domingo, 1 de septiembre de 2019

37. Nuevos datos inéditos sobre el duque de San Germán. El solar de su palacio lo ocupa hoy el convento de las Descalzas. Reconocimiento de un sobrino-nieto nacido en Badajoz (alias Tutavila), hijo de su sobrino Guillermo, que fue enterrado en la iglesia de San Ignacio de los jesuitas (antes convento de Santa Catalina).

37.

Nuevos datos inéditos sobre el duque de San Germán. El solar de su palacio lo ocupa hoy el convento de las Descalzas. Reconocimiento de un sobrino-nieto nacido en Badajoz (alias Tutavila), hijo de su sobrino Guillermo, que fue enterrado en la iglesia de San Ignacio de los jesuitas (antes convento de Santa Catalina).

Era lógico que el duque viviera contiguo al convento de San Onofre, donde quedó depositada temporalmente la imagen de la Virgen de la Soledad, Patrona de Badajoz, hasta que se construyó su primitiva ermita. Supuestamente, nos la trajo él desde Nápoles.

Pedro Castellanos
1 de septiembre de 2019
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Algunos datos biográficos.
Francisco Tutavila era natural de la ciudad de Nápoles, fue hijo de Octavio Tutavila y Porcia del Tufo (1). Muy poco sabemos sobre la infancia de Francisco, salvo un curioso detalle, como veremos después, que en la ciudad de Bruselas, con la edad de siete años, era paje de Alejandro Farnesio (1610-1630), príncipe de Parma. El duque llega a Badajoz el uno de diciembre de 1650, con 46 años, no el año anterior como citan algunos autores. El ayuntamiento acordaba que don Nuño y don Andrés de Chaves acudiesen a Talavera la Real, «a dar la bienvenida al señor don Francisco Totavila [sic], que viene a esta ciudad para gobernador de las armas de ella». El ayuntamiento informaba el día cinco que los señores García Siliceo y Antonio Cabrera fueron a visitar al duque a besarle la mano, como era costumbre, y darle la bienvenida. El 15 de diciembre de este año, como también era costumbre, visitó la catedral para devolverle la visita que el cabildo catedralicio le hizo a su llegada:
Este día entró en este cabildo el señor marqués de Totavila [sic], capitán general de este Ejército, acompañando de los señores don Francisco de Mesa, don Juan de la Guerra, Pedro Halconero y Bartolomé Salgado, canónigos, y se le hizo en todo el mismo recibimiento que al marqués de Leganés, como consta del cabildo celebrado en tres días de este presente mes.
Firmas de Francisco Tutavila, duque de San Germán, y su mayordomo Luis Brignola, ambos napolitanos.
El también citado «duque de Totavila», sustituía en el gobierno de las armas al marqués de Leganés, que se marchaba de Badajoz el pasado tres de diciembre. El ayuntamiento acordaba también despedirse de él, que se marchaba a la villa de Madrid. Bajaron cuatro caballeros regidores con los maceros a recibirle. Todos ellos entraron a las antiguas Casas Consistoriales de la plaza Alta, colocándole en el lugar más relevante, donde se ofreció servir a la ciudad.
El duque contraería matrimonio en Badajoz.
Era un dato desconocido hasta ahora y debió ser antes del 16 de febrero de 1656. Su esposa fue Catalina de Cárdenas Colón de Toledo y Portugal, XIV condesa de la Puebla del Maestre y V marquesa de Bacares. Ella era la hija mayor del ya difunto Diego de Cárdenas Balda y Zárate, I marqués de Bacares y de Ana Francisca Colón de Portugal. Fruto de las buenas relaciones del duque de San Germán con la Iglesia católica, el miércoles 16 de febrero de 1656, este recibía el «parabién» (felicitación) del cabildo por su reciente matrimonio con la nieta (sic) del conde de la Puebla del Maestre. Sin embargo, este matrimonio no se registra en Badajoz en ninguna de las parroquias de la época porque, seguramente, se casó en su oratorio particular de la hoy plaza López de Ayala. Esto era poco habitual y solo en personas de la nobleza. Aunque puede que se casasen fuera de la ciudad, pues solo quedaron registradas las bendiciones nupciales o velaciones (que podían hacerse en otra fecha y lugar) ordenadas por el obispo Diego López de la Vega al ya matrimonio el jueves 26 de julio de 1657. Fue testigo el capitán de caballos y corazas Luis Briñola, napolitano de nacimiento, mayordomo del duque:
Don Francisco Tutavila con doña Catalina de Cárdenas. Casados y velados. En la ciudad de Badajoz, en 26 días del mes de julio de 1657 años, el padre maestro fray Antonio Delgadillo, prior del convento de Santo Domingo de esta ciudad, con licencia de su ilustrísima el señor obispo don Diego Lopes de la Vega, dio las bendiciones nupciales a los excelentísimos señores don Francisco de Tutavila, duque de San Germán, capitán general y gobernador de las armas de este Ejército y a su excelencia, la señora doña Catalina de Cárdenas, hija de don Diego de Cárdenas y de doña [Ana] Francisca Colón de Portugal en su oratorio. Siendo testigos, yo, don Cristóbal del Estoque Jaramillo, teniente de cura de la catedral de esta ciudad y el capitán Luis de Briñola. Y lo firmé yo, el dicho teniente, por haber hecho ausencia el dicho padre prior.
