domingo, 27 de mayo de 2018

18. La verdadera capilla del Cristo de los Afligidos.

18.

LAS CAPILLAS CALLEJERAS DE BADAJOZ (II)

La verdadera capilla del Cristo de los Afligidos. Fue construida en 1750. Tuvo una hermandad y el obispo Marín de Rodezno donó la primitiva imagen.

© Pedro Castellanos
27 de mayo de 2018
 

Posible Cristo de los Afligidos, hoy llamado del Perdón.

La desaparecida capilla se construyó en un nicho de una pared en 1750, con limosnas de María González y otros vecinos. Fue en la entonces calle de Sanabria o Verdello. Debido a la fama de la capilla, se la comenzó a llamar calle del Señor de los Afligidos, al menos desde 1781, hoy  acortado como Afligidos. Es un error el texto que aparece en la mayoría de los rótulos de la calle, pues no fue construida en el siglo XVI, sino en el XVIII. Parece ser que la imagen del Cristo fue donada por el obispo Juan Marín de Rodezno (1681-1706), aunque la capilla es posterior. El dato aparece en la revista El Águila Extremeña del 20 de septiembre de 1899: «Después de las obras enumeradas, mandó levantar los conventos de las Descalzas y Santa Catalina, y edificar para la población, los arcos de la plaza Alta y otras obras de menos precio. Concluyamos manifestando que por todas partes dejó en Badajoz signos de piedad y munificencia como aún lo atestigua la imagen que está por [en]cima de la puerta del Pilar; el Cristo de la calle de los Afligidos y otras varias cosas que sería prolijo enumerar».

Azulejos colocados erróneamente donde supuestamente estaba la capilla del Cristo de los Afligidos. 
En realidad era la ermita de San Felipe Neri del presbítero Andrés Trinidad Preciado Méndez.
La Hermandad del Santísimo Cristo de los Afligidos.
Es muy probable que tras la desaparición de la capilla la primitiva imagen del Cristo se trasladase a la cercana parroquia de San Andrés Apóstol, donde tenía sede la hermandad, prácticamente desconocida. No aparece la fecha exacta de su fundación, pero existen datos de sus cuentas desde el 28 de mayo de 1812 hasta el 12 de febrero de 1856. La hermandad celebraba anualmente su fiesta y una procesión, además de un novenario. Recibía limosnas de sus hermanos, de particulares, además de trigo y algunos borregos. Entre los gastos anuales que tenía, figuraba cera para alumbrar su lámpara de día y de noche, o la impresión de estampas con la imagen del Cristo, «para extender su devoción». También aparecen datos de obras realizadas en su capilla por alarifes, carpinteros, herreros, etc. Entre ellos, podemos destacar «al pintor alemán y su hijo, que por tres veces pintaron del todo o retocaron en parte la capilla del Señor». Aunque el documento no cita los nombres, por las fechas, se trata con seguridad del pintor y escultor polaco, que no alemán, Antonio Luschinsky, nombre hispanizado como Antonio Lucenqui (1). El otro sería su hijo, el también pintor Rafael Lucenqui Martínez, natural de Badajoz.
Novena al Cristo en 1886.
Figuraba en el periódico El Avisador de Badajoz del 9 de septiembre de 1886: «Continúa en la parroquia de San Andrés la novena del Santísimo Cristo de los Afligidos. El sábado pueden lucrarse en dicha iglesia las indulgencias de la adoración reparatriz, y el día 14, último de novena, será la función principal a las diez, con sermón».

