viernes, 14 de julio de 2017

3. Tres obras inéditas del pintor y escultor polaco Antonio Luschinsky (1767-1833) en Badajoz. Nuevas atribuciones.

3.

Tres obras inéditas del pintor y escultor polaco Antonio Luschinsky (1767-1833) en Badajoz. Nuevas atribuciones.

© Pedro Castellanos
14 de julio de 2017 
(Actualizado 22 de marzo de 2020)

Biografía
Se inicia la estirpe de estos pintores y militares vecinos de Badajoz con Antonio Luschinscky (1) o Luschinsqui, cuyo apellido hispanizó más tarde por Lucenqui. Era hijo de los polacos Matías Luschinscky y Bárbara Semmitigen. Nació en una ciudad polaca entonces (desde 1991, tras el colapso de la Unión Soviética, forma parte de la actual república de Ucrania) llamada Kołomyja (Colomia en español), donde fue bautizado el 1 de septiembre de 1767 con el nombre de Antonio, por su padrino, que fue su primo Antonio Luschinsky. Kołomyja, que hoy tiene poco más de 60.000 habitantes, perteneció a una antigua región polaca llamada Galitzia o Galicia de los Cárpatos, que más tarde fue dividida entre Polonia y Ucrania (2). Antonio sirvió en el Ejército durante seis años en el tercer batallón del Regimiento de las Reales Guardias Walonas, y tras este periodo se asienta en Badajoz, donde compartía oficio desde hacía unos 15 años con su paisano Josef Folnay, subteniente y capitán de llaves con agregación a la plaza de Badajoz, de unos 51 años de edad. También con Félix Hofmaier, que conocía a Antonio de vista y trato de ocho para nueve años. Seis cuando sirvió al rey en las Reales Guardias Walonas y de dos a tres años de que llegase a Badajoz.

Se da fe del real servicio de Antonio en Madrid el 19 de diciembre de 1802, firmada por Josef Bureau, teniente general de los reales ejércitos de su majestad, teniente coronel y director del Real Cuerpo de Guardias de Infantería Walona, por ausencia del coronel y príncipe de Castelfranco. Desde Kołomyja partió hacia España en 1795 y era vecino de Badajoz desde 1801 aproximadamente. Contrae matrimonio en Badajoz en abril-mayo de 1803, probablemente en la parroquia castrense de Santa María la Real (San Agustín) con Juana Francisca del Carmen Martínez Rodríguez (a veces se la cita como Juana Martínez de Castro), vecina de Badajoz desde muy corta edad, donde la había criado su primo-hermano, el escribano de Badajoz José López Martínez. Era hija de Juan Martínez y de Manuela Rodríguez (citada después como Manuela de Castro). Juana había nacido en la localidad pacense de Zafra el 29 de agosto de 1773. Fue bautizada en la parroquia de la Candelaria el 9 de septiembre siguiente, siendo el padrino su abuelo Francisco Rodríguez.


 Los cuatro Padres de la Iglesia latina: san Ambrosio, san Jerónimo, san Agustín y san Gregorio el Grande. Retablo mayor de la parroquia de Santa María la Real (San Agustín) de Badajoz. 1818.

Firma de Antonio Lusenqui al pie de la pintura de san Jerónimo.


Juana Martínez fallece en la calle Bodegas de los Padres (actual Soto Mancera) de Badajoz el 3 de enero de 1843 a los 69 años de edad de una diarrea crónica, siendo ya viuda y no testó por ser pobre. Fue enterrada en el «Campo Santo», hoy cementerio de San Juan Bautista. Antonio Lucenqui fallece en Badajoz el 16 de septiembre de 1833 a los 66 años de edad (no a los 73 como figura en su partida de defunción) en la calle de la Moraleja nº 11, hoy calle Ramón Albarrán. Solo pudo recibir el sacramento de la Penitencia (confesión), por la prontitud de la enfermedad que le causó la muerte. No testó por ser pobre al igual que su mujer, algo que llama la atención después de haber sido militar, pintor y escultor. Se cita que su cadáver fue sepultado en el cementerio. Supongo que era el de la Luneta, pues el cementerio de San Juan Bautista o cementerio Viejo del cerro del Viento se inauguró en 1839, donde sí se enterró su esposa. Antonio Lucenqui y Juana Martínez tuvieron seis hijos:


1. José Antonio María Francisco de Sales Luschinsky Martínez. Nació en Badajoz el 25 de enero de 1804 y se bautizó el 31 del mismo mes en la parroquia del Sagrario de la catedral.

2. María Teresa Luisa Soledad Lucenqui Martínez. Nació en Badajoz el 19 de agosto de 1805 y se bautizó en la parroquia del Sagrario de la catedral dos días después.
3. Rafael Luschinsqui o Lucenqui Martínez. De él ya hablé anteriormente.
4. Juan María Baldomero Lucenqui Martínez. Nació en Badajoz el 27 de febrero de 1809 y se bautizó en la parroquia del Sagrario de la catedral un día después. Contrajo matrimonio en la parroquia de San Andrés de Badajoz el primero de diciembre de 1835 con la badajocense María Damiana Díaz Fuentes (María Damiana Díaz Mendoza), hija de Juan Díaz y de Antonia Mendoza. En segundas y últimas nupcias contrajo matrimonio en la misma parroquia el 3 de agosto de 1846 con la badajocense Catalina Garrote Barrantes, de 25 años de edad. Era hija de Roque Garrote, natural de Valdunquillo (Valladolid) y de la badajocense Josefa Barrantes López. Catalina Garrote Barrantes falleció en Badajoz a los 78 años el 5 de marzo de 1898 en la calle Calatrava nº 1, hoy calle López Prudencio. De este segundo matrimonio de Juan con Catalina tuvieron tres hijos:
4.1. Juan Lucenqui Garrote. Maestro de escuela, con domicilio en la entonces calle Calatrava nº 1, bajo, (hoy calle López Prudencio) donde falleció soltero y sin testar a los 72 años el 30 de octubre de 1922.
4.2. Walda Lucenqui Garrote. Nació en Badajoz el 16 de mayo de 1847. Fue una famosa escritora y profesora de la Escuela Práctica Graduada, aneja a la Escuela Normal de Maestras de Badajoz. Falleció viuda en su domicilio de la calle Sepúlveda nº 7 a los 76 años el 22 de junio de 1923. Estuvo casada con Miguel Pimentel Donaire, profesor de la Escuela Normal del Hospicio de Badajoz, que falleció en Badajoz a los 70 años el 25 de junio de 1915. Tuvieron cinco hijos: Miguel Pimentel Lucenqui, natural de Badajoz y domiciliado en la calle Sepúlveda nº 7. Se casó en la parroquia de San Andrés de Badajoz a los 37 años el 20 de agosto de 1923 con María de la Soledad Hernández Montagut, de 50 años de edad, natural de Huelva (profesora de música de la Escuela Normal de Maestras de Badajoz), hija de los difuntos onubenses Jerónimo Hernández Reyes y María de los Dolores Montagut Martín; Vicente Pimentel Lucenqui; Walda Pimentel Lucenqui, fallecida en Madrid en noviembre de 1888 a los 7 años de edad; Adelia Pimentel Lucenqui y Waldo Pimentel Lucenqui (alias Waldino).
4.3. Valeriano Lucenqui Garrote. Nació en Badajoz el 14 de abril de 1857, fue teniente coronel del Regimiento de Infantería de Gravelinas, ya retirado en 1919. Fue también concejal del Ayuntamiento de Badajoz junto al alcalde Antonio del Solar. Al parecer, suya fue la idea de ampliación de los accesos laterales de puerta de Palmas de la entonces plaza de Alfonso XII, hoy Reyes Católicos, que eliminaron las verjas que hoy se encuentran en el parque de Castelar debido al aumento del tráfico rodado en 1931. Se casó en Badajoz a los 33 años el día 1 enero de 1891 en la iglesia de Santo Domingo con Laura Pasalodos Moreno, nacida en Vélez-Málaga (Málaga) el 21 de marzo de 1871. Ella era hija de Pedro Pasalodos Fernández-Montoya y de Carmen Moreno Lucenilla. Laura falleció en su domicilio de Badajoz el 8 de mayo de 1947. Valeriano falleció en Badajoz a los 82 años el 30 de enero de 1940 en su domicilio de la calle Menacho nº 24, principal. Valeriano y Laura tuvieron cuatro hijos:
4.3.1. Carmen Lucenqui Pasalodos. Nació en Badajoz el 29 de septiembre de 1891 en su domicilio de la calle Menacho nº 14. Falleció en Badajoz el 27 de enero de 1974 en su domicilio a los 82 años.
4.3.2. Laura Lucenqui Pasalodos. Nació en Badajoz el 2 de diciembre de 1892 en su domicilio de la calle Menacho nº 14. Falleció en Badajoz el 1 de noviembre de 1974 a los 81 años. El profesor Pedro Montero me indica que Laura fue profesora de caligrafía en la Escuela de Magisterio de la avenida de Colón cuando se  inauguró en 1959.
4.3.3. Valeriano Lucenqui Pasalodos. Nació en Badajoz el 17 de noviembre de 1897. Tuvo su último domicilio en la calle Vasco Núñez nº 6. Falleció en Badajoz el 17 de febrero de 1976 a los 78 años. Fue militar como su abuelo, llegando a ser capitán de infantería del Regimiento nº 16. En 1922 se le concedió la cruz de primera clase al mérito militar con distintivo rojo por los servicios prestados y méritos contraídos en las operaciones en que intervino desde el 4 de febrero hasta finales de octubre de 1920. En 1930 era profesor de la Fundación Extremeña de Enseñanza de Badajoz, que estuvo en la entonces calle Tomás Romero de Castilla nº 10, hoy calle San Blas.
4.3.4. Consuelo Lucenqui Pasalodos. Nació en Badajoz y falleció a los 15 meses en la plaza de la Soledad nº 4.
5. Manuel María Leocadio Luscinqui (sic) Martínez. Nació en Badajoz el 9 de diciembre de 1812 y se bautizó al día siguiente en la parroquia del Sagrario de la catedral.
6. Fernando Andrés Lucenqui Martínez. Nació en Badajoz el 31 de mayo de 1814 y se bautizó el primero de junio siguiente en la parroquia del Sagrario de la catedral. Falleció en Badajoz en 1830.