El ayuntamiento solicita al rey que no se marchase a Cataluña en 1652.
Era muy estimada como veremos la labor del duque en Badajoz en su lucha contra Portugal, así lo demuestra el ayuntamiento el 21 de mayo de 1652:
En este cabildo, el señor corregidor, propuso como su Majestad (que Dios guarde), ha anunciado orden de que el señor duque de San Germán, gobernador de las armas de este Ejército, vaya al Ejército de Cataluña a servir el oficio de maestre de campo, del que respecto que el dicho señor duque de San Germán está gobernando con tanto aplauso de esta ciudad y de toda la provincia, convendría escribir a su Majestad. Y visto por esta ciudad la dicha proposición, y el desconsuelo que causará a esta ciudad y toda la provincia el que se vaya por estar gobernando con tanto efecto y voluntad. Acordó se escriba a su Majestad, suplicándole esta merced. Y asimismo, se escriba al excelentísimo señor don Luis de Haro, representándole las razones referidas y las demás que fueren necesarias.
A tierras extremeñas llegó el capitán general Juan José de Austria (1629-1679), hijo ilegítimo de Felipe IV, que no podía reinar, pues no era heredero legal al trono pero que había recibido educación principesca y siempre se le menciona como el título de alteza. Él dirigió 14.000 hombres que penetraron en la región del Alentejo portugués, logrando conquistar la ciudad de Évora. El duque de San Germán acompañaba a Juan de Austria, en un principio en la ciudad de Zafra, lugar donde ya se encontraban el 6 de marzo de 1662. El cabildo de la catedral les pedía a ambos que asegurasen su ganado y carretas. El 17 de abril de 1663 el cabildo catedralicio de Badajoz encargaba al famoso Juan Solano de Figueroa, Manuel Calderón, Bartolomé Gómez Cordero y a Francisco Doblado visitasen a Juan de Austria y le diesen la bienvenida desde Zafra a Badajoz. Como dato curioso, anteriormente, el 15 de noviembre de 1662, el mayordomo del duque, el capitán Luis Briñola, que en ese momento residía en Badajoz, vendía al doctor Antonio de Orea y Medina, capellán de honor del mencionado Juan de Austria, cuatro esclavas por 13.500 reales de vellón que fueron propiedad del duque de San Germán. Los esclavos eran muy comunes en las personas de alta posición económica y social, aunque ahora nos resulte extraño e inhumano.
El duque apadrina a una sobrina en 1663. Era hija del II marqués de la Sauceda, que se había casado en Badajoz.
También es otro dato desconocido. La niña era hija del maestre de campo Francisco Tello de Portugal Medina y Botti, caballero de la Orden de Alcántara, II marqués de la Sauceda, primer marido (fue anulado posteriormente) de Lorenza Francisca de Cárdenas Colón de Toledo y Portugal, I condesa de Montenuevo, hermana de su esposa. El bautizo se celebró en la Catedral de Badajoz el 27 de abril de 1663. Desgraciadamente parte de este libro de bautismos desapareció por las guerras con Portugal. Sin embargo, la fecha quedó registrada en su índice. El dato aparece en un documento fechado el 21 de abril de 1663:
Este dicho día y cabildo, tratado y conferido el llamamiento, acordó su señoría se dé licencia al señor duque de San Germán, capitán y gobernador de las armas del Ejército de Extremadura contra el reino de Portugal, para ocupar la capilla del Bautismo de esta Santa Iglesia y poner cama, para bautizar una hija del maestre de campo don Francisco Tello de Portugal y doña Francisca de Cárdenas, hermana de la señora duquesa de San Germán, de quien ha de ser padrino el dicho señor duque.
