN SOLEMNIDAD, CELEBRANDO DE PONTIFICAL EL ILUSTRÍSIMO SEÑOR D. JUAN MARÍN DE RODEZNO, OBISPO DE ESTA CIUDAD, HÍZOSE PROCESIÓN GENERAL EL MISMO DÍA, TODO A MAYOR HONRA Y GLORIA DE DIOS Y SU STA. MADRE. AÑO DE 1692.



CONCEDIÓ EL ILUSTRÍSIMO DON JUAN MARÍN DE RODEZNO, OBISPO DE BADAJOZ, CUARENTA DÍAS DE INDULGENCIAS A TODAS LAS PERSONAS QUE REZAREN UNA SALVE DELANTE DE ESTA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL PILAR DE ZARAGOZA, DES[DE] EL DÍA DE LA FESTIVIDAD DE [SU] COLOCACIÓN A RUEGO DEL EXCELENTÍSIMO SEÑOR CONDE DEL MONTIJO, MARQUÉS DE LA ALGAVA, CAPITÁN GENERAL DE ESTA FRONTERA Y PROVINCIA DE EXTREMADURA. AÑO DE 1692.



Los datos más concisos sobre la colocación de la imagen del Pilar aparecen en la continuación de la obra de Solano de Figueroa:
Año de 1692. El conde del Montijo, marqués de la Algaba, capitán general, había continuado la muralla nueva y la puerta que sustituyó por la que llamaban de Santa Marina; encima del cañón [se refiere a la bóveda] formó una capilla en que quiso colocar una imagen de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, de quien era muy devoto. Estaba para irse y se vino a despedir del cabildo en 17 de marzo de este año; deseaba el que se hiciese esta colocación con toda solemnidad por lo que pidió a su ilustrísima y cabildo hiciesen esta función y deseando todos darle gusto, se trajo a la Iglesia [Catedral] la santa imagen y se puso en el altar mayor. El día 9 de abril, tercero día de Pascua de Resurrección, acabadas las horas, celebró la misa de esta fiesta nuestro prelado, de pontifical, asistiendo a ella el general y la ciudad y a la tarde se llevó en procesión general por el campo de San Francisco hasta la puerta del Pilar, donde se colocó en su capilla. La procesión se retiró y vino a la iglesia por la calle del Colegio. El conde quedó muy agradecido y la puerta con el nombre de Nuestra Señora del Pilar. Es grande la devoción que tiene el pueblo con esta Señora.
Inventario de la capilla privada del palacio del conde de Montijo en 1688. No aparece la Virgen del Pilar.
Tras fallecer su esposa, se hacía este inventario donde, como veremos, figuran todos los elementos para decir misa en ella. Juan de Rivas hacía declaración de que estas piezas estaban, la mayoría, en el inventario que hizo el conde en la villa de Madrid:

Oratorio.
  • Una imagen de Ntra. Sra., mediana, con su vestido de tela de joyas.
  • Un san Pedro [de] Alcántara mediano.
  • Una imagen de Ntra. Sra. de la Soledad pequeña, con peana dorada.
  • Una lámina en tabla con sus puertas y un Santo Cristo pintado en ella, y en las puertas san Juan y san Jerónimo.
  • Un Niño Jesús con su peana dorada.
  • Una lámina del arcángel san Miguel, con su guarnición de ébano y marfil.
  • Unas gradas del oratorio, sobredoradas, y de negro el campo.
  • Tres láminas pequeñas en hoja de lata con molduras negras, pintura ordinaria, la una de san Joaquín y santa Ana. Otra de san Vicente Ferrer y la otra de santa Teresa.
  • Otra lámina, pintura ordinaria, de san Francisco Javier.
  • Dos láminas de a tercia, ordinarias, en hoja de lata como la otra, la una de santa Rita de Casia y otra de san Nicolás de Bari.
  • Otra con la de Ntro. Sr. con la cruz a cuestas, con su marco colorado, de a tercia.
  • Otras dos láminas de a tercia, en papel, pintura ordinaria, la una de san Carlos de Borromeo y la otra de santo Domingo.
  • Cuatro candelabros pequeños de azófar.
  • Una pintura de dos varas de alto de Ntra. Sra. y san Joseph, maltratada la pintura.
  • Otra pintura de vara y media de alto de un Ecce Homo con moldura ordinaria, de medio cuerpo.
  • Otro cuadro del mismo tamaño, de la Magdalena, algo saltada la pintura.
  • Otra pintura de una vara, sin marco, de la santa Verónica en blanco.
  • Otra pintura de vara y media, sin marco, vieja, de Jesús y señora santa Ana y santa Isabel.
  • Dos retratos de Nuestra Señora y Nuestro Señor, con cerco de flores, de dos varas de largo y su marco.
  • Una pintura de la Encarnación de tres cuartas con su marco negro.
  • Otra pintura ordinaria, en papel, de Nuestra Señora del Rosario, con moldura vieja.
  • Un dosel de damasco carmesí con flecos, el cielo de seda amarilla, usado.
  • Tres frontales del oratorio, el uno de chamelote carmesí, usado, con franjas de plata viejas, y el otro pintado de tafetán blanco y el otro de tela de plata, color de gredellín, todo ello usado.
  • Tres casullas de la misma tela, usadas, con sus franjas de plata vieja.
  • Dos albas, la una nueva, de Holanda, con sus encajes grandes, y la otra usada, asimismo con encajes.
  • Dos amitos.
  • Dos manteles de altar de cambrayón, usados, con sus encajes.
  • Un cajón y una mesa del oratorio de madera de pino.
  • Un misal viejo.
  • Dos bolsas de corporales de raso y la otra de tela de plata menuda, usadas.
  • Un atril de nogal.
  • Dos tablas de las palabras de la consagración.
  • Dos brazos de reliquias dorados.
  • Una cruz de Caravaca pequeña del oratorio, de nogal.
  • Un cáliz con su patena, sobredorado.
  • Dos vinajeras de plata.
  • Tres paños de cáliz, los dos de tafetán, y el otro de gasa morado.
  • Un ostiario de plata.
La imagen de la Virgen del Pilar no aparece en este inventario de 1688, por lo que puede que la adquiriera después. Todas las demás puertas de la ciudad tenían una capilla con una imagen mariana como protección. 



Escudo del conde de Montijo en la cara exterior de la puerta.
Donaciones a la primitiva Virgen del Pilar.
  • 1697. El 12 de junio recibió una del presbítero, maestrescuela y canónigo de la Catedral de Badajoz, Juan Díaz del Solar, madrileño de nacimiento: «Y también es mi voluntad que todos los recados y ornamentos de decir misa que se hallaren míos, se den a la ermita u oratorio de Ntra. Sra. del Pilar, que está en la puerta nueva que llaman del Pilar». Evidentemente las misas se celebrarían en la desaparecida capilla superior; no se iba a hacer en medio de la puerta con el tráfico que debía tener en su momento, ni aún debajo de la bóveda de cañón.
  • 1698. María de Casanova, esposa de Juan Amador, le hacía una donación el 13 de agosto: «Mando a Ntra. Sra. del Pilar, que está en su capilla en una de las puertas de esta ciudad, un guardapiés de chamelote verde, con cinco guarniciones de oro fino, para que le hagan un frontal para su altar». Aquí se demuestra que la capilla era interior, puesto que ese tejido no duraría si se refiere a la pequeña hornacina actual.
  • 1718. El 21 de diciembre recibió una donación del canónigo de la Catedral de Badajoz Fernando López Arango de Espinosa: «Declaro [que] tengo un cofre en las casas de mi morada, y dentro de él, un alba de estopilla de cambray guarnecida con puntas, un hábito de cambray, guarnecido también con puntas y colonias, un cíngulo, una bolsa con su corporales, también de cambray, y todo lo referido mando y es mi voluntad, se le dé a la imagen de Ntra. Sra. del Pilar que está en su capilla, en una de las puertas de esta ciudad, que llaman la puerta del Pilar». Aquí vemos que estas ropas eran para celebrar misas, porque no tienen otro uso.

Traslado de la Virgen a la parroquia de San Andrés en 1761.
Se debió a que el rey Carlos III prohibió que las imágenes que estaban en las puertas de la ciudad permaneciesen en ellas para evitar disturbios de inmunidad eclesiástica. Parece ser que los delincuentes cuando cometían un delito se refugiaban en estas capillas y al parecer con solo tocar sus paredes no se les podía condenar, por lo que quedó prohibido para evitar estos abusos. Es lo que ocurriría una vez traspasadas las columnas de mármol y cadenas de hierro desaparecidas del exterior la catedral (que deberían volver a su lugar). La Virgen del Pilar se trasladó a la primitiva parroquia de San Andrés y después a la nueva, antes iglesia del desamortizado convento de monjas franciscanas recoletas de Ntra. Sra. de la Encarnación o de Madre de Dios de Valverde: 

Día 8 de julio de este presente año de 1761. Se trasladó a esta parroquia de señor San Andrés la venerada imagen de María Santísima Señora Nuestra, con título de Columna, que se adoraba (1) en su insigne capilla sita sobre la puerta de esta ciudad que llaman del Pilar; lo que se ejecutó en virtud de orden de su Majestad y mandato del señor provisor y vicario general de este obispado, como a hora de las ocho de la noche. Y para que así conste, lo firmo en Badajoz, fecho ut supra. Don Antonio Ramallo Peñalosa.


Traslado del retablo barroco de la Virgen a la iglesia de San Andrés en 1771. Desaparición de la capilla superior.
El retablo primitivo que tuvo la Virgen del Pilar en la capilla de la puerta homónima fue trasladado a la primitiva iglesia de San Andrés, ya desaparecida. Lo pudo haber financiado el propio conde de Montijo. Resulta extraño que se hiciera diez años después del traslado de la imagen. Puede que a partir de esta fecha desapareciese la capilla superior y que al reformarse la fachada interior se añadiesen las pinturas murales rojizas que hoy vemos. El trabajo de traslado lo hizo el carpintero Juan Fadrique, de familia de tallistas de Badajoz con origen en Jerez de los Caballeros; se le pagaron ocho reales por ello. Puede ser el mismo retablo que se conserva en la actual parroquia de San Andrés y que contiene a la Virgen del Pilar en una hornacina de su tamaño. Se trata de una buena obra barroca de madera sobredorada, de un solo cuerpo, tres calles, con cuatro columnas salomónicas decoradas con hojas de vid. Este último detalle lo introdujo en la Baja Extremadura el escultor sevillano (¿?) Blas de Escobar a finales del siglo XVII, residente en Zafra, fecha en la que puede datarse. Puede ser obra de él, aunque me inclino más por alguno de sus seguidores, como fueron el arquitecto y escultor Alonso Rodríguez Lucas o el tallista Juan Martínez de Vargas. En las calles lateras figuran dos pinturas al óleo, de momento anónimas, de los apóstoles Santiago (a quien se apareció la Virgen del Pilar en Zaragoza), a la derecha, y san Pedro a la izquierda. El ático contiene una pintura, muy retocada, de la Sagrada Familia rematada por una cruz. Tiene algunos elementos comunes a las obras de Alonso, en especial esas «aletas» laterales con decoración vegetal y roleos que decoran tanto el cuerpo como el ático, además de la base de la cruz que la remata. Son similares a los dos retablos que este artista hizo para el crucero en la Catedral de Badajoz. Son el de san Blas, al lado de la epístola, y el de Ntra. Sra. de la Antigua, en el lado del evangelio, a finales del siglo XVII. También recuerda en las aletas al retablo de la Magdalena del mismo tempo. Este retablo de la Virgen del Pilar está colocado sobre un «sotobanco» de fábrica de ladrillo. Se colocó en el lugar donde estuvo la puerta de la iglesia cegada más antigua, del siglo XVII. 
La altura que debió tener la capilla superior de la puerta del Pilar sería muy parecida a la de Pajaritos, con cúpula semiesférica sujetada con cuatro pechinas. No sería mucho más de la que vemos en el retablo. El acceso a ella estaría, seguramente, donde hoy existen las escaleras de granito, donde se aprecia una especie de habitáculo en la foto de los años 30 que veremos después. Por todo esto, queda más que demostrado que realmente existiera una capilla superior sobre la puerta, cosa que algunos historiadores de la ciudad dudaban. Tuvo un retablo desconocido hasta ahora, que nunca se conservaría a la intemperie. No es lo mismo una capilla que una hornacina. Aparte de motivos que citaré en otro momento, las donaciones inéditas que aparecen en este artículo demuestras que en esta capilla se podía celebrar misa.

Retablo actual de la Virgen del Pilar, hoy en la parroquia de San Andrés. Seguramente se trata del mismo que se trasladó de la puerta en 1771. Autor: ¿Alonso Rodríguez Lucas? Finales del siglo XVII.
Se suprime el fielato de la puerta del Pilar en 1866.
Era un impuesto a ciertas mercancías que se introducían por cada puerta de la ciudad. Quedó suprimido, según orden del gobernador de la provincia Dionisio Alonso, el 7 de julio de 1866. A partir del día 8, todas las especies que se introdujeran en la ciudad y adeudasen derechos de consumos tendrían entrada únicamente por las puertas de Palmas y la Trinidad. Igualmente las especies que se introdujesen a constituir depósitos domésticos y se extrajesen de los mismos; todo ello sin perjuicio de quedar abierta al tránsito público la puerta del Pilar. Las cargas que llegasen con destino al matadero público harían su entrada por la puerta de Palmas. 


Puerta del Pilar en los años 30. No aparece la imagen de la Virgen actual en la hornacina, al menos hasta los años 60. A la izquierda se observa un hueco y no parece haber cubierta a dos aguas.

Cara interior de la puerta del Pilar en 1969 (ya aparece la Virgen en la hornacina). El porche derecho, que no era original, ya no se conserva. La gasolinera fue trasladada a la parte trasera.


Fotografía de 1932 de la cara exterior de la puerta antes de ser destruida la corona real que remataba el escudo de los Austrias durante la II República.

La Asociación de Ntra. Sra. del Pilar de la iglesia de San Andrés. Fue fundada en 1942 y desapareció en 1984. Se unió a la Archicofradía de los Jueves Eucarísticos.
Era una asociación formada casi únicamente por mujeres, establecida canónicamente en la actual parroquia de San Andrés el 19 de enero de 1942. Su primera junta directiva estaba formada por su director espiritual (único cargo masculino), el famoso don Leopoldo Pastor Sito; su presidenta, Joaquina Álvarez de Jiménez; vicepresidenta, Julia Lozano; tesorera, Amalia García; vicetesorera, Beatriz Lozano de Trujillo; secretaria, María Lera Alora y la vicesecretaria, Piedad Ger Castro (hija del famoso director de caminos vecinales Florencio Ger López). Tenía cinco coros formado por doce señoras y entre sus socias se encontraba la condesa de la Oliva. Anualmente se le realizaba una novena del cuatro al doce de octubre. También se le pagaba anualmente cierta cantidad al famoso carpintero José Caldito Ruiz, capataz entonces del paso del Descendimiento, por montar el altar y el dosel donde se colocaba a la imagen para la novena. En 1964 aparece unida a la Archicofradía de los Jueves Eucarísticos hasta su desaparición en 1984.
La desconocida Hermandad del Cuerpo de Correos o de Ntra. Sra. del Pilar de la parroquia de Santa María la Real (San Agustín).
Se desconoce la fecha de fundación, pero debe ser sobre el año 1950. Esta hermandad daba culto a una imagen todavía existente en la capilla de la Virgen del Tránsito. Esta imagen aparece en una fotografía del periódico Hoy del 17 de mayo de 1950, que citaba lo siguiente: «Con destino a la Hermandad del Cuerpo de Correos, que la tiene por patrona, ha llegado una imagen de Ntra. Sra. del Pilar, que será colocada en la iglesia de Santa María la Real». La hermandad estaba formada por el personal de Correos de Badajoz. El mismo periódico del 13 de octubre de 1953, publicaba una fotografía de los miembros del cuerpo de administración de ella, que habían celebrado varios actos en su honor, entre ellos, una comida de hermandad en el desaparecido hotel Madrid de la plaza de la Soledad.

Ntra. Sra. del Pilar de la parroquia de Santa María la Rea (San Agustín).
El polémico proyecto de desmonte de la puerta y traslado en 1961. Se propuso dejarla aislada, a modo de puerta del Sol de Madrid.
Como comentaba la prensa de la época, era un problema urbanístico. También lo fue el lamentable derribo en 1963 de la puerta Nueva o de Carros, situada entre Pajaritos y puerta de Palmas. La puerta del Pilar no fue derribada, debido a su valor histórico. Sin embargo, se propuso una solución salomónica: ser desmontada y trasladada a la parte central de la avenida del Pilar, hoy Ronda del Pilar. Solo serían unos metros pero, afortunadamente, no prosperó. En mi opinión, sería absurdo y quedaría descontextualizada. Se descartó porque no se garantizaría su integridad al ser desmontada de sus cimientos originales. Se propuso la decisión más inteligente, y económica, que era dejarla en su lugar. Afortunadamente, tampoco prosperó la idea de dejarla aislada, al modo puerta del Sol de Madrid. Para ello se derribaría parte del lienzo que la unía desde finales del siglo XVII al baluarte de San Roque. Este espacio quedaría ajardinado para el paso de personas. La calle lateral junto al edificio de la Seguridad Social se dejaría para el tráfico rodado en dos sentidos. El lienzo sería similar y con la misma pendiente al que se dejó junto al actual estanque. El autor de los dibujos de 1961 fue el arquitecto madrileño Rodolfo García-Pablos González-Quijano (1913-2001), cuya obra sería dirigida por la Dirección General de Urbanismo.



Dibujos del arquitecto Rodolfo García-Pablos en 1961.
Por lo que he podido averiguar, se intentó de nuevo desviar la puerta. Fue en mayo de 1971. La Dirección General de Bellas Artes se dirigió al alcalde de Badajoz, solicitando se le enviasen planos y documentación fotográfica de la zona afectada. No existe en el expediente documentación alguna posterior a esta fecha, por lo que supongo sería rechazada la idea.