Bendición de una nueva imagen en 1926. Fue donada por Francisca Faustina González Terrón. Ella había donado en 1921 la corona de la Virgen de las Mercedes que hizo la Joyería Castellano.
Fue bendecida el 26 de marzo, así lo citaba el periódico local Correo Extremeño: «Hoy martes, a las seis y media de la tarde, se celebrará en la iglesia del apóstol San Andrés la solemne bendición de la devotísima imagen del Santísimo Cristo de los Afligidos, que para dicha iglesia ha sido donada por sus constantes favores por doña Faustina González Salado [sic]. Es de esperar que la antigua y tradicional devoción que esta parroquia sostenía a nuestro Señor de los Afligidos se arraigue e intensifique con más hondos fervores. Con este motivo, después del piadoso ejercicio del Vía-Crucis, se cantará un solemne Miserere». Ella había donado en 1921 la magnífica corona de plata de procesión que posee la Virgen de las Mercedes de la iglesia de San Andrés. Fue realizada por la Joyería Castellano de Badajoz; ha sido restaurada recientemente y se le suele poner en sus cultos de septiembre. También había costeado la restauración de la capilla de la Virgen de las Mercedes en 1929. Su actividad caritativa la vuelve a desmostar un año antes, al pagar 30.000 pesetas de entonces en 1928 para una sala de operaciones del futuro Sanatorio Augusto Vázquez, cuya obra comenzó en mayo de 1929 y fue inaugurado en 1931. Parece ser que él trabajó Francisco Franco, alias Curro Franco. Se le puso ese nombre en homenaje al famoso cirujano pacense Augusto Vázquez Torres (1883-1965). A partir de 1943 fue llamado 18 de Julio y hoy una residencia de ancianos. Este nuevo Cristo de los Afligidos debe tratarse del hoy llamado Cristo del Perdón. Es de pasta de madera policromada y seguramente procede de Olot (Gerona). Es una obra probable del taller del escultor  catalán José Mató Carbonell, que también recuerda al Cristo de la Fe de la iglesia de Santo Domingo.

Corona de la Virgen de las Mercedes. Posible Cristo de los Afligidos. Ambos fueron donados por doña Faustina Francisca González Salado.
A la familia de la donante se los conocía por los «Salaos». Doña Francisca Faustina González Terrón cambió su segundo apellido por Salado, mote que tuvo su padre. Debió ser una persona muy rica, pues todavía se conserva su imponente panteón con su nombre en la parte antigua el Cementerio de San Juan Bautista de Badajoz, donde en su portada figura Faustina González Salado, pero dentro, en la lápida, figura Faustina González Salao (sic). Francisca Faustina nació en Badajoz el 9 de marzo de 1849 en la calle de la Trinidad  nº 13. Era hija del carpintero Juan Francisco González Hernández, conocido por «Salao», fallecido el 5 de diciembre de 1894 a los 72 años, y de María Antonia Terrón. De este matrimonio tuvieron  dos hijos, el rico industrial Jacinto González Terrón Salao, socio de una empresa de coches de línea con sede en la plaza de España nº 13, fundada en 1897. Estuvo casado con Matilde Bigeriego Gutiérrez,  fallecida en la calle Trinidad nº 4 a los 76 años el 20 de diciembre de 1924. Jacinto falleció el 28 de abril de 1913. Su esposa Matilde era hermana del famoso y rico industrial del hierro y fundición Fernando Bigeriego Gutiérrez, vecino de la calle Menacho nº 39, fallecido el 28 marzo de 1917. Parece ser que de su taller salió el metal del kiosco de la música del paseo de San Francisco, terminado el 10 de agosto de 1894. Tenía una ferretería y almacén llamado San Francisco, en la misma plaza. Como curiosidad, puedo citar que su taller también fabricó la veleta con los puntos cardinales de la columna meteorológica que estuvo en la plaza de España, hoy en el parque de Castelar, o el hierro que se utilizó en el Centro Obrero, que todavía conserva sus barandillas. La otra hija fue Francisca Faustina, casada con Aureliano Aguilar Macías, que falleció en Badajoz el 24 de agosto de 1896, a los 56 años sin dejar hijos. Faustina falleció en Badajoz el 2 de mayo de 1942 en su casa de la calle Arco-Agüero nº 23, a los 93 años.
Panteón de Faustina González Salado en el Cementerio Viejo de Badajoz.