Como dato también inédito, puedo citar que los mencionados Francisco Tello de Portugal y Francisca de Cárdenas se habían casado en la Catedral de Badajoz el 27 de julio de 1659. Él era hijo de Juan Gutiérrez Tello e Isabel de Portugal. Ella era hija de Diego de Cárdenas y Ana Francisca Colón y Portugal. Fue testigo el duque de San Germán y su mayordomo, el capitán Luis Briñola. Años más tarde el duque abandonaba Badajoz y se marchaba hacia Navarra. El 5 de diciembre de 1663 el cabildo catedralicio de Badajoz leía una carta suya. Recordemos que había sido gobernador de las armas del Ejército de Extremadura contra Portugal, y en esta carta declaraba que el rey Felipe IV, padre de Juan de Austria, le había nombrado virrey del reino de Navarra, tomando posesión el 21 de abril de 1664. Ya debía estar fuera de Badajoz, supongo que con el Ejército en las campañas contra Portugal, por lo que no pudo despedirse en persona del cabildo de la catedral, como era costumbre. El cabildo acuerda darle respuesta y el «parabién». El duque no llegaría a ver terminada la primitiva ermita de la Soledad tras marcharse de Badajoz. Debido a un ataque de gota, falleció en Madrid el 30 de enero de 1679, sin poder hacer testamento. Parece ser que fue enterrado en el entonces Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid, hoy colegiata de San Isidro. Supongo que por el afecto que tenía a los jesuitas como a los de Badajoz.
Las primeras casas del duque de San Germán. Su palacio estuvo en el lugar que hoy ocupa el convento de Ntra. Sra. de las Mercedes, vulgo Descalzas. Antes fue de los Bravo de Jerez.
Francisco Tutavila tuvo unas casas contiguas al desaparecido convento de San Onofre, cercanas a su palacio. Estaban en la hoy calle Menacho. Estas casas se las vendió Ana Sánchez, viuda de Pedro de Coto, en 1654 por 100 ducados. Él llegó a Badajoz cuatro años antes, quizá ya viviera en su palacio. La vendedora las citaba así:
Unas casas que yo tengo en esta ciudad, en la calle del convento de monjas de San Onofre, linda por una parte con el dicho convento, y por la otra con casas que fueron de Juan de la Torre; que tiene ocho piezas, seis bajas y dos altas en que entra una caballeriza que yo he hecho de nuevo. Y asimismo, tiene un corral, con dos granados y un moral; de que se pagan 14 ducados de censo en cada un año.
Estas casas no debieron ser muy grandes por el precio de compra. El duque las donó junto con varias alhajas de oro y plata, una esclava mulata de unos 19 años llamada María, a María Francisca de la Cruz, monja en el convento de San Onofre en 1656. Una vez fallecida, las heredaría María de la Encarnación, hija del difunto Pedro del Castillo y Juana de la Cruz, sobrinos de María Francisca. Supongo que debido a esta amistad que tenía con María Francisca de la Cruz, el duque pagó gran parte de la nueva capilla, celdas, claustro y torre del convento de San Onofre. Así lo citaba en su testamento el famoso carpintero, entallador, ensamblador pacense y maestro mayor de obras Antonio Morgado en 1661:
Asimismo, declaro que su excelencia, el duque de San Germán, quedó conmigo de ajustarme la obra de celda, torre, claustro y otras obras que hice en el convento de San Onofre de esta ciudad de orden de su excelencia, y me dijo preguntándome qué le debía. Y respondiéndole, que 3.500 hasta 4.000 reales. Y diciéndome que de qué me debía tanto dinero, le representé la memoria y papeles de dicha obra. Y habiéndolos visto, dijo que no se iría de esta ciudad sin satisfacerme.
Plano de Badajoz del Archivo de Estocolmo (C.a. 1645-50). En azul, la casa que fue del duque contigua al desaparecido convento de San Onofre. La compró en 1654 y la donó en 1656.