La muerte del pequeño Lorenzo, vecino de la Picuriña, al hundirse la cubierta de la puerta el 7 de abril de 1964.
Él, junto con otros niños no habían ido al colegio esa tarde lluviosa (entonces se iba también por las tardes al no haber jornada continua) y el suceso ocurrió sobre las cinco, donde resultaron heridos otros tres niños más. Cientos de personas se acercaron hasta el lugar al escuchar las voces de auxilio de los pequeños. Al poco tiempo llegaron al lugar la Guardia Municipal, Policía Armada (hoy Policía Nacional), bomberos, y trabajadores de una obra cercana, que hicieron un gran trabajo en el desescombro. También se personaron el arquitecto municipal, el señor Escudero, varios concejales y el sacerdote Rodríguez Nogales. Al parecer, los niños entraron por un hueco sujetado por unas rasillas, (imagino que a modo de tabiques palomeros) donde solían jugar. Ya dentro, al quitarse esta sustentación, el techo se desplomó con los cinco niños dentro. La cubierta aprisionó a cuatro de ellos, en especial, al niño fallecido, que debió morir en el acto. El único niño que salió ileso fue precisamente un hermano del fallecido. Tras el suceso se personó el juez García Murga, por parte del Juzgado de Instrucción de Guardia nº 1. Este ordenó trasladar el cuerpo al depósito de cadáveres. El niño fallecido se llamaba Lorenzo C. A., de tan solo trece años de edad. De los tres heridos, el que se encontraba en peor estado fue trasladado el hospital Provincial de la plaza de Minayo, con pronóstico menos grave. Se llamaba Juan G. M., de 10 años, que vivía en la misma zona que el fallecido. Los otros dos heridos fueron trasladados a la Casa de Socorro. Se llamaban Martín R. R., de 9 años, vecino también de la misma zona, y Juan Antonio O. S., de 11 años que, con algunas fuertes contusiones, tenía pronóstico leve. Martín pertenecía al colegio de la calle Abril. El pequeño Juan Antonio, muy emocionado, cuenta lo que ocurrió. Citaba que la idean de entrar allí fue de Juan G. M. que tenía una cartera allí escondida y después de cogerla se irían a dar una vuelta. Al empezar a llover decidieron quedarse dentro, donde estuvieron una par de horas y no fueron a la escuela. Lorenzo jugaba con unas estampas de unidades de gramática con Juan G. M. Mientras tanto, el hermano pequeño de Lorenzo, José C. A. estaba dando palos al techo, donde había unos hierros, uno bastante grande. Al golpear unas pilastras se les cayó el techo encima. La mayoría de los muchachos quedaron atrapados. Empezaron a gritar pidiendo auxilio sin poderse mover. A Lorenzo no se le veía por la cantidad de escombros. Pronto se dieron cuenta de que Lorenzo no respondía a la llamada de su hermano y de Juan G. M. El hermano de Lorenzo fue el único que fue capaz de escapar de los escombros y pedir ayuda. El primero en entrar fue un chico llamado Eusebio, de unos 16 años; luego un chico que era cojo y no sabía cómo se llamaba; después un chico al que le llamaban Pichi; y Jacinto S. F. Los niños habían entrado por una pared que daba a la cubierta, seguramente el hastial que se eleva sobre la cubierta más baja que da a la fachada exterior. Parece ser que el derrumbe fue debido a la pérdida progresiva de las rasillas que sustentaban la cubierta, agravado quizá por las lluvias. Esta cubierta no aparece en la foto de los años 30 (flecha roja de las fotos siguientes), pues se aprecia un hueco cuadrado (óvalos rojos de las fotos siguientes) a la izquierda de la hornacina. Este hueco está cegado en la foto de finales de los 60 (segunda foto) y la cubierta con muy poca pendiente. 




Foto de la puerta en 1961 con la cubierta que se hundió en 1964. Foto: periódico Hoy.
 


Desde antes de las seis y media de la tarde la calle Zurbarán aparecía llena de familiares y conocidos del niño, en su mayoría del barrio de la Picuriña en el que vivía. Desde el depósito judicial el cadáver fue trasladado a la iglesia de San Andrés, donde se realizó el funeral. Ante el féretro figuraban los niños de las secciones superiores del colegio Nuestra Señora de Bótoa, que portaban dos hermosas coronas de flores realizadas por las niñas de este colegio. En la presidencia oficial figuraban el subjefe provincial del Movimiento, señor Del Solar, en representación del Gobierno Civil; el concejal Gómez Lancho, en representación del alcalde; el inspector jefe de Primera Enseñanza, el señor Zoido Díaz; el director del colegio Ntra. Sra. de Bótoa, el señor Rodríguez Repiso, acompañado de algunos profesores de él. Después de la presidencia, figuraba la familia del niño, con su padre al frente, acompañado de sus compañeros de trabajo de la Metalúrgica, donde el padre trabajaba desde hacía unos 25 años. De esta empresa figuraban Demetrio y Rodolfo López Lancho. El paso del cortejo fúnebre fue muy emotivo y con presencia de muchas personas. En el hospital Provincial estaban ingresados los otros dos niños, que iban mejorando de sus heridas. Tras este desgraciado accidente, la cubierta sería reconstruida, creo que en ese mismo año de 1964. Esta cubierta estaba formada, al igual que hoy, en dos alturas, siendo más alta la que corresponde a la fachada interior, sobre la que debió estar la capilla. Como se aprecia en la foto de 1961, estaba formada por tejas a dos aguas, con un pequeño vuelo de cornisa, eliminado de forma absurda posteriormente, como en la que se hizo en los 90 del pasado siglo y que ha provocado manchas de humedad en las dos fachadas laterales. Se ha corregido en la restauración de finales de 2018 añadiendo un canalón de cobre. 


Cara exterior de la puerta del Pilar en 1968. El tráfico rodado se eliminó tras la reforma de 1990.
Restauraciones de la puerta en los siglos XX y XXI. Se descubren las pinturas murales de la cara interior en 1992. Se elimina el tráfico rodado en 1990.
Sobre el año 1983, siendo alcalde Luis Movilla Montero, se colocaron en la zona exterior de la puerta, en el lienzo que la une al baluarte, unos curiosos cañones. Por ello, con el tiempo, se comenzó a llamar a la zona «Los Cañones», que fueron retirados, creo que en los años 90. Todavía se conoce a la zona con ese nombre. La Virgen que preside la hornacina mide unos 38 centímetros de altura sin contar la columna y es de madera policromada. Se pensaba que era de piedra y fue restaurada en 1988 por el escultor y capitán del Ejército Luis Carmona Pastor. Estaba muy dañada por los efectos de estar a la intemperie, presentaba grietas y zonas podridas por la humedad. Solo quedaba de la policromía pequeñas zonas azules y rojas en el manto que había respetado. Esta restauración fue todo un desafío para él, pues estaba prácticamente deshecha, no tenía manos y la cara, que había sido tallada aparte, se había desprendido. Tras varios meses de restauración se le devolvió su aspecto primitivo en la medida de lo posible. Se desconoce la fecha en la que fue tallada, aunque pudo ser tras pasar la primitiva a la parroquia de San Andrés. Carmona creía que podía tener unos trescientos años, pues la confundía con la primitiva de piedra policromada. Hay fotografías de los años 40 del siglo XX en la que no estaba colocada todavía, pero en 1968 ya aparece. La imagen ya restaurada se instaló protegida con un nuevo cristal antibala, sustituido poco después de 2010, por estar fracturado. Esta restauración formaba parte de las obras a las que estaba siendo sometida la puerta del Pilar por la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Extremadura. 


Los desaparecidos cañones de la plaza del Pilar en 1983. Se aprecia la parte superior de la muralla deshecha antes de su restauración. Foto: periódico Hoy.

En 1992, durante esta restauración, aparecieron unas interesantes pinturas murales en tonos rojizos y blancos. Estas pinturas, que no esgrafiados como algunos citan, están formadas por volutas vegetales en rojo y blanco y en las esquinas, dando la vuelta al muro, por un ajedrezado en esos dos tonos. Su restauradora, María Dolores Vázquez, licenciada en Bellas Artes, afirmaba que no eran de gran valor, pero que debían rescatarse por el ser (casi) único motivo decorativo de la fachada interior. La exterior es mucho más rica como ocurre con la puerta de la Trinidad. Se desconoce el autor o autores de las pinturas murales. María Dolores las fechó a finales del siglo XVIII o principios del XIX. Se le aplicó el llamado «rigatino» (rayado, en italiano). Consiste en reintegrar las lagunas perdidas aplicando finas líneas del mismo color, verticales y paralelas, que se yuxtaponen para ajustarse al original. Solo se aprecia de cerca. Podría ser obra de alguno de los famosos pintores Mures. Se sabe que el pintor Clemente Mures pintó la parte baja del patio del real monasterio de Santa Anta, desgraciadamente en muy mal estado de conservación. Por las fechas que ella cita, también podría ser obra de alguno de los Estrada, que realizaron numerosas obras en la ciudad a finales del XVIII. En septiembre de 1992 estaban a punto de concluirse las obras a falta de las esferas de mármol de la cara exterior, que han sido dañadas en numerosas ocasiones por actos vandálicos, en octubre de 1990 cayeron dos, y la última en 2015, la derecha de la cara exterior. Una vez desaparecida la capilla superior, debió construirse el frontón triangular (al menos más bajo del que tuvo) y se haría la pequeña hornacina que hoy vemos, aunque estas obras no están documentadas. Como he citado en las donaciones que tuvo la capilla en el siglo XVII y XVIII debió ser una pequeña capilla similar a la superior de la puerta de Pajaritos. La única referencia sobre cómo podría ser, nos la da un proyecto de reforma que nunca llegó a ejecutarse. Fue realizado por Juan de Subreville y Jerónimo Amicy en 1736. Juan de Subreville era ingeniero en jefe de las reales obras de la plaza.
Proyecto de reforma de Juan de Subreville y Jerónimo Amicy de 1736. En rojo, la puerta actual, sin la capilla superior.

En este proyecto se pretendía ampliar la puerta hacia adentro de la ciudad. También se reformaría el interior formado por una bóveda de cañón, que ahora tendría dos cuerpos y se harían una especie de hornacinas en los muros laterales, como tienen algunas de Elvas (Portugal). Durante esta restauración de los 90 se le añadieron elementos que no eran originales, que causaron cierta polémica. Uno de ellos fue añadirle al interior un zócalo de mármol que se decía que parecía «un cuarto de baño». Como aconsejé a la Asociación Cívica de Badajoz, se ha eliminado en las obras que se estaban realizando desde finales del pasado 2018, porque además provocaba que la humedad subiese hasta la parte superior de los muros. Acertadamente, se eliminó el tráfico rodado por la puerta, que estaba permitido desde su construcción. Fue en septiembre de 1990 y era bastante peligroso el paso de personas y vehículos, sobre todo por el de camiones y autobuses urbanos, como lo hacía hasta entonces la línea 4. Esto provocaba daños como se aprecia en los arcos de entrada y salida. Las obras de remodelación del entorno de la puerta que empezaron en 1990 fueron financiadas con fondos del Programa Transfronterizo, con 300 millones de pesetas de entonces (1.803.036 euros). Ya se había recuperado en lienzo que llegaba hasta el baluarte de San Roque (que había recuperado sus garitas), que estaba casi deshecho por el paso del tiempo. Este presupuesto era para el trienio 89-91.
Otro de los elementos que se añadieron fue un falso puente levadizo, que imitaba el que debió tener y que se levantaba mediante unas cadenas y dos troncos que estaban colocados en dos orificios verticales entre los escudos de la cara exterior, que se abrieron y estaban cegados. También se realizó el estanque que hoy conocemos. El puente, realizado en acero y recubierto con madera y barandillas con cables también de acero, tuvo que ser modificado en abril de 2011 por problemas con la Ley de Accesibilidad. El Ayuntamiento de Badajoz realizó la nueva estructura que costó 7.983 euros, reduciendo la pendiente de la rampa del 24% al 8%. También desaparecieron los grafitis y desconchones de la fachada del monumento. El interior también fue limpiado y arreglado. El monumento fue cerrado al tránsito en abril, después de que una mujer cayera al tropezar en la rampa de chapa que daba al exterior. Para garantizar la seguridad de los ciudadanos y evitar que ocurriera otro incidente de este tipo, de forma preventiva el ayuntamiento optó por vallar la zona hasta que se diese una solución. La puerta estuvo cerrada más de dos meses y se empezó a trabajar en su reparación en julio de 2011. Se eliminó esta rampa y se colocó una plataforma de madera similar al resto del puente levadizo, alargándolo seis metros, que tiene ahora más de doce metros de largo. La Concejalía de Medio Ambiente reparó los tablones del puente en 2015. En el año 2003 se hicieron algunas obras de limpieza de pintadas de la puerta. Los grafitis de la fachada y los desconchones en el interior desaparecieron tras el lavado de cara. Esta actuación formaba parte de un proyecto conjunto que el ayuntamiento presentó al famoso «Plan E» del Gobierno central. El periódico La Crónica de Badajoz del 16 de marzo de 2009 citaba que la celebración en Badajoz de la importante Gala de los Premios de la Música sirvió para adecentar el baluarte de San Roque. La Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Badajoz pintó la puerta del Pilar, que estaba lleva de grafitis, retiró matojos y bastantes basura del entorno del Palacio de Congresos, donde se celebró la gala. La limpieza fue propuesta por la Asociación Cívica Ciudad de Badajoz, dado que esa zona de la ciudad sería parte de un plató externo ante la presencia de las cámaras de televisión y de numerosos visitantes. La asociación no entendía cómo se podía vender la ciudad en ferias como Fitur y no realzar su imagen cuando llegaba este tipo de eventos.
Creo que el puente levadizo que se instaló en los 90 debería bajarse aún más, haciéndolo coincidir su entrega en el muro que cierra el estanque. De esta manera se eliminaría el segundo cuerpo del puente y el gran impacto visual que produce siendo un BIC. También aconsejé que se mantuviera el muro de mampostería que da hacia el edificio de la Seguridad Social en su estado primitivo, sin lucir, como se ha realizado. Fue lucido con mortero en la restauración de los 90, pero se aprecia en fotos antiguas que no lo estaba. Allí tuvo hasta los años 60 un soportal con arcos de medio punto, donde estuvo una gasolinera que fue trasladada a la parte trasera, en la plaza del Pilar. Debido a que también se modificaron las cornisas voladas que tenía, tanto este muro, como el que da hacía las escaleras de subida a la muralla, estaban muy sucios por el agua de lluvia. También fue rehecha la mitad de la cubierta, elevándola con tabiques palomeros y creo que no se debió emplear ladrillo hueco moderno, sino ladrillo macizo. Otro de los elementos que se añadieron, y que por fotografías antiguas se observa que no eran originales, fue la continuación de la cornisa de ladrillo curvo. Esta cornisa se interrumpía en la puerta y estaban realizadas en mortero de cal. Desconozco el motivo por el que se añadió el ladrillo. Todos estos trabajos de restauración, reforma de la plaza, de la puerta del Pilar, baluartes de S. Roque y S. José fueron inaugurados por el entonces ministro de Administraciones Públicas Juan Manuel Eguiagaray el 17 de mayo de 1993. Tuvieron un coste de 200 millones de pesetas, de los que 127 fueron aportados por la Diputación de Badajoz. En ella se sembraron los tres cipreses del lateral que no debieron ser colocados porque afectan a la cimentación de la puerta y la ocultan. ¡Qué manía hay en esta ciudad por tapar monumentos! No se incluyeron los tres remates con forma esférica de la fachada exterior. Según el PGOU, la puerta está catalogada como arquitectura singular con carácter monumental y es Bien de Interés Cultural (inscrito específico al CGPHEx). Los tres remates fueron colocados de nuevo en 14 de febrero de 2016.