Quinario al Cristo en 1930.
Lo citaba el periódico Correo Extremeño el 30 de marzo de 1930: «Mañana empieza el solemnísimo quinario que dedica al Santísimo Cristo de los Afligidos que se venera en dicha iglesia, la piadosa señora doña Faustina González Salado, con ocasión del primer aniversario de la bendición de su imagen. Todas las tardes, a las siete, después del rezo del santo Rosario, se hará un piadoso ejercicio, terminando con sermón y solemne Miserere. Predicarán los señores siguientes: primer día, don Amador Almeida, capellán castrense; segundo día, don Ildefonso Jiménez, notario mayor del obispado; tercer día, don Eloy Soriano Díaz; cuarto y quinto día, señor cura párroco. Todos los días, a las ocho de la mañana, se dirá una misa que se aplicará por todos los difuntos de la feligresía».
Últimos cultos conocidos al Cristo: el triduo de 1931.
Los últimos datos que tengo de la imagen del Cristo aparecen en el periódico Correo Extremeño del 29 de marzo de 1931: «Solemnísimo triduo de expiación y penitencia en honor del Santísimo Cristo de los Afligidos, que con tanta devoción de todos los fieles de Badajoz se venera en la iglesia de San Andrés, de esta capital. Se celebrará durante los días 29, 30 y 31 de marzo, al toque de oraciones en dicha iglesia. Todas las tardes, después del rezo del santo Rosario, se hará el ejercicio de las cinco llagas, meditación y plática, a cargo del señor cura párroco, terminando con el canto del Miserere por nutrido coro de voces. Los cultos serán, el primer día, a intención de doña Antonia Villanueva; el segundo, doña Julia Lozano, y el tercero, doña Faustina González Salado». Podemos comprobar como de un novenario se pasó a un quinario y por último a un triduo. Esto indicaría que la devoción se fue perdiendo paulatinamente. Se perdería definitivamente tras los sucesos de la proclamación de la II República y la Guerra Civil. Afortunadamente esta imagen recibe de nuevo culto en la parroquia de San Andrés. Procesiona en la noche del Jueves Santo en un Víacrucis al estilo medieval desde hace algunos años.

Notas:
(1)  Ver  entrada nº 3 del blog. «Tres obras inéditas del pintor y escultor polaco Antonio Luschinsky (1767-1833) en Badajoz», del 14 de julio de 2017.

sábado, 26 de mayo de 2018

17. La desconocida ermita de San Felipe Neri, supuesta del Cristo de los Afligidos.

17.

LAS CAPILLAS CALLEJERAS DE BADAJOZ (I)

La desconocida ermita de San Felipe Neri, supuesta del Cristo de los Afligidos.

© Pedro Castellanos  
26 de mayo de 2018

Introducción.
Filippo Neri nació en Florencia, Italia, el 21 de julio de 1515 y murió en Roma el 26 de mayo de 1595. Fue llamado el Apóstol de Roma, siendo el fundador de la Congregación del Oratorio, que tenía como fin la oración, la predicación y la administración de los sacramentos. El papa Pío IV aprobó formalmente la congregación. Era la única en la que los sacerdotes eran seculares que vivían en comunidad, pero sin votos. Los miembros retenían sus propiedades, pero debían contribuir a los gastos de la comunidad. Los que deseaban tomar votos estaban libres para dejar la congregación y unirse a cualquier orden religiosa. San Felipe Neri fue beatificado por Paulo V en 1615 y canonizado por Gregorio XV en 1622. Su onomástica se celebra hoy, 26 de mayo.

Cuadro de san Felipe Neri, hoy en la iglesia de San Andrés.

La frustrada Congregación de San Felipe Neri.
El 7 de marzo de 1810 el Ayuntamiento de Badajoz daba una casa anexa a la entonces parroquia de Santa María la Real (antigua iglesia de San Ignacio de los jesuitas y convento de Santa Catalina) a la «junta de devotos del glorioso san Felipe Neri», como representantes de la futura congregación de presbíteros seculares del mismo santo. Comparecían los regidores perpetuos del ayuntamiento José Vázquez y José Suero Pinilla, comisarios nombrados por el consistorio. La junta de devotos pidió permiso el dos de octubre del mismo año a la Junta Suprema de Extremadura para su fundación y cita el motivo por el que la creaban: «Deseando promover la honra y gloria de Dios y el bien de las almas, hace tiempo tenían proyectado establecer en esta capital una congregación de presbíteros seculares de aquel glorioso patriarca. Que no es menos notoria la grandísima necesidad que en esta provincia, y especialísimamente en esta ciudad, se padece de eclesiásticos, pues, exceptuando los individuos de la Santa Iglesia [Catedral], no pueden enumerarse 16 sacerdotes seculares; que la falta de predicación (cual se requiere en un pueblo como este) ocasiona la grandísima relajación que reina en él».

Lugar donde se quiso instalar las escuelas de la Congregación de Presbíteros Seculares de San Felipe Neri. 
Fue convento de Santa Catalina y después de los jesuitas. 
Hoy es sede de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Badajoz.

Se daba permiso tanto por parte del obispado como del ayuntamiento para la cesión de la casa que fue de los expulsados jesuitas (que ahora pertenecía al consistorio) colindante con la entonces parroquia de Santa María la Real para que, al menos una vez a la semana, se enseñara la doctrina cristiana a los niños de la ciudad. Esta casa cedida era el actual edificio que ocupa la Concejalía de Cultura. La junta de devotos estaba formada por un presidente, que era Alonso Calderón Cabezas, canónigo penitenciario de la catedral; un vicepresidente, que era el presbítero Andrés Trinidad Preciado Méndez; y un secretario, que era el también presbítero Manuel Benegas Montero. Ellos se comprometían a que si no se llegaba a fundar la congregación, las casas volvieran a ser del ayuntamiento, incluida la habitación que utilizaba el cura párroco de Santa María la Real. También pedía la congregación una bodega de aceite a la que se accedía por bajo del arco de la actual calle Soto Mancera, recibiendo a cambio el ayuntamiento otra de similares características, aunque finalmente no se le concedió. Se establecerían una serie de condiciones después de la cesión. Entre ellas, que el ayuntamiento, como patrono de la congregación, pudiese colocar su escudo de armas en la fachada de la casa o en la de la iglesia, donde actualmente figura el escudo de Carlos III. En el mismo documento se cita que se le concede también el permiso para la fundación de la congregación por parte de la Junta Suprema de Extremadura el 18 de noviembre de 1808. Se incluía la vivienda alta de la casa que se comunicaba con la otra manzana por el mencionado arco de la calle Soto Mancera, por ser indispensable para la congregación. Al mismo tiempo, se informa del mal estado de conservación en que se encontraba por su antigüedad. También se solicitaba al todavía rey Fernando VII la real aprobación o licencia para la fundación de la congregación y la donación de la casa.

Se agregaron las rentas de las obras pías de Damiana de León y la Portuguesa Rica.
Para el oratorio se incluían las rentas de la obra pía de doña Damiana de León Silva, viuda del administrador de rentas de puertos secos Gabriel de León Campos, fundada en la iglesia que fue de los jesuitas, donde ella fue enterrada. Doña Damiana vivió en la calle que llevó su nombre, junto a la iglesia, también llamada calle de los Padres, hoy Montesinos. Es de las pocas mujeres que han dado nombre a una calle en el Casco Antiguo. También se agregarían las rentas del vínculo (obra pía) fundado por doña Leonor Grajera Jaramillo, alias «la Portuguesa Rica», viuda del doctor Santiago Vedoya Arce. Estos vivieron muy cerca de los jesuitas, en la entonces calle de la Sal, hoy Arias Montano, donde estaban las llamadas casas de la Portuguesa Rica. Todavía lleva el nombre de La Portuguesa Rica una finca que fue de su propiedad en la carretera de Badajoz a Corte de Peleas, junto a la urbanización La Dehesilla y la cañada real de Calamón.

En amarillo la parcela donde seguramente estuvo la ermita de San Felipe Neri. En verde la casa contigua que la cita en 1802. En azul la casa donde vivió don Andrés Trinidad.

La ermita de San Felipe Neri de la calle Afligidos. Se autoriza por el ayuntamiento en 1802.
Supongo que por la devoción al santo, Andrés Trinidad le dedicó una capilla que era de su propiedad en la calle Afligidos. La ermita, luego llamada de San Felipe Neri, había sido autorizada por el ayuntamiento pacense el uno de abril de 1802, pero sin citar su advocación: «En esta ciudad se ha visto y leído un recurso presentado por don Andrés Trinidad, presbítero de esta vecindad, en que participa [y] tiene dispuesto construir de unas casas suyas propias una capilla pública en la calle del Verdello de esta población; y en consecuencia y considerando esta muy noble ciudad lo útil y beneficioso que puede ser a su vecindario la construcción de dicha capilla, acordó se devuelva el mismo recurso a dicho don Andrés Trinidad con testimonio de este acuerdo, manifestando como desde luego se manifiesta por lo que a su parte toca estar conforme en todo».

Firma del presbítero Andrés Trinidad Preciado Méndez.

Casa donde vivió y murió Andrés Trinidad Preciado Méndez. 
Antigua calle de las Ollerías, hoy Arco-Agüero.

El 20 de abril de 1810 ya parece como ermita de San Felipe Neri. El fundador fue el presbítero Andrés Trinidad Preciado Méndez, mayordomo del convento de Carmelitas.
Este día se vendía una casa en la entonces calle de las Ollerías, actual Arco-Agüero, nº 8, que hacía esquina a la calle Afligidos, también llamada calle de Verdello y luego del Señor de los Afligidos:
«En la ciudad de Badajoz, a 20 de abril de 1810, don Andrés Trinidad, presbítero de esta ciudad, dijo: otorga que vende y da en venta real y enajenación perpetua a Manuel Navarro, su convecino y los suyos, una casa de morada consistente en la calle de Ollerías de esta población, señalada con el número octavo, que linda por la derecha, a su entrada, con otra del vendedor; y por la izquierda hace esquina para la calle de Verdello, que también llaman del Cristo de los Afligidos, por la que tiene su puerta falsa, y esta linda con UNA ERMITA QUE LLAMAN DE SAN FELIPE NERI. Y la hubo por escritura de dación a censo reservativo al quitar que a su favor se otorgó por parte del ilustrísimo señor deán y cabildo de esta Santa Iglesia en el capital de diez mil setenta y un reales y veinte y dos maravedíes, además de otros gravámenes a que se hallaba afecta y constan todos redimidos, menos uno de cinco arrobas de aceite que se pagan a la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario de los Labradores, que se venera en el convento de Santo Domingo de esta ciudad,  y se le pagan por el mes de mayo de cada un año».

1.  Casa de Andrés Trinidad vendida en 1810 al médico Manuel Navarro. 
2. Casa de morada de Andrés Trinidad. 3. Convento de Carmelitas.

Lugar donde probablemente estuvo la ermita de San Felipe Neri, luego imprenta.

El precio fue de 40.000 reales de vellón. Este documento nos revela datos muy interesantes, como la advocación de la ermita, desconocido hasta ahora. Por él sabemos también que la interesante casa de estilo rococó y de influencia portuguesa que hoy existe en esta esquina, hoy con el número 13, propiedad de Andrés Trinidad, fue vendida al médico Manuel Navarro. Andrés Trinidad vivió en la contigua, situada entre la de la esquina y el convento de Carmelitas, hoy con el número 15. La compraría para estar lo más cerca posible del convento, ya que fue su mayordomo. Las monjas le habían cedido a partir del 17 de julio de 1787 una casa que estaba enfrente de la puerta falsa (trasera) de su convento, en la entonces calle de la Sal Vieja, hoy Sepúlveda. El obispo Alonso de Solís Grajera (1783-1797) certificaba por la madre Teresa de Santa Rosa, priora del convento de Carmelitas Descalzas, que Andrés llevaba dos años, desde 1785, como administrador de los bienes y rentas del convento, dando bastantes pruebas de su buena conducta y fidelidad. Se le pagarían 12 fanegas de trigo, tres arrobas de aceite, 2.000 reales de vellón de salario anual, «y además de él, la casa calle de la Sal Vieja, que están enfrente de la puerta falsa del convento, para su habitación, sin pagar por ella cosa alguna, pero sí con las obligaciones que en el día tiene: previendo que en las ocasiones que se le ofrezca salir de esta ciudad a practicar algunas diligencias u ocuparse en beneficio de la comunidad, se ha de mantener a cuenta de ella junto con la caballería y mozo del convento que deberá llevar, cuyos gastos anotará puntualmente en relación jurada que deberá dar para el abono de ellos en sus cuentas».

Muerte de don Andrés Trinidad en 1819 sin haberse fundado la congregación pero sí la capilla.
El 12 de febrero de 1811 otorgaba testamento don Andrés Trinidad, hijo de Juan Trinidad, aunque lo anuló el 12 de agosto del mismo año. En él citaba: «Deseando como hace mucho tiempo que he deseado para honra y gloria de Dios, nuestro Señor, y bien de esta república, el contribuir a fundar una casa de congregación y oratorio de presbíteros seculares de san Felipe Neri, para lo que se han obtenido las licencias necesarias por la junta de devotos del mismo santo, establecida en esta ciudad, con aprobación del ordinario, y se han concedido por esta muy noble y leal ciudad las casas que fueron del colegio de los padres jesuitas. Ordeno y mando, que si en mi vida no se beneficiase el establecimiento de dicha congregación, la puedan realizar mis albaceas que nombraré». Pedía que una vez que falleciese y se pagase su funeral, sus herederos se apoderasen de todos sus bienes, y lo que quedase, se convirtiese en renta para la congregación y construcción de su oratorio. Don Andrés Trinidad falleció en su casa de la calle de las Ollerías de Badajoz el 8 de diciembre de 1819, día de la Inmaculada. No recibió ningún sacramento porque se le encontró muerto en su cama. Por petición de sus dos hermanas, fue enterrado al día siguiente en la parroquia de Santa María la Real, antes iglesia de los jesuitas y convento de Santa Catalina, donde el difunto pretendió fundar la congregación. Esta parroquia fue trasladada después al desamortizado convento de San Agustín, donde hoy radica. El texto del testamento debía ser antiguo, porque ya se cita el oratorio en 1810 como ya hemos visto. Quizá por eso lo anulase seis meses después el testador.
La capilla se vende en 1820 al comerciante Juan Patrón y se convertiría en una imprenta.
Comparecían Catalina Preciado Méndez, ya viuda del ayudante mayor Félix Luconi, y su hermana Josefa, viuda del oficial primero de la real renta de salina Domingo Núñez Guardabrazo, hermanas del presbítero Andrés Trinidad. Ellas la vendían al poderoso comerciante y contador de rentas nacionales de Olivenza, Juan Patrón, el 18 de enero de 1820 por 10.000 reales: «Que habiendo fallecido su hermano entero (1) don Andrés Trinidad Preciado y Méndez, presbítero de esta vecindad, abintestato (2), han recaído en ellas como sus únicas herederas los bienes y alhajas que le pertenecían, y entre ellas, un edificio en la calle del Señor de los Afligidos, que antiguamente llamaban del Berdello, que tenía destinado dicho su hermano para el uso de una ermita u oratorio, compuesta de una sola pieza de corta extensión y un cuartillo, que linda por la parte de arriba con casa que hoy pertenece a la viuda e hijos de don Manuel Navarro, médico titular de esta ciudad, casas de las señoras otorgantes y otros linderos. La cual hubo dicho su hermano por escritura de dación de censo que a su favor otorgaron el prior y religiosos de nuestro padre san Agustín de esta misma ciudad en los 27 de agosto del año pasado de 1793. Cuyo capital también consta hallarse redimido y entregado a dicho convento según consta de otra escritura otorgada por los religiosos de él, en los 17 de enero de 1811. Y considerando que el citado edificio, por su situación y construcción no puede producirles cosa alguna para su subsistencia. Y por otra parte, que para poderle dar algún destino, se necesita gastar en él varias cantidades que no tienen, ni se hallan en disposición de encontrar quien se los facilite, desde luego, han resuelto enajenarlo. Que venden y dan en venta real, por juro de heredad, perpetuamente, para siempre jamás, la pieza de la citada capilla y sacristía a don Juan Patrón, su mujer, hijos y herederos (…) en precio y cuantía de diez mil reales vellón».
Juan Patrón estuvo casado con Ramona Barbieres y la capilla la heredaría el hijo de ambos, el también comerciante Jerónimo Patrón. Se valoró después en 13.000 reales, por las obras de mejora que Jerónimo había hecho en ella, citándose que la ermita se estaba utilizando como imprenta. Ramona Barbieres, ya viuda de Juan Patrón, la citaba en su codicilo (3): «La capilla que fue de don Andrés Trinidad, que ahora es casa, con la imprenta vieja, que ya está inutilizada, se dio de valor al edificio diez mil reales, y a la imprenta tres mil. Y ambas sumas componen la total de trece mil reales. Y el hecho es que la compareciente percibe solo el arrendamiento de la casa. Y la imprenta, su hijo don Jerónimo Patrón, que la tiene arrendada a don Francisco Fernández, en virtud de que dicho su hijo hizo venir de Valencia letra nueva, lo que manifiesta para claridad. También declara que a la capilla y casa de la calle de los Afligidos, le ha puesto un techo y varias divisiones, que han tenido de costo tres mil trescientos reales, lo que declara para que sea mayor aumento de la misma alhaja».
El edificio que sustituye a la antigua ermita de San Felipe Neri, que luego fue imprenta de Juan Patrón, parece ser que fue sustituido por un bloque de varias plantas. Allí tiene su sede, entre otras, la Asociación Amigos de Badajoz. Este edificio fue el antiguo Hotel Montecristo. Esta asociación colocó en noviembre de 2001 un azulejo en una hornacina donde, supuestamente estaba la capilla de los Afligidos, que es un error, pues ya sabemos que era la de san Felipe Neri. Creo que el error viene porque en esa hornacina debió haber alguna imagen religiosa cuando fue hotel, seguramente una imagen de Cristo, que no tiene nada que ver con la de los Afligidos, de ahí el error. Es posible también que el oratorio estuviese en lo que ahora es una cochera situada entre el antiguo Hotel Montecristo y la casa que fue de Manuel Navarro, pues parece que son edificaciones distintas. Esta cochera tiene el número 2 de la calle Afligidos y una superficie de 91 m2. Curiosamente, en el inventario de bienes del comerciante Jerónimo Patrón aparece un cuadro de san Felipe Neri vestido de presbítero, valorado en 160 reales. Junto a la imagen del Resucitado que antiguamente procesionaba el Domingo de Resurrección, que se encuentra en la capilla de la Inmaculada de la parroquia de San Andrés se encuentra un cuadro del mismo santo. Tiene una inscripción que dice: S. FELIPE NERI. MAESTRO DE LA ORACIÓN Y ABOGADO DE LA PERSEVERANCIA. Y CONTRA LOS TERREMOTOS. Es posible que los herederos de Jerónimo Patrón, que fueron sus dos hijos Federico y Amalia Patrón Falls, lo donasen a la parroquia tras haber pertenecido a la capilla de don Andrés Trinidad.

Lugar donde debió estar la ermita de San Felipe Neri. 
Por la izquierda, edificio que fue Hotel Montecristo.
Notas:
(1)     Se refiere a que los tres eran hermanos de padre y madre.
(2)    Sin hacer testamento. En realidad lo hizo, pero lo anuló después.
(3)    Un codicilo es una disposición que el testador añade a su testamento con posterioridad a ser otorgado y que tiene como objeto realizar una modificación no sustancial del mismo, siempre y cuando no se alteren los herederos ni cualquiera de las condiciones que les afectan en tal condición; de lo contrario tendría que hacer nuevo testamento.