Frente a la casa de Sebastián Montero estaba la plazuela de Juan Bravo de Jerez, llamada desde 1880 como plaza López de Ayala, antes de las Descalzas. El duque de San Germán habitó la llamada «casa del gobernador de las armas», donde ya vivía con seguridad en 1655, un entorno donde vivieron numerosas familias de ilustre abolengo. Según documentos de la época, era la mejor casa de la ciudad y muchas leguas del contorno. Juan Bravo de Jerez se llamó así por ser natural de la localidad pacense de Jerez de los Caballeros. Fue uno de los personajes más ricos de la ciudad, ya que fue «familiar» del Santo Oficio de la Inquisición de Llerena y en 1560 alcalde mayor de sacas de los obispados de Badajoz y Coria. Sus casas las había heredado su hijo Antonio Bravo de Jerez Leguízamo. Antonio también debió de amasar una gran fortuna, pues fue regidor de Valencia de Alcántara, alcalde mayor de Badajoz en 1598 y cada año recibía mil ducados (11.000 reales de vellón) de censo anual del estado de Feria que le pertenecían. A pesar de ello las perdió, porque no había seguido pagando un censo perpetuo que anualmente se le pagaba a la Cofradía del Santísimo Sacramento, con el que estaba grabada la casa que mandó derribar su padre para hacer la plazuela que hoy conocemos.
Al perder las casas Antonio Bravo, se quedó con ellas un primo segundo suyo, el segoviano Pedro Ibáñez de Segovia Leguízamo, caballero de la Orden de Calatrava, señor del Castillo de Orozco (Vizcaya), y del pequeño municipio de Vegas de Matute (Segovia). Fue patrono del sepulcro de la capilla del venerado Cristo del Claustro de la Catedral de Badajoz. Era hijo de Pedro Ibáñez de Tovar Segovia y de Isabel de Leguízamo (o Leguizamón), vecinos que fueron de Segovia, de ahí el apellido, y más tarde de Badajoz, con casa en la alcazaba. Pedro Ibáñez de Segovia Leguízamo había heredado en 1627 todas las pertenencias de sus difuntos padres, aunque tenía una hermana. Ella hizo, como era obligatorio entonces al entrar en un convento, la «renuncia de sus legítimas», desistiendo de todos sus bienes materiales. Se llamaba Elvira Ibáñez de Leguizamón Manrique, monja en el convento de las Descalzas Reales de Madrid. Pedro Ibáñez de Segovia Leguízamo vendió estas «casas principales» con su huerta, vergel y noria en Madrid en 1630 por 3.500 ducados (38.500 reales) al licenciado Juan Montero de Villalobos. Este las compró en realidad para su sobrino: el capitán Sebastián Montero de Espinosa, que fue regidor de la ciudad de Badajoz y administrador general de las salinas de Extremadura, y quien encargó fundar el futuro hospital de San Sebastián de Badajoz. No fue en sus casas ya que, por quejas de las monjas de San Onofre, se hizo en la hoy plaza de Minayo, donde estaba el primitivo convento de las Descalzas. En estas casas que más tarde fueron convento de las Descalzas vivió Sebastián junto a su segunda esposa, María Hidalgo de Paredes. Eran las casas que citaba en 1632, pocos años antes de su muerte, en la fundación de su mayorazgo:
Las casas principales de nuestra morada, que son en la calle que llaman de San Onofre, que hacen plaza delante de las puertas principales de ella, las cuales hacen isla de cuatro calles, la principal, la calle de San Onofre, alinda con el convento de monjas [de San Onofre] y las dos calles de los lados salen a la calle del convento de Santo Domingo, con su huerta, cocheras y sitios.
Por la descripción que hace de ellas, haciendo «isla de cuatro calles», indica que era una manzana aislada, con fachada principal a la entonces calle de San Onofre, hoy Menacho, frente a la plaza de Juan Bravo de Jerez, hoy plaza López de Ayala. Las dos calles laterales eran la actual calle De Gabriel y otra llamada «Travesía de las Monjas», que la separaba del convento de San Onofre, templo ya desaparecido que estuvo en medio de la actual avenida Juan Carlos I. La última calle era la trasera hacia donde daba la huerta de las casas, es decir, la calle Santo Domingo.
