sábado, 4 de mayo de 2019

35. Una obra inédita del escultor Miguel Sánchez Taramas: su intervención en el monumento del Santísimo Sacramento de la Catedral de Badajoz entre 1715 y 1716.

35.

Una obra inédita (*) del escultor Miguel Sánchez Taramas: su intervención en el monumento del Santísimo Sacramento de la Catedral de Badajoz entre 1715 y 1716.

© Pedro Castellanos 
4 de mayo de 2019
(Actualizado al 20 de mayo de 2021)

(*) Publicado el 23 de febrero de 2016, año en el que se cumplían 300 años del estreno del monumento.

Retablo mayor de la Catedral Badajoz, 1717. El escultor realizó algunas figuras de este retablo entre 1717-1718.

El 5 de julio de 1715 el cabildo catedralicio de Badajoz se planteaba la posibilidad de hacer un monumento de madera de tres plantas para colocar el Santísimo Sacramento el Jueves Santo, como ya se hacía en otras ciudades. Piden a Pedro Flores y a  Juan de Aldana se reúnan con el escultor para que les presente dibujada la planta. El 19 de julio del mismo año, Juan de Aldana como comisario de la fábrica del monumento, tras haber visto el dibujo el obispo, se le pide al escultor presupuesto de la obra. El 31 de julio se ordena pagarle el importe del proyecto. El 5 de agosto Juan de Aldana comenta que le pidió al escultor el coste del diseño que hizo, afirmando que éste se niega a cobrar por el trabajo, pidiendo solamente se le devolviesen los dibujos. El 9 de agosto de 1715 el cabildo pide que se ejecute el monumento, pues parece ser que Taramas «no quería entrar en esta obra por un tanto ni a destajo», sino que el cabildo comprase la madera y buscase a 6 u 8 oficiales «de satisfacción» que lo fabricasen. Se ejecutaría la planta de menos coste de las dos que se habían hecho, costeando la fábrica y pintura para que quedara lo más decente posible. Supongo que entre estos oficiales estaba su cuñado Francisco Ruiz Amador. La obra debía estar terminada para la Semana Santa de 1716. No dice dónde se colocaría, podría ser en la propia capilla del Sagrario o en la capilla mayor frente al retablo.

Monumento de la Catedral de Sevilla, que sería similar al de Badajoz. (2)

El cabildo acabaría convenciéndole, no solo para dirigir la obra, pues el 22 de abril de 1716 se cita que Taramas «no había trabajado a jornal, sino a gracia del cabildo». El 23 de abril de 1716 el cabildo paga al escultor 130 reales por el dibujo que hizo del monumento, «y por la dirección y trabajo de venir a ver la obra 157 días que en ella trabajó, 628 reales a razón de cuatro reales por día». También se le pagan a Taramas por unas «estatuas» y tres ángeles 6.600 reales, además de otros 450 en que se ajustó la talla de ocho capiteles de las ocho columnas que tenía. El coste total del monumento ascendía a nada menos que 33.337 reales, por lo que debió ser de gran envergadura. Incluso solo el coste de las esculturas y capiteles demostraría la importancia, pues recordemos que él y su amigo, el sevillano Florencio Enríquez, realizaron un retablo para Almendral por valor de 6.000 reales entre 1702 y 1703 (3). En el monumento trabajó Taramas más de cinco meses, unos dos años después de realizar la hermosa imagen de la Virgen de Bótoa, copatrona de Badajoz. Inexplicablemente, este trabajo del monumento había pasado desapercibido por los investigadores locales. No se da noticia tampoco en los libros escritos, antiguos y recientes, sobre la historia de la catedral pacense. 


El pintor sevillano Alonso de Mures dirige parte de la obra y se encarga de la policromía, dorado y plateado.
Era otro de los trabajos inéditos de este pintor. El 24 de abril de 1716 se pagan 1.200 reales al «maestro de pintor» sevillano afincado en Badajoz Alonso García Mures, más conocido como Alonso de Mures. Fue por el trabajo y dirección que hizo durante 98 días en el monumento. También se le pagaron 4.536 reales por las «pinturas, oro, plata e ingredientes» que fueron necesarios para pintarlo. Por las pinturas de las estatuas que hizo el escultor Miguel Sánchez Taramas se le pagaron 3.250 reales más. Esto demuestra, como ocurría con otros artistas, que de la policromía se encargaban en muchas ocasiones los pintores especializados. Por los salarios de pintores, doradores y oficiales, el cabildo pagó también otros 3.014 reales, por los 98 días que se tardaron en pintarlo y dorarlo. Seguramente pertenecieron a este monumento las columnas que se ven actualmente en el claustro. Tienen unas piezas metálicas en la parte superior del capitel para su anclaje. Las columnas son lisas y seguramente huecas, para aligerar el peso y facilitar su montaje y desmontaje. Las pinturas son muy similares a las que tenía, curiosamente, el monumento de la parroquia de Santa Ana en Sevilla, que todavía se conservan. En ellas pudo inspirarse el pintor sevillano Alonso de Mures, que lo conocería en persona, quien fue el encargado de policromarlas. El fuste de las columnas son lisas, pintadas en blanco y con decoración vegetal en dorado.

Notas:
(1) http://www.lahornacina.com/semblanzasamador.htm.
(2) http://www.historicalsoundscapes.com/evento/452/sevilla/es 
(3) https://fragmentosdebadajoz.blogspot.com/2019/04/33.html 

Fuentes: Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz y otros.