Firma de Antonio Lucenqui.

Desconozco la formación artística de Antonio Lucenqui, quien pintaba tanto en lienzo como en fresco. Aunque se deduce, por su discreta calidad, que no debió ser con un maestro reconocido, al igual que en la escultura. Ya se aprecia en el boceto de Santiago apóstol que veremos ahora que no era muy bueno tampoco en el dibujo. Es probable que fuera un pintor autodidacta que iba aprendiendo a medida que viajaba como militar por varios países de Europa. Precisamente en Badajoz tenía al alcance de la mano los modelos de Luis de Morales, Antonio Palomino, Antonio Monreal, Pedro Atanasio Bocanegra, Juan de Arellano, la familia de los Mures, los Estrada, etc. En mi humilde opinión, trataba de imitar al pintor sevillano afincado en Badajoz Alonso de Mures que, a su vez, imitó a Murillo. A pesar de ello, y quizá por falta de buenos profesionales, se solicita la colaboración de Antonio Lucenqui como tasador de obras pictóricas, como he documentado ya en sus últimos años de vida. Tasó por 1.048 reales unos cuadros en la partición de bienes del difunto labrador, granjero y poderoso comerciante catalán afincado en Badajoz Miguel Carbonell. En ellos figuraban: la Virgen de la Concepción, la Divina Pastora, el beato catalán de la orden trinitaria Miguel de los Santos, la vida de Alfonso III (puede que se trate del valenciano Alfonso III, rey de Aragón, de Valencia y conde de Barcelona), el Cristo de los Afligidos, san Isidro Labrador, santo Domingo y Ntra. Sra. de Carrión (supongo que era la patrona de Alburquerque, Badajoz). 

Su primera obra documentada en Badajoz la realiza para el cabildo catedralicio. Fue un cuadro de san Juan Bautista, hoy en el claustro, al año de casarse. La firmaba en grandes letras, quizá para publicitarse, como: Antonio Luschinsqui Pintor en Badajoz año 1804, por el que se le pagaron 1.500 reales. Estas obras demuestran la decadencia de la pintura en la capital pacense en este siglo.

Nuevas obras documentadas:


1. Nueva imagen del apóstol Santiago para la Hermandad del Santo Entierro entre 1815 y 1816.

Sustituía a otra anterior, del siglo XVIII, ya desaparecida. El contrato se firma el 9 de agosto de 1815: «Obligación con Antonio Lusenqui para la construcción del santo apóstol. Fray Juan Rastrollo, don José López Martínez y don José Antonio Rodríguez, mayordomo y regidores de la Hermandad del Apóstol Santiago y Nuestra Señora de las Lágrimas de esta ciudad, [confiesan] haber tratado y ajustado con el maestro de escultor y pintor Antonio Lucenqui, de la misma vecindad, una efigie del mismo santo apóstol montado a caballo, según el diseño que ha presentado debiendo tener de alto siete cuartas, [casi 1.50 metros] obligándose a darlo concluido del todo para el primer día de mayo del año próximo venidero de 1816 en la cantidad de cuatro mil reales de vellón, pagados en tres plazos iguales: el primero, al firmarse esta obligación para la compra de maderas y demás necesario para dar principio a la obra; el segundo, después que se halle concluido el santo en madera; y el tercero y último, después de hallarse concluido del todo. En Badajoz, a día 9 de agosto de 1815».

El 5 de septiembre, los miembros de la comisión creada al efecto, firmaban una serie de condiciones «para el ajuste de la fábrica de una imagen del señor Santiago, patrono de ella, desde luego se han verificado con los términos siguientes con don Antonio Lusenqui, maestro de escultor, y de esta vecindad:

• En la primera condición se obliga dicho Lusenqui a construir un santo y caballo de bulto [de talla] y cuerpos enteros, sin tener ninguna pieza de cajón [hueca], y de siete cuartas de alto.
• En la segunda, que luego que el santo y caballo estén concluidos en madera blanca [sin policromar], ha de ser reconocida esta obra por la hermandad, que estando conforme, ha de concluirla.
•Y en la tercera, que el valor de la obra eran cuatro mil reales, en que fue ajustada por los comisionados, siendo la paga en tres plazos: el primero ahora adelantado; el segundo verificado el reconocimiento; y el tercero en el acto de la entrega. Lo que oído por los diputados presentes, se conformaron con el ajuste hecho por los comisionados y lo aprobaron en toda forma».



En el boceto se aprecian algunas correcciones posteriores: en la bandera, que se haría más pequeña y recta, en la caída del mantolín del santo, que sería eliminada en la parte de la espalda. Esta imagen se conservaba hasta hace varias décadas en el baptisterio de la iglesia de Santa María la Real (San Agustín) y lamentablemente fue vendida a un anticuario para hacer diversas reparaciones en la parroquia. Es una lástima, pues sería la única obra documentada de talla que se conservaría de él como escultor, y de la que podríamos hacer un juicio de su habilidad con la gubia. El pasado año 2016 se cumplieron 200 años de su estreno.


2. Talla y pintura del túmulo para las honras y exequias de la reina Isabel María Francisca (sic) en la Catedral de Badajoz en 1819.


No figura copia del boceto. El contrato se firmaba el 15 de enero de 1819 entre el «maestro pintor» Antonio Lucenqui, Juan Cabrera de la Rocha, caballero de la Orden de Santiago, y Roque San Martín, regidores perpetuos y comisarios de la obra. El túmulo se construiría para las funciones que se iban a celebrar por el alma de la reina María Isabel de Braganza, consorte de Fernando VII, que falleció el 26 de diciembre de 1818. Se haría «con la ostentación y magnificencia que corresponde a la real persona, todo con arreglo al diseño o planta que se ha levantado para dicho fin y se halla rubricado y firmado por el presente escribano, obligándome a ejecutarlo, guardando las dimensiones que están detalladas en la escala puesta en él; así en las matronas [sic], escudos de armas, leones, banderas, dándole la tela para ellas y demás que está demostrado en cada una de sus partes, dándoles el lugar y colocación que pide cada una de las piezas, conforme a las reglas de arquitectura, pintando además, el sóculo [zócalo] y otras partes que lo pidan. Cuya obra la he de dar acabada y concluida por el día cuatro del próximo uno de febrero, a toda satisfacción. Y por ella y materiales que he de poner de mi cuenta, se me han de satisfacer 4.000 reales en tres plazos. El primero, en este día de la fecha, de 1.500 reales; el segundo a los diez días siguientes, de 1.000; y el tercero al concluirse, de otros 1.500, sin que por ello haya falta alguna».


Para sufragar los gastos de estas honras y funerales de la reina se arrendaba el 3 de febrero de 1819 un terreno en el «Novillero de la Isla Baldía», lugar situado dentro del término municipal de la ciudad de Badajoz, junto a la cercana localidad de Talavera la Real, a los labradores Pablo Crespo y Felipe Cahonedo.



Retrato de Isabel de Braganza por Vicente López. Museo del Prado, Madrid. Fuente: Wikipedia.

3. Dos pinturas para el nuevo retablo de la extinguida Hermandad de las Ánimas del Purgatorio o de San Nicolás de Tolentino en 1820.

El retablo sustituyó al primitivo de madera, destruido en un incendio provocado por los soldados franceses en la Guerra de la Independencia. Está situado en la capilla de la familia Rocha, que fue propiedad del capitán Sancho Sánchez de la Rocha Ulloa, alcalde mayor del Consistorio de Badajoz en el siglo XVII, fabricada al lado de la epístola. 

Estaba junto a otra de las capillas más importantes, la llamada del Santo Cristo de Burgos (de gran tradición en conventos agustinos), hoy del baptisterio, bajo el coro. Su devoción ha sido y es la más extendida por toda España e Hispanoamérica, debido sobre todo al desempeño de los agustinos y al de muchos fieles que dejaron atrás su tierra para emigrar al Nuevo Mundo. El Santo Cristo de Burgos (también llamado Cristo de San Agustín, por proceder de un convento agustino), es una imagen del siglo XIV, que se venera en su capilla de la catedral de Burgos. Su iconografía se distingue por los faldones que le cubren las piernas, siendo uno de los más conocidos el de Sevilla, cuya cofradía fue fundada a finales del siglo XVI. Hasta ahora no teníamos conocimiento de que existió uno en Badajoz, los primeros datos que conozco son del 9 de noviembre de 1695, procedente del testamento de doña Isabel de Tobar. En este documento nos citaba: «mando se dé para el servicio de la capilla del SANTO CRISTO DE BURGOS  y su altar, que está en el convento de Ntro. Padre San Agustín, unos manteles a elección de mis albaceas». En 1715 aparecen más datos procedente del testamento de Catalina Hernández (viuda de Miguel Sánchez), que pide ser enterrada en el convento de San Agustín, «JUNTO A LA CAPILLA DEL SANTO CRISTO DE BURGOS». El 20 de octubre de 1765, se menciona «la capilla de Santo Cristo de Burgos, que pertenece a los mayorazgos de don Juan de Morales y Guzmán, regidor perpetuo de Badajoz y su mujer María Catalina de Tobar». 

En 1773 el mencionado Juan de Morales y Guzmán, «capitán de las antiguas milicias de la dotación de esta plaza», hijo de José de Morales y Guzmán (capitán de caballos) y doña Catalina Chapín Grajera realizaba un poder para testar, pidiendo ser sepultado de noche en su capilla del Santo Cristo de Burgos en el convento de San Agustín de Badajoz. El 2 de mayo de 1687 don Francisco de Chaves Sotomayor (hermano del general de artillería don Nuño Antonio de Chaves y Figueroa) en su testamento pide ser sepultado en la capilla del Sagrario del convento de  San Agustín. En este documento se cita que era poseedor  de esta capilla, además de la del Santo Cristo, por ser poseedor de la mitad del mayorazgo que fundó Francisco Freile de Andrade. El 27 de noviembre de 1735, su hijo, don Francisco de Chaves Sotomayor (fraile del convento de San Agustín) en su testamento citaba: «Y es mi voluntad que mi cuerpo sea sepultado en el convento de Ntro. Sr. San Agustín, EN MI CAPILLA DEL SANTÍSIMO CRISTO, QUE ESTÁ BAJO EL CORO DE DICHO CONVENTO, y si hubiere algún inconveniente, en la capilla de Ntra. Sra. de Gracia, sin otra alguna mortaja, y si ha Hermandad de San Pedro quisiera poner a mi cuerpo la casulla y demás vestidos sacerdotales como acostumbran, lo ejecuten, pero siempre con el hábito de San Agustín». 

Modelo del Cristo de la Catedral de Burgos. Foto: Lahornacina.com.

Este retablo de la capilla de las Ánimas es de estilo neoclásico, de fábrica de ladrillo pintado en gris, blanco y dorado, y de influencia portuguesa, recientemente restaurado. Tiene un solo cuerpo sobre un banco, tres calles con cuatro columnas de fuste liso y capiteles corintios dorados. Las dos columnas más exteriores están rematadas por los característicos «flameros» portugueses. El ático tiene forma piramidal y está rematado por una cruz celta, dentro del ático hay una hornacina con una pequeña imagen de bulto de san Nicolás de Tolentino. Dentro de la hornacina central del cuerpo se encuentra una escultura de bulto moderna del abrazo místico de san Francisco a Jesucristo. La autoría de las pinturas aparece en un libro de acuerdos fechado el 16 de enero de 1820 que dice:

Últimamente, [se ha] propuesto por el actual mayordomo el pintar los dos cuadros laterales del altar de nuestro glorioso patrón san Nicolás de Tolentino, según se había pensado hacer anteriormente. Dijo tenía ajustado con el pintor Antonio Lucenqui el todo de la obra en 240 reales que se le había de dar, a razón de 30 reales mensuales; cuya cómoda proporción aceptó la junta, deseosa de contribuir al mayor lustre, adorno y brillantez de la capilla del citado patrono, autorizando como lo hizo al mayordomo para que cuide que en [los] expresados cuadros se pinte al lado del evangelio al patriarca señor san José y al de la epístola [a] san Cayetano, uno y otro [de] cuerpo entero. Estas dos efigies se deliberó fuesen hechas a pluralidad de votos.         



Se acordaban las siguientes condiciones para el nuevo retablo. Se haría de acuerdo al plano presentado, blanqueando la bóveda desde los azulejos hasta el techo. La ventana se «rasgaría» y se abriría un hueco pequeño que había en los azulejos del pie del altar. Por este altar se habían acordado pagar a su autor 3.800 reales, aunque en un principio se había tasado en 4.000. Se haría el pago de los 3.800 en tres plazos, el primero al comienzo de la obra, el segundo a fin del próximo julio y el tercer y último, al finalizar la obra en agosto. Si antes de terminar el último plazo su autor necesitase algún anticipo por cuenta de la última partida, se le pagaría por el mayordomo. Como se estipulaba en el contrato, la obra de pintura se terminó en ese mismo año de 1820, como figura en la pintura de san José: «José Calderón y Gómez, mayordomo que fue en el año 1820».




  


Obras atribuibles:
San Antonio de Padua con el Niño Jesús. Real monasterio de Santa Ana de Badajoz (C.a. 1820).
En una de las salas museísticas que no suele estar accesible a las visitas del público, se conserva un cuadro pintado al óleo que representa al santo con el Niño Jesús en brazos. De discreta calidad, se puede atribuir con facilidad al pintor polaco o su círculo. El rostro del santo resulta correcto, aunque sus manos están poco definidas. La cara del Niño Jesús es poco agraciada; sus sandalias son muy parecidas a las que Antonio Lucenqui realizó en el san José que vimos del retablo de la parroquia de Santa María la Real (San Agustín). Diversos detalles, como las manos, y forma de las orejas, parecen indicar el mismo autor. Podría datarse sobre 1820, aunque puede estar fechado y firmado en el reverso.



Urna de la Hermandad del Santo Entierro de Badajoz (1815-1893).
Aunque la hermandad no posee documentación alguna referente a su autor, podría adjudicar este trabajo, con las debidas reservas, a Antonio Lucenqui. Aunque también podría ser obra de un tallista y militar pacense llamado Antonio Fadrique, «granadero con grado de sargento de las Milicias Urbanas de la antigua dotación de Badajoz», que tuvo su taller en la cercana calle Arias Montano. Otro de los artistas de la época, más tardío, fue el pintor y carpintero badajocense Diego Florindo Orozco, que trabajó en varias ocasiones para la Cofradía de San José. Me inclino más por Antonio Lucenqui, que ya había trabajado para esta hermandad como hemos visto antes con la imagen de Santiago apóstol. No es posible la teoría que se mantenía de que esta urna fue realizada por Casa Artes de Badajoz en 1909. En este año los fundadores de este taller, Flores y Benítez, eran unos niños de corta edad. En 1845 aparece un escrito citando que en 1815 se había perdido el libro de acuerdos donde figuraban las limosnas para hacer la urna, aunque no aclara si ya se había comenzado en 1815. Se tenía noticia de varios hermanos «jubilados», que no pagaban cuotas, como era Juan Robles, que había donado 500 reales para hacer esta urna. Si se comenzó a hacer en 1845 no podría ser obra de Antonio Lucenqui, pues ya había fallecido. Una urna de madera dorada con cristales ya es mencionada en el periódico local «La Lid Católica» del 13 de abril de 1893:

El viernes tocó a Santa María la Real hacer la procesión del Santo Entierro, más solemne que ninguna otra por tener cierto carácter oficial y asistir el prelado, el Tribunal Eclesiástico, el ayuntamiento y las autoridades superiores civil y militar, con representación de los diferentes cuerpos que guarnecen la plaza, piquete de tropa y dos bandas de música, por lo menos. Después del Descendimiento, cuya ceremonia se ha suprimido este año con excelente acuerdo, aunque sin omitir el sermón, el cuerpo del Señor es colocado en un sepulcro de madera dorada y cristales, que se halla en buen estado de conservación y decencia, y sale precedido de varios estandartes de otras tantas cofradías.


La urna está tallada en su mayor parte en madera de cedro sobredorada y es de estilo ecléctico; presenta detalles clasicistas en la parte superior, con líneas rectas y formas muy simétricas, como la palillería, además de la cornisa dentada. Sin embargo, la parte inferior muestra un estilo modernista, como elementos vegetales y guirnaldas de flores, sobre un fondo de malla, más propia ya de finales del siglo XIX, quizá fruto de una remodelación posterior. Está decorada en las cuatro caras por cartelas con símbolos de la Pasión. En las cuatro esquinas de la parte central figuran cuatro ángeles de madera de cedro policromada y dorada de buena factura, con las manos unidas en oración, muy repintados. Otros cuatro más pequeños de inferior calidad y barro cocido figuran en la parte superior, restaurados hace pocos años. Sobre la cornisa dentada figuran en las cuatro caras pequeñas ánforas de madera dorada, rematadas por una flor del mismo material. Las ventanas, dos de ellas tienen apertura, están decoradas en las esquinas con flores. La urna conserva los cristales originales con las características ondulaciones e imperfecciones. Esta urna está siendo sometida a un proceso de restauración desde comienzos del año 2017. Se han eliminado repintes, reintegrado nuevas zonas con pan de oro, se le ha hecho un tratamiento contra la carcoma y se está eliminado los repintes de los cuatro ángeles de mayor tamaño.


Notas:

(1) Algunos autores, poco documentados, hacen referencia a un pintor polaco llamado Rafael Luschinscky, que en realidad nunca existió. Lo confunden con el badajocense Rafael Luschinscky Martínez, hijo de Antonio, que luego cambió su apellido por Lucenqui, como hizo su padre.
(2) Después de la primera partición de Polonia en 1772, y hasta 1918, la ciudad (llamada Kolomea hasta 1867) formó parte de los territorios de los Habsburgo (Imperio austriaco), más tarde llamados Imperio Austrohúngaro. Tras la Primera Guerra Mundial, el territorio fue disputado entre la Segunda República Polaca y la Unión Soviética, siendo asignado el territorio a la primera por la Paz de Riga de 1921. Fuente: Wikipedia.


Fuentes: 
Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz, Archivo Histórico Provincial de Badajoz.


domingo, 9 de julio de 2017

2. Aportaciones sobre el convento de San Gabriel y las Carnicerías Reales de Badajoz.

2.

Aportaciones sobre el convento de San Gabriel y las Carnicerías Reales de Badajoz.

© Pedro Castellanos
9 de julio de 2017


Intentos de traslado del convento de San Gabriel al interior de la ciudad en 1719. Posible traslado a la calle Melchor de Évora en 1731.
El convento de religiosos franciscanos de San Gabriel extramuros de Badajoz fue fundado al parecer por san Pedro de Alcántara entre 1518 y 1520 en la antigua aldea llamada La Mañoca, lugar llamado después San Gabriel el Viejo, y hoy es el barrio Los Montitos. En la primera mitad del XVIII el convento de San Gabriel trata de trasladarse al interior de la ciudad para evitar los ataques de las tropas portuguesas. Hoy solo queda su iglesia, llamada de la Concepción, y parte del claustro. A finales de este siglo se comienza a construir el nuevo convento en la manzana de casas comprendida entre las actuales calles San Juan, San Gabriel, Bravo Murillo y Concepción Arenal, pero previamente tuvieron que desalojarse y derribarse las primitivas Carnicerías Reales situadas en esta misma manzana, trasladadas a la actual calle Felipe Checa. El 25 de agosto de 1719 los frailes franciscanos pedían permiso al cabildo catedralicio para trasladar su convento extramuros al interior de la ciudad, aunque no especifican ninguna calle en concreto; imagino que les fue denegado. El 26 de febrero de 1731 el convento de San Agustín otorgaba un poder para el seguimiento de un pleito. En él se cita que el convento de religiosos de San Gabriel extramuros intentaba de nuevo trasladarse al interior de la ciudad, en concreto a la calle Melchor de Évora, dato desconocido hasta ahora. Sin embargo, tanto el convento de San Agustín, como el de Santo Domingo, ambos de frailes, se oponían por la corta distancia que había entre ellos y serles «sumamente perjudicial». El porqué del traslado al interior de la ciudad era el siguiente: «…que con motivo de lo perjudicial que era el referido convento a las fortificaciones de aquella plaza, desde donde los enemigos en tiempo de guerra le hacían sus mayores hostilidades, determinaron los religiosos trasladarse dentro de sus muros para mayor seguridad, no solo para que se hiciese la traslación, sino también para que ejecutada, se demoliere enteramente dicho convento y no quedase aquel padrastro a la plaza, por donde regularmente se le ponía sitio, como sucedió [en] el año de 1706».

Restos del viejo convento de San Gabriel junto a Los Montitos.


Manzana donde probablemente se construiría el convento de San Gabriel en la calle Melchor de Évora. Foto: Google Earth.

Traslado definitivo de los frailes en 1741. Para las nuevas Carnicerías se propone un solar en la esquina de las calles Moreno Zancudo y El Brocense. Después se propone el solar del antiguo Patio de Comedias de la calle Donoso Cortés.
El traslado de los frailes se realiza en este año y éstos comentan que no pudieron hacerlo en otro lugar por no tener las suficientes limosnas. Sé que posteriormente pidieron al rey alguna ayuda para ello. Más tarde, el badajocense Manuel Godoy, príncipe de la paz, donó importantes sumas de dinero al nuevo convento, siendo nombrado patrono y protector perpetuo de él, donde sería enterrado si fallecía en Badajoz (1). Tras el traslado, en un principio ocuparían la enfermería que ya poseían en la calle de las Carnicerías (actual calle San Juan); aunque con la construcción del nuevo convento se construiría otra más moderna.


Iglesia del antiguo convento de San Gabriel, llamada los Gabrieles, hoy parroquia de la Concepción.

Solicitud del solar para construir el nuevo convento de San Gabriel. Cesión de las Carnicerías y el Rastro.
El 4 de marzo de 1761 los frailes del convento de San Gabriel solicitaban al cabildo municipal que le traspasara el terreno que ocupaban las viejas Carnicerías y el Rastro (2) por un justo precio para la fábrica de la iglesia que pretendían construir. El cabildo, considerando la necesidad que éstos tenían, se lo concede y les piden que se dirijan al rey y a su Supremo Consejo de Castilla para que se les conceda por mandato real. El 22 de diciembre de 1762 el Real y Supremo Consejo de Castilla otorgaba la cesión de las antiguas Carnicerías y Rastro para la construcción de las nuevas y el convento de San Gabriel. El 16 de noviembre de 1763 se publicaba este documento:

Escritura de cesión y venta real de las casas Carnicería y Rastro que a favor del síndico del convento de padres descalzos de esta ciudad otorga esta muy noble y leal ciudad. 

Don Antonio de Córdoba Hidalgo, abogado de los Reales Consejos y alcalde mayor, don Pedro de Silva Pantoja Laso de la Vega y don Gabriel Fernández de la Peña y Aldana, caballeros capitulares con voz y voto en el ayuntamiento de la ciudad de Badajoz, decimos que por cuanto el convento de religiosos de padres menores descalzos de la más estrecha observancia de señor san Francisco de esta ciudad ocurrió a la majestad del señor rey de las Españas don Felipe V (que está en eterno descanso) en solicitud de que se le concediese facultad y permiso para la traslación de su convento (que se hallaba extramuros) a las de dentro de ella, la que con efecto le fue concedida no tan solo para dicha traslación, sino es para que, ejecutada, se demoliese enteramente el viejo convento y en virtud en el año pasado de 1741 hicieron la referida traslación a la enfermería que su comunidad tenía en la calle de las Carnicerías, en cuyo estado por el referido convento se suplicó a esta noble ciudad que atendiendo a hallarse como se hallaba su iglesia y convento en la estrechez de muy corto terreno tanto para que los fieles con más comodidad lograsen el pasto espiritual en la frecuencia de los santos sacramentos como para la vida monástica, se dignase hacerles cesión de las dos piezas de Carnicería y Rastro de que usa para el abasto de carnes, lo que visto por dicho noble ayuntamiento por su acuerdo que se celebró con llamamiento prestó su consentimiento y expresa condición de que la referida comunidad ante todas las cosas, obtuviese las reales facultades correspondientes para hacerle la cesión de las referidas oficinas por su justo valor y precio, para que en sitio más cómodo que por ella se eligiese se construyesen y fabricasen otras nuevas Carnicerías y Rastro y sacar esta ciudad el exceso que forzosamente habría de tener su nueva fabricación de los arbitrios que le estaban concedidas para la construcción de nuevas Casas Consistoriales, en cuyo estado a instancia de esta noble ciudad fueron tasadas y justipreciadas judicialmente dicha Carnicería y Rastro por peritos para ello nombrados, de la que resultó ser su justo valor el de 22.089 reales y 16 maravedíes de vellón; y hecha que fue la instancia por la referida comunidad, tanto en la propuesta hecha por esta noble ciudad, por auto proveído por su Majestad reinante (que Dios guarde) y señores de su Real y Supremo Consejo de Castilla, su fecha: en Madrid, a 18 de julio del año pasado de 1761.


Plano de las antiguas Carnicerías Reales de la calle San Juan. Archivo Histórico Nacional.

Búsqueda de nuevo emplazamiento para las nuevas Carnicerías. Se iban a construir en el solar del antiguo Patio de Comedias de la calle Donoso Cortés.
Las primitivas Carnicerías donde se pesaba la carne y el pescado eran muy pequeñas. Precisamente en este lugar se construiría la nueva iglesia del convento. Una vez aprobada la cesión de las Carnicerías y Rastro, se cita que las antiguas se componían de cuatro piezas bajas, situadas en la conocida como calle de las Carnicerías, con su «puerta falsa» que salía a la calle de las Ollerías (hoy San Gabriel). El Rastro tenía una sola pieza, haciendo esquina a la calle de la Concepción Baja (hoy Concepción Arenal), según testimonio dado por los escribanos de la ciudad. Este documento se perdió en el incendio que sufrió el archivo de las Casas Consistoriales de la plaza Alta el 18 de noviembre de 1697. El suceso ocurrió sobre las doce de la noche en las puertas del archivo. Debido a ello, se tocó la campana para que se acudiese a sofocarlo y se averiguase el motivo del incendio; se informa que se habían quemado casi todos los documentos que tenía, salvo algunos pocos que se pudieron salvar. Parece ser que el motivo fue «un descuido involuntario». Entre ellos se perdieron los libros de hacienda, privilegios y papeles «que calificaban la antigüedad y nobleza de los naturales de esta ciudad». Entre ellos, figuraban los que documentaban la propiedad de las Carnicerías y Rastro. El nuevo convento se hacía con el motivo de dar «más decencia del culto divino y vida monástica» a los frailes de San Gabriel. El valor de estas dos propiedades finalmente se tasó en 16.431 reales y 16 maravedíes, pues aunque como he comentado anteriormente, fueron tasadas judicialmente por valor de 22.089 reales 16 maravedíes, se le rebajaron 5.658 reales, 3.038 del valor de las dos rejas de hierro de las Carnicerías, 1.000 reales de la portada de piedra de las puertas principales, 300 de los dos parapetos de la empalizada, 600 reales de las piedras del pavimento y los 720 reales restantes, de las dos rejas «de balaustre» de hierro del Rastro, tasadas el 30 de agosto de 1761. Estos elementos se reintegrarían en las nuevas Carnicerías, cuya portada se conserva en la actualidad. Por orden del Real y Supremo Consejo de Castilla se daba facultad a la ciudad para la compra de los terrenos para la construcción de las nuevas Carnicerías. En un principio, el Ayuntamiento de Badajoz pensó construir las nuevas Carnicerías frente a las antiguas, en las «esquinas del Rastro», en las casas de los caldereros y una botica que hacían esquina a las calles Cerrajería (hoy El Brocense) y Zapatería (hoy Moreno Zancudo). La obra se tasó en 35.980 reales, y no sirviendo los materiales de las mencionadas casas que se tendrían que demoler, se tasaron en 68.974 reales. Por auto del 18 de julio de 1761 del corregidor e intendente de la ciudad, se buscaba otro lugar de mayor comodidad y más bajo precio que el anterior. Un año después, se propone construirlas en la entonces calle de las Comedias (hoy Donoso Cortés), entre las casas del mayorazgo de los señores Carvajal y otra perteneciente al Real Hospicio. Sin embargo, Gonzalo Antonio de Carvajal, vecino de Cáceres, se oponía a estas obras por tener un corral en ella y, según él, le ocasionaba perjuicios.


Plano de las nuevas Carnicerías Reales en la calle de las Comedias, hoy Donoso Cortés. 
Archivo Histórico Nacional.

Más tarde se informa que el mencionado solar donde se pretendían construir las nuevas Carnicerías de la calle de las Comedias era el del antiguo Patio de Comedias construido en el siglo XVII; solar que pertenecía a los hospitales de la Piedad y Concepción. Este solar lindaba por la izquierda, mirando hacia la calle Bravo Murillo, con unas casas que había construido el hospital de la Vera Cruz y por la parte de la derecha, mirando al campo de San Juan, con los corrales de las casas de Diego Antonio de Carvajal. Por la parte trasera lindaba con las casas que fueron del abogado de los Reales Consejos y auditor de la Capitanía General del Ejército y provincia de Extremadura José de Bárcena. Los herederos de este último lo vendieron al comerciante, familiar del Santo Oficio y subteniente de Milicias Urbanas Pedro Velasco Rubio; recalcándose que este solar era procedente de la demolición del antiguo Patio de Comedias y que se tendrían que pagar algunos censos perpetuamente a los dos hospitales citados. Finalmente este solar fue dado a censo redimible a Francisco Castelar el 29 de febrero de 1764 por 5.540 reales. Tenía en total 924 varas cuadradas, estaría formado por dos rastros, plazuela, oficinas y corral, hecho todo el edificio de mampostería de cal, piedra, ladrillo, madera, teja y guarnecido y blanqueado por dentro y fuera, según los precios de mano de obra del país. El precio de las 494 varas que se debían tomar de los señores Carvajal, a 8 reales la vara cuadrada, hacían un total de 3.952 reales. Las 430 varas cuadradas que se tenían que tomar del hospicio, a 8 reales la vara, hacían un total de 3.440 reales.


El coste total de la obra sería de 60.146 reales de vellón, y como no se dio permiso por parte de los señores Carvajal, se propusieron cuatro casas pequeñas «de corto valor que no hacen falta al vecindario», en este caso en la llamada calle de Tomarrey (deformación de Tomás Rey), actuales Felipe Checa y Luis Braille. Se decide fabricarlas sobre la casa-horno de Tomás de Benegas, tasada en 8.250 reales, que en un principio se negó a venderla; la que hacía esquina, propia de la marquesa de la Vega, tasada en 4.135 reales; asimismo la casa por bajo de esta, con su cochera, perteneciente a Leonor de Medina, tasada en 4.560 reales; y la casa del maestro de sastre Alonso Cayetano, tasada en 3.330 reales. El proyecto quedó suspendido momentáneamente por la negativa de Tomás de Benegas a vender su casa; pero el 10 de mayo de 1763 el convento presentó en el Consejo un documento firmado por todos los propietarios dando su consentimiento para la venta. Las cuatro casas se tasan y valoran por los maestros alarifes Juan Francisco Regidor y Francisco Santos por un total de 20.275 reales de vellón. Los alarifes cifraban el precio de las nuevas Carnicerías en el mismo precio que las de la calle de las Comedias, aunque lógicamente con distinta distribución. Se comentaba el perjuicio y las incomodidades que le acarreaban al vecindario y a las tropas de la ciudad las antiguas Carnicerías y el beneficio público de las nuevas, «por el mayor ensanche, ventilación y desahogo», y librarse el convento de la «indecente y ruidosa inmediación que le causan dichas Carnicerías».


Proyecto de las nuevas Carnicerías. La obra la realizan el alarife Julián Araujo y el carpintero Diego Vázquez. Las tasó el maestro mayor de las obras de fortificación de la plaza Alonso Gómez Corrales.

El ayuntamiento pacense afirmaba que no tenía fondos para costear la obra de las nuevas Carnicerías. Para ello decide utilizar el producto de los arbitrios de pastos que tenía concedido para la construcción de las nuevas Casas Consistoriales de la plaza de España. Lo aprobó el Supremo Consejo de Castilla el 22 de diciembre de 1764. El 24 de agosto de 1766 comparecían Julián Araujo, maestro de alarife (luego arquitecto y maestro mayor de caminos reales) y Diego Vázquez, maestro de carpintero de obra prima, haciendo «postura» sobre las obras de las nuevas Carnicerías y Rastro que iban a construirse en la calle del maestro herrador Tomás Rey, alias de «el Vas», por 72.000 reales en que tasaron las obras. Anteriormente estuvieron tasadas en 85.000 reales. Finalmente, se les adjudican las obras y el proyecto se haría de la siguiente manera:

Constaba haber de ser en la altura de 10 varas y el suelo enlosado de piedra labrada y haberse resuelto que dicha obra contuviese solo 8 varas de alto y en lugar de enlosado de piedra, fuese este empedrado en rollos, bajo la expresa condición de haber de recibir en cuenta y parte de pago de la referida cantidad 5.658 reales de vellón, valor de las rejas de la Carnicería y Rastro, el del portado de piedra, parapetos y pavimentos de las viejas, quedando que habían de percibir líquidos 66.342 reales de vellón cumplimento a dichos 72.000 de su postura, bajo de ciertas condiciones que de ella constan, firmados de los otorgantes y referido Diego Rodríguez, su difunto compañero, con fecha de 20 de mayo del año pasado de 1764, que existe en autos presentada ante su señoría dicho señor corregidor y señores don Pedro de Silva Pantoja Laso de la Vega y don Gabriel Fernández de la Peña y Aldana caballeros capitulares de esta referida noble ciudad y comisarios nombrados por ella a dicho fin; y con la de que los referidos 66.342 reales se le habían de satisfacer en esta forma, los 22.114, tercera parte de los expresados 66.342, para dar principio a dicha obra y continuarla hasta estar sacada de cimientos y manifiesten los capialzados de portados; igual cantidad luego que dicha obra esté de 6 varas de alto, 11.057 reales estando concluida la cornisa, y los 11.057 reales restantes cumplimiento de los expresados 66.342, estando concluida la obra, y en el mismo día en que entreguen las llaves; cuya postura fue admitida por sus señorías mandaron publicar y con efecto publicó por voz de pregonero y segundo término de nueve días y señaló uno para el remate, el que por no haber habido personas que la mejorase se suspendió por primero y segundo decreto, respecto a que la referida real facultad concedida a esta noble ciudad solo se extendía a que en la referida fábrica se las tasen en 58.512 reales y exceder la postura en 13.488. Y mandó consultar a su Majestad y señores del referido Real Consejo, y con efecto fue remitida dicha consulta; en cuya vista y recados que la acompañaron se dignó su majestad mandar que por inteligente se hiciese en valoración y tasación de los materiales y manufactura de la referida obra, con individual expresión de cada especie, en cuyo fin se libró el correspondiente despacho el que por su señoría, el señor don Sebastián Gómez de la Torre, caballero del mismo Orden de Santiago, actual intendente general de esta provincia y corregidor de esta ciudad fue obedecido y mandado ejecutar a cuyo fin se nombró a Alonso Gómez [Corrales], arquitecto [sic], vecino de esta ciudad, quien habiendo aceptado y juró su cargo, hizo dicha tasación. En vista de la cual, por otro despacho expedido por su majestad y señores de dicho Real y Supremo Consejo, su fecha, en Madrid, a 12 de junio pasado de este año se dignó dar por hecho el remate de la referida obra en nuevas Carnicerías a favor de los otorgantes, aprobándolo y confirmándolo y que mediante haber bajado dos varas de alto de la obra las paredes principales de ella, han de contener solo tres cuartas de ancho, y no una vara, como demuestra dicho plano, como también se obligan según dicho es a guardar y cumplir las condiciones puestas por esta referida noble ciudad para, a su virtud, admitirlas a posturas y mejoras en dicha obra, la que ha de hacer con toda solidez y hermosura por lo exterior y lo interior con sus oficinas según y como demuestra su plan [=plano] y diseño, cuyas condiciones son a saber:


En primer lugar, que todas las casas y corrales que dicho edificio donde han de hacer dicha obra, las han de demoler y allanar el terreno aprovechando el material de piedra y ladrillo que en dichos edificios encontraren para el descuento de sus gastos; bien entendido que para que dichos materiales puedan emplearlos en la referida obra se han de conocer por facultativos, a fin de que no aprovechen con ellos caleños y tierra. Que desembarazado y limpio el terreno, se ha de trazar con piquetes y cuerdas el dicho plano a presencia de los otorgantes quedando conformes con el inteligente que por esta noble ciudad fuere nombrado; y para continuar la obra, se les ha de entregar una copia de dicho plano firmada de los referidos caballeros comisarios a fin de que en tiempo alguno aleguen ignorancia. Que los cimientos han de ahondarse dos pies más bajo de encontrar tierra firme, dándole un pie más ancho de lo que manifiesta el plano para que les quede a la superficie del solado, medio pie de retreta, y no han de empezar a llenar los cimientos sin su reconocimiento: que las mezclas para dicha obra, así fina como basta, antes de gastarla ha de tener un mes a lo menos mezclada y aguada; que la piedra, ripio, ladrillo y todos los demás materiales, han de ser reconocidos por dichos caballeros comisarios antes de gastarlos. Que levantados, enrasados los cimientos se han de trazar los portados de puertas y ventanas, y el portado principal ha de servir el mismo que se halla en las Carnicerías viejas de piedra de grano, los portados de las demás puertas y ventanas han de ser de ladrillo recocho [=cocido] hasta su capialzado.