Reconocimiento de un sobrino-nieto del duque llamado también Francisco Tutavila, residente en Medellín (su hijo fue el capitán de caballos y corazas José de Tutavila). Francisco era nieto de Horacio Tutavila, I duque de Calabrito, hermano mayor del duque de San Germán.
Este interesante e inédito documento se titula «Información hecha por don Francisco Tutavila, teniente coronel de caballería reformado». Ya debía tener Francisco unos 67 años, suponiendo que naciera en 1652Comparecía Nicolás Gómez Pedrero, en nombre del mencionado Francisco Tutavila, que residía en la localidad pacense de Medellín, perteneciente al Obispado de Plasencia, para probar y justificar que era hijo natural de Guillermo Tutavila, sobrino del duque de San Germán, ambos ya difuntos. Él había nacido en Badajoz, pidiendo inscribir su partida de bautismo en uno de los libros de la parroquia del Sagrario de la Catedral de Badajoz, por no haberse hecho en su momento. Exhibió varias cartas y licencias que se admitieron, además del testimonio, bajo juramento, de nada menos que catorce testigos. Finalmente el obispado admite que realmente fue sobrino (sobrino-nieto en realidad. Esta denominación no existía entonces) del duque de San Germán, aunque de madre desconocida. Se publicaba un auto fechado en Badajoz el 27 de noviembre de 1719, en el que Juan Burgalés de Aguilar, brigadier de los reales ejércitos, gobernador de la ciudad de Badajoz, citaba que habiendo visto los anteriores documentos, mandaba que se publicasen en aquel año de 1719, como así se hizo.
Datos aportados por los testigos que comparecían el 6 de septiembre de 1719.
El primero fue Antonio Amado Barquero, que citaba que en el año 1652, siendo capitán general y virrey de la provincia de Extremadura y de las armas del Ejército el duque de San Germán servía en él Guillermo Tutavila, su sobrino, soltero, e hijo legítimo del duque de Calabrito (Horacio Tutavila), hermano mayor del duque de San Germán. Francisco Tutavila (sobrino-nieto) era hijo de una mujer «de honesta y honrada familia». Sus padres lo criaron y le dieron su apellido. El duque de San Germán, que no tuvo descendencia, siempre lo reconoció como su sobrino y lo educó cuando murió su padre, según el documento «en esta ciudad». No era cierto como ya sabíamos, sino en Portugal. El duque y su esposa, la condesa de la Puebla y de Bacares, lo cuidaron con especial cariño, como contaba el propio duque a Juan Enríquez, virrey que fue de Méjico y en otras nueve cartas más. Imagino que este virrey fue Juan Enríquez de Almansa, II marqués de Alcañices, conde de Almansa y de Vila Flor, casado con Juana Ignacia Quaresma Peçanha. Su hijo Luis Enríquez de Guzmán fue XXI virrey de Nueva España y XVII virrey del Perú. 
Se citaba de nuevo que Francisco Tutavila (II) nació en Badajoz, donde se crio y educó, pero por más que se buscó en los archivos parroquiales no se encontró dato alguno, también por no «cautelar» el honor de su madre. Igualmente se cita que se le podía haber bautizado fuera de Badajoz, como sucedía en estos casos, supongo que para evitar habladurías por ser hijo de padres solteros. En aquella época estaba muy mal visto ser padres sin estar casados. Francisco Tutavila, había tenido una vida cristiana, frecuentando los sacramentos, siéndole necesaria esta partida a su hijo, el capitán de caballos y corazas José de Tutavila (sobrino-bisnieto del duque de San Germán).
El segundo testigo, Cristóbal del Castillo, citaba unos curiosos datos sobre la vida del duque de San Germán en su infancia. Él había leído una carta en la que se cita que el futuro duque con la edad de siete años, fue paje de Alejandro Farnesio, príncipe de Parma. En este empleo estuvo el testigo hasta su muerte y cuando comenzó la guerra con Portugal, llegó a Badajoz con la caballería del Rosellón Viejo, y fue en ella cuando le conoció el testigo. Decía que fue de una familia nobilísima, hijo natural de Guillermo Tutavila. El testigo oyó decir a Francisco Tutavila que era natural de la ciudad de Badajoz, bautizado en la pila de San Juan (Bautista), habiendo vivido con mucha honestidad y recato, frecuentando los templos y en especial, la catedral, donde muchas veces acudía a misa, a confesar y comulgar.