Imagen actual de la hornacina de la puerta. No es la Virgen Pilar (le falta el Niño Jesús), sino una Inmaculada.

Última restauración de la puerta entre 2018 y 2019.
El Ayuntamiento de Badajoz encargó nuevas obras de restauración de la puerta a finales de 2018, debido a los daños que producen en los lienzos la humedad. Al ser picadas la mayor parte de estos lienzos, aparecieron nuevos restos de las pinturas murales que se descubrieron en 1992. Se encuentra en la parte derecha de la cara interior. Se han reintegrado en ella dejando unos «testigos». Creo que sería conveniente recrecer en su totalidad el pequeño lienzo de muralla que queda desde la puerta hacía la calle lateral de la Seguridad Social. También eliminar los tres cipreses que pueden estar dañando la cimentación de la puerta, así como los cuadros eléctricos que están adosados a ella, y que parece que serán retirados. También, en mi opinión, debería de cerrarse el acceso y subida a la muralla, colocando una reja desde la puerta hasta el Palacio de Congresos. Ya se han producido muchos actos vandálicos que han dañado la puerta, como numerosas pintadas, e incluso falleció hace unos años una persona al caer de la muralla. Esta zona se ha convertido en urinarios y estercoleros. Si los ciudadanos no sabemos conservar nuestro patrimonio hay que hacer sacrificios, aunque no nos guste. Sería interesante recuperar la corona real que presidía el escudo de los Austrias de la fachada exterior, mutilado en la II República, al igual que el de la puerta de la Trinidad o el hospital Provincial. Se conservan fotografías y se podría hacer una réplica a algún marmolista de Portugal, de donde seguramente llegó la piedra que se utilizó en su construcción a finales del siglo XVII.

Como se puede apreciar en las fotos inferiores, la simetría de los elementos decorativos de la fachada interior brillan por su ausencia. Ni siquiera el frontón es simétrico respecto al arco de granito. Quizá se hiciese tras el derribo de la capilla superior al ser rebajado. Tampoco las losas de piedra colocadas en 1692. La izquierda está algo caída hacia la derecha y más separada del arco que la otra. Esto demuestra la intervención de maestros poco cualificados. En la reforma de los 90 se hizo la rampa de calzada portuguesa para hacerla coincidir con el puente levadizo de atrezo. En la foto de 1969 se ve el nivel del suelo original, que se debería haber recuperado. La solución hubiera sido hacer la plaza del Pilar con una cota más baja, al menos en la entrega del puente levadizo. No se ha intervenido en la hornacina, rematada en forma de venera. Padece humedades crónicas que afectarán a la talla de la Virgen con el paso del tiempo. Aun así se ha conservado bastante bien porque únicamente recibe sol lateral a última hora de la tarde y de forma indirecta. Debería sustituirse el cristal por uno con filtro ultravioleta (cristal de museo) con puerta de acero inoxidable.
En los 90 se retiraron dos piezas de granito con unos elementos metálicos, que desconozco la función tenían, y estaban colocados a cada lado del arco interior. Sería conveniente proceder a una limpieza de las piezas de mármol de la fachada exterior. Debido al gran deterioro que presentaban los tablones del puente levadizo, estos fueron renovados por completo por el Ayuntamiento de Badajoz entre septiembre y octubre de 2020. También ha sido reparada la barandilla y cables de acero, además de eliminar el eterno ailantus que crece en la fachada exterior. Los cuadros eléctricos han sido suprimidos del muro de mampostería y trasladados junto a la acera. Ahora es cuando deberían trasplantar los tres cipreses.


FOTOS DE LA PUERTA. ESTADO INICIAL




FOTOS DE LA PUERTA DURANTE LAS OBRAS








En la foto inferior, parte de los restos de pinturas murales que aparecieron en 2018 al ser picada la fachada y que no se han recuperado, quedando ocultos tras el nuevo enfoscado.


FOTOS DE LA PUERTA. ESTADO FINAL EN 2019

Notas: 
(1) Es un error, solo a Dios se le debe adorar por los católicos. A la Virgen María se la debe venerar, como a los santos.

Fuentes: 
Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz, Archivo Histórico Provincial de Badajoz, periódico Hoy.