Los pavimentos de los números dos y tres de dicho plano, el patio y sótano, han de ser solados de rollos, las gradas de las oficinas de los tajos y antepechos de la empalizada ha de ser losados con las piedras del pavimento de las Carnicerías viejas, como asimismo las rejas que existen en ellas y Rastro, para emplearlas en las nuevas, y las oficinas de los números cuatro, sexto, séptimo, octavo y la del Rastro, han de ser sus pavimentos solados de guijarros. El lugar común ha de ser del largo de cuatro varas su altura, otras cuatro el ancho, el ancho vara y media, haciéndose su bóveda rosca de ladrillo, con su asiento y tabique, como demuestra el plano. Que las puertas principales han de ser de madera de castaño bien seco, tablones y armadura con su postigo, su herraje, una fechadura, pestillera en el postigo, sus bisagras, un cerrojo con su cerradura y llave por la parte interior y sus clavos de cabeza redonda, con cuatro fajas o cantoneras en los extremos de dichas puertas, que cojan la mitad de la cara y el tercio con las armaduras con sus quicialeras correspondientes. Que las puertas del Rastro, como todas las demás puertas y ventanas que se manifiesta en el plano y otras cinco ventanas de luz, han de ser de bastidores y puertas de madera de castaño de buena calidad y seca; su clavazón de cabeza redonda limado, sus nuevos cerrojos y cerradura correspondientes.


Nuevas Carnicerías Reales de las actuales calles Felipe Checa y Luis Braille, hoy de propiedad particular.

Que a todas las puertas y ventanas exteriores e interiores se les ha de dar color a dos manos con aceite de linaza. Las pilastras y arcos han de ser de ladrillo bien cocido con mezcla fina, guarnecido por dentro y por fuera de todas sus paredes con igual mezcla y blanqueado con cal blanca por dentro y fuera a dos manos. Que los virones, aguieros ha de ser de castaño secos derechos y gruesos y las alfajías de la misma calidad y cepillados los virones aguieros y alfajías. Que las tejas han de ser de buena calidad, de barro bien cocido. Que el vuelo de la cornisa ha de ser según las reglas de arquitectura del orden toscano, con sus almenas o remates según el mejor gusto. Que si algo faltase que explicar en estas condiciones se deberá acordar entre los caballeros comisarios y asentistas haciendo alguna consideración, y en caso de discordia, deberán nombrar un tercer facultativo y desinteresado a dicha obra, advirtiendo se ha de entregar libre de todo escombro. Que rematada dicha obra por los asentistas o asentista deberán dar las fianzas correspondientes a satisfacción de esta noble ciudad o sus caballeros comisarios y para comenzarla se les suministrará por vía de anticipación la tercera parte de todo de dicha obra para repuesto de materiales y continuarla, y estando a la mitad, la otra tercera parte y lo demás en dos partes iguales hasta su conclusión. Todas cuales dichas condiciones y conformados con ellas en la forma y modo que aquí se contiene, los otorgantes, hicieron dicha postura bajo las por ellos expuestas y concedidas por los referidos caballeros consiliarios y son a saber:

Que para dicha obra y su segura permanencia se han de contar dos años desde el día del remate en adelante. Que se les ha de dar sitio señalado en la Cuesta
(3) para sacar de ella la piedra necesaria para la obra. Que se les ha de conceder por esta noble ciudad un horno de cal de los que tiene para fabricar en él la correspondiente para dicha obra, obligando a un maestro a quien por los otorgantes se le ha de satisfacer su jornal. Que por esta referida noble ciudad se les ha de franquear los hornos de ladrillo que tiene propio al sitio de Tortas Albas, (4) siendo de la obligación de los otorgantes su compostura de lo que necesiten, y que se les den oficiales de dicha fábrica, siendo necesario para subvenir a la obra y no padecer dilación bajo de la expresada condición de que en ellos no han de fabricar más ladrillo que el correspondiente y necesario para ella, según y como por los referidos caballeros consiliarios se les preceptúa. Que mediante el crecido gasto que se les ha de ocasionar en portar los materiales y útiles para dicha obra, por su equivalente se les concedan los viejos que se encuentren en las casas que se han de demoler, según consta en el informe de los referidos caballeros consiliarios. Que las rejas y piedra labrada que hoy tienen de las Carnicerías viejas y Rastro, se las han de franquear como dicho es por los precios de su tasación.

Igualmente en que los 66.342 reales a que es reducido el haber que han de recibir por razón de su postura, bajados los 5.658 reales valor de las rejas, portado de piedra labrada de las viejas Carnicerías y Rastro, ha[n] de recibir [y] se les ha de entregar a los otorgantes en esta forma: los 22.114 reales, tercera parte de los expresados 66.342, para dar principio a dicha obra y continuar hasta que esté sacada de cimientos y se manifiestes los capialzados de portados. Igual cantidad luego que dicha obra esté de 6 varas de alto, mediante que las diez que se contienen en dicho plano, hoy se hallan reducidas a ocho. 11.057 luego que esté concluida la cornisa. Y los 11.057 reales cumplimento a la expresada cantidad que han de haber estando concluida la obra, y en el día en que entreguen las llaves, según y como aquí se contiene. Que de faltarles a los otorgantes a hacer efectivas dichas cantidades en los tiempos que contiene la antecedente todos los daños y perjuicios que por su dilación se ocasionen, han de ser de cuenta de esta referida noble ciudad, por quien se les ha de satisfacer los que por relación jurada de que acredite su certeza hagan constar. Que sin embargo de que dicho plano se contiene que la altura de la referida obra, ha de ser de diez varas, éstas se hallan reducidas a ocho, con las que han de cumplir en esta parte; como también que habiendo de ser el enlosado de pavimento de piedra labrada, han de cumplir con que sea empedrado de rollos, a lo que asimismo se haya reducido según queda dicho y que mediante a las dos varas que se bajan de la altura de la obra, las paredes principales de ella han de contener solo tres cuartas de ancho y no una vara como demuestra dicho plano; y con la de que no han de pedir quita ni mejora de la cantidad en que llevan hecho este asiento, siendo como han de ser de cuenta de los otorgantes cualesquiera riesgos o ruinas fortuitos y no pensados acontecidos o por acontecer.



Portada reaprovechada de la nuevas Carnicerías Reales de la calle Felipe Checa.

Y el dicho Diego Vázquez, habiendo oído y entendido lo establecido en esta escritura contenido, como tal fiador y principal pagador que se constituye del expresado Julián Araujo, bajo de dicha mancomunidad, otorga y se obliga a que el referido hará la referida obra de nuevas Carnicerías y Rastro arreglada al diseño bajo las circunstancias y condiciones de su postura, según y como lleva ofrecido, sin faltar a ello en todo ni en parte; y en su defecto, el otorgante lo ejecutará a su costa, viendo así como si fuera el principal postor y a todo ello cada cosa y parte de lo que no cumpliere el dicho Araujo se le pueda ejecutar, compeler y apremiar. Y a la seguridad de cuanto aquí se contiene, bajo de dicha mancomunidad, ambos los dichos otorgantes, además de la general obligación que hacen de sus personas y bienes muebles, raíces que tienen y tuvieren el referido Diego Vázquez obliga e hipoteca por especiales y expresadas hipotecas una casa que habita, calle del Granado [hoy Meléndez Valdés] de esta ciudad, una tierra de ocho fanegas en sembradura, un horno de cal y dos pedreras al sitio de los Mártires, término de esta ciudad, que por una parte linda con el arroyo de Calamón, una tierra de seis fanegas con 36 pies de olivos al sitio de la Granadilla, otra casa, calle de la Pulgosa [hoy San Sisenando], otra casa, calle del Granado, una viña de 1.900 cepas al sitio de los Pinos y otra tierra de tres fanegas en sembradura al sitio del valle de la Mina, siendo testigos Juan Manuel Francisco Méndez Malpica y Blas Malpica, vecinos de esta ciudad.


Sobre las nuevas Carnicerías existe un informe (5) del famoso arquitecto madrileño Buenaventura (Ventura) Rodríguez Tizón (1717-1785):


Don Ventura Rodríguez, académico de la insigne Academia de San Lucas de Roma, actual director general de la Real de San Fernando y arquitecto maestro mayor de esta villa de Madrid y sus fuentes:
En virtud de lo mandado por los señores del Consejo, he reconocido el plan [=plano], condiciones y regulaciones hechas para la construcción de las Carnicerías de la ciudad de Badajoz, y para poder informar con el debido conocimiento, he tomado las noticias conducentes de los precios de jornales y materiales que actualmente corre en dicha ciudad, según los cuales he dado el valor a las respectivas clases de obra de que se compone la expresada de Carnicerías bajo las medidas del citado plan delineado para el sitio de la calle de Comedias, incluyendo el coste de las paredes maestras de los costados y el cimiento de la frente, que según parece por el pedimento presentado por Diego Rodríguez, Julián de Araujo y Diego Vázquez, que se cita en el testimonio de Jerónimo Trejo, que va en estos autos, su fecha, 24 de agosto de 1764, y asimismo van figurados en dicho plan, se hallaban servibles en el sitio de la calle de Comedias y no en el que ahora se intentan construir con la altura de las diez varas que se citan en las condiciones, y hallo tendrá de costa la expresada fábrica los 72.000 reales de vellón, poco más o menos, en que está hecha la postura. Y que respecto de ser con alguna diferencia mayor el sitio que últimamente se ha elegido en la calle de Thomás Rey, como consta de estos autos, donde es preciso que la obra sea mayor y de no tener el aprovechamiento de fábrica alguna, como hay en el sitio antecedente de la calle de Comedias, es consiguiente que la expresada postura de los 72.000 reales de vellón sea ventajosa a favor de la ciudad. Por lo que el Consejo puede servirse mandarla admitir, bajo las citadas condiciones y plan acomodado al sitio donde, por hacer esquina, es necesario que las dos piezas del Rastro que se figuran haciendo fondo a los lados de la fachada principal queden a lo largo y paralelos a ella. Y debo prevenir que el maestro que se ponga por parte de la ciudad, que se previene en la segunda condición, debe ser inteligente, de integridad y conciencia, para hacer cumplir a los asentistas su obligación, no solo en reconocer los materiales que sean de buena calidad, sino en cuidar de que la ejecución sea conforme a las reglas del Arte. Es cuanto en ese asunto debo informar, sobre lo cual el Consejo resolverá lo que sea de su agrado. Madrid, 21 de febrero de 1766. Fdo.: Ventura Rodríguez.


Compra de las casas para las nuevas Carnicerías.

El 8 de octubre de 1763 se vende una casa-horno de cocer pan en la calle «llamada en lo antiguo como de Elbas» y por entonces de Tomarrey, por 8.250 reales de vellón propiedad del regidor perpetuo de Badajoz Tomás Benegas de la Torre, cuya casa heredó él y sus hermanos por el inventario de bienes de su padre, Tomás Benegas Benavides. La casa, que en un principio estuvo divida en dos, en el momento de la venta se encontraban unidas y se vendieron anteriormente el 24 de diciembre de 1696. Lindaba por la parte de arriba con la casa del carpintero Diego Vázquez (antes lo fue de doña María de las Mercedes Silveira), por la de abajo lindaba con la casa-bodega del barbero Marcos Vélez. A los 8.250 reales había que rebajarles un censo de 44 reales anuales que se pagaban a la obra pía que fundó Melchor de Bobadilla. El 22 de octubre de 1763 Diego Vázquez Guerra y su mujer, Manuela Nieto Chumacero, venden su casa de la calle Tomarrey, que hacía esquina, lindaba con la casa-horno llamada de Cisneros y perteneció a Tomás Benegas de la Torre, por el otro lado lindaba con la de Leonor de Medina Moscoso, viuda del coronel del Regimiento de Infantería de Milicias de Badajoz Gaspar de Albarca Velasco. La casa la habían adquirido a Joaquín de Ayala Sotomayor, apoderado de su esposa, María de las Mercedes Silveira, el 24 de julio de 1762. María de la Mercedes la obtuvo en la partición de bienes que se hizo por fallecimiento de su padre, Jorge de Silveira Guzmán, marqués de la Vega. Jorge Silveira la compró el 4 de abril de 1735. La casa finalmente se vendió por 4.135 reales de vellón. De esta casa se pagaban anualmente 55 reales de censo a una capellanía, de la que era capellán el difunto presbítero Francisco Ledesma, cura que fue de la iglesia parroquial de Salvaleón y ahora era capellán Francisco de Ribera.

Pedro Jerónimo Velasco Rubio tenía una casa en propiedad en la calle de Tomarrey. Por una parte lindaba con la ahora mencionada Leonor de Albarca Chaves Villalobos (viuda del mencionado Gaspar de Albarca), por la otra lindaba con la casa del licenciado Juan Hernández Tolosa, abogado de los Reales Consejos y hermano del presbítero Leonardo Hernández Tolosa. Pedro Velasco la adquirió a Alonso Cayetano y su mujer, Cayetana de Ávila, el primero de marzo de 1763. Cayetana de Ávila la heredó de Isabel García, viuda de Juan Muñoz Cordero y anteriormente lo fue de su abuela Juana Rodríguez por el testamento que esta otorgó el 26 de enero de 1741. Isabel García la obtuvo como única heredera de su hija María Cabeza, mujer del cerrajero Bartolomé Sánchez. Finalmente, el 22 de octubre de 1763, se vende para las nuevas Carnicerías en 3.330 reales. De esta casa se pagaban cada año 55 reales de censo: 44 al hospital de la Antigua Piedad y los 11 restantes al convento de San Francisco. El confitero Bartolomé Rabanal y su mujer, Antonia de la Vega, otorgaban escritura de venta de su casa y cochera contigua en la calle Tomarrey el 12 de diciembre de 1763. Esta casa fue anteriormente propiedad de la mencionada Leonor de Albarca Chaves Moscoso Villalobos, viuda de Gaspar de Albarca Velasco. Se la vendieron a Bartolomé Rabanal el 14 de febrero de 1763. Gaspar y su esposa la adquirieron el 12 de agosto de 1743 a Juan Alonso Fragoso y María Solana Rosa. La mencionada casa lindaba por una parte con la casa que fue del marqués de la Vega, que en ese momento pertenecía a Diego Vázquez Guerra, y por la otra parte con la casa del maestro de sastre Alonso Cayetano. La casa y cochera, tasadas en 5.070 reales, se venden para la construcción de las nuevas Carnicerías por 2.494 reales ya rebajados los censos de 41 reales perpetuos a los medio racioneros de la Catedral de Badajoz: 9 reales al cabildo de ella, 16 y medio a la memoria pía fundada por el prior y canónigo de la Catedral de Badajoz Francisco López de Espinosa, y 5 reales a la obra pía fundada por María de Alvarado.


No conozco la fecha exacta de la terminación de la obra, aunque en la portada de granito figura el año 1768. Esto indicaría que las obras duraron dos años como estaba previsto. Leonardo Hernández Tolosa cita en su libro (6): «Se dio principio a pesar en ellas la carne el día 20 del mes de diciembre de este año de 1768, siendo intendente y corregidor don Sebastián Gámez de la Torre, y alcalde mayor don Lorenzo Mardones, obligado don Manuel Valentín y fiel don José Lemos». El edificio actual, con una superficie de 912 m2, conserva la portada principal de granito, reaprovechada de la primitiva, con el escudo de Badajoz. También se conservan la cornisa y almenas originales. De las rejas aprovechadas de las antiguas Carnicerías y Rastro nada se sabe.


Notas:

(1) Cfr: CASTELLANOS, Pedro: Manuel Godoy, Príncipe de la Paz, patrono y protector perpetuo del convento de San Gabriel de Badajoz. Revista de Estudios Extremeños. Tomo LXVII, número 1 (enero-abril de 2011).
(2) Era el edificio destinado al sacrificio de las reses.
(3) Puede que se trate del cerro del fuerte de San Cristóbal o la actual escombrera de las Cuestas de Orizana.
(4) Estaban en la desembocadura del arroyo Rivillas, en la vega de Mérida, frente a la alcazaba.
(5) Fue transcrito en parte en un interesante trabajo de Inocencio Cadiñanos Barcedi: Un proyecto de Diego de Villanueva para la Casa Consistorial de Badajoz. Revista Norba-Arte. 1989. Págs. 151 y 152.
(6) HERNÁNDEZ TOLOSA, Leonardo. Badajoz en el Siglo XVIII. Libro de noticias sacadas por don Leonardo Hernández Tolosa. Original conservado en el Archivo Diocesano de Badajoz.