El tercer testigo, Lázaro Pérez Cuello, confirmaba que era natural de Badajoz e hijo del duque de Calabrito. Tras la muerte de su padre Guillermo, el duque de San Germán lo trató como a un hijo porque su madre era soltera, aunque de buena familia. Francisco Tutavila vivió en casa del duque, llevándole a la escuela con un maestro de primeras letras. En casa del duque se le trató por sus criados como su sobrino, aunque nunca lo llamó hijo. A todos estos criados los oyó decir muchas veces que era hijo de su sobrino y que aunque no sabía su edad, iba a la escuela y le pareció tener edad similar a la suya.
El cuarto testigo, Diego de Alvarado y Tovar, cura de la parroquia de la Concepción de Badajoz, declaraba que le conoció viviendo en Badajoz como sargento mayor mucho antes de marcharse a Medellín, donde vivía, y le oyó decir a su tío, el pertiguero de la catedral Martín de Alvarado, que Francisco era hijo de Guillermo Tutavila, sobrino carnal del duque de San Germán «y se enterró dicho don Guillermo en el colegio de la Compañía de Jesús de ella». Citaba que Francisco vivió en casa del duque, educándole y tratándole como su sobrino, nacido en Badajoz y bautizado, pero no le había oído decir el apellido de su madre, porque no sabía cómo se llamaba, ni de dónde era. Mencionaba dos cartas enviadas por el duque, la primera siendo capitán de infantería, virrey y capitán general del entonces reino de Sicilia. La segunda siendo virrey y capitán general de Cataluña. También menciona una carta que el duque escribió a Juan Enríquez, virrey que pasó a Indias, en que le encomendaba que cuidase de su sobrino Francisco. Citaba las nueve cartas de la duquesa de San Germán, condesa de la Puebla y marquesa de Bacares, en que trataba a Francisco como su sobrino, por haber tenido consanguinidad con su marido.
El octavo testigo, Pedro Pantoja Silva Laso de la Vega y Figueroa, caballero de la Orden de Santiago, alférez mayor del consistorio, citaba que conoció a Francisco como capitán de caballos en Cataluña, durante la guerra con los franceses en 1692, donde participó el testigo. A los dos cabos principales les oyó decir siempre que Francisco era sobrino del duque, y que por haberse casado, no le otorgó mayores empleos y que creía que era natural de Badajoz, pero no sabía dónde se bautizó y si realmente era hijo de Guillermo Tutavila.
El noveno testigo fue Isabel de Morales, que decía que conocía muy bien a Francisco, diciendo que era natural de Badajoz y que se crio aquí con una tía suya, también llamada Isabel de Morales, que vivía por bajo de la casa que se llamaba del Deán Viejo, que estaba en la hoy calle Cristóbal Oudrid. Por todo ello tenía muchos datos sobre Francisco y que era hijo de Guillermo Tutavila. Isabel de Morales lo crio hasta que el duque se lo llevó a su casa. También sabía que cuando el duque se marchó de Badajoz se lo llevo con él, aunque no sabía su edad, ni la parroquia dónde fue bautizado.
El décimo primer testigo, el escribano de Badajoz Manuel Mejía Lozano, aportaba datos muy interesantes. Declaraba que le conoció desde niño y que el duque estuvo en Badajoz en la guerra desde 1640 hasta 1660 o 1661. Decía que conoció a la difunta Isabel de Morales y citaba:
Que a dicho don Francisco Tutavila, teniente coronel, le había echado a la puerta de dicho señor duque, colgándole de una reja y que este, don Francisco, lo dio a criar dicho señor duque de San Germán a la dicha Inés de Morales, y siendo de edad suficiente, lo recogió a su casa dicho señor duque, que lo vio el testigo, en cuya casa se crio, habiendo tenido y reputado por hijo natural de don Guillermo Tutavila, caballero de estado, sobrino legítimo de dicho señor duque. Y nunca le oyó decir, ni después, acá lo ha oído quién fue su madre del dicho Francisco de Tutavila en esta ciudad y que este bautizo se hizo en la Santa Iglesia Catedral, RESPECTO DE QUE DONDE VIVÍA DICHO DUQUE [DE SAN GERMÁN], ERA DONDE HOY ES CONVENTO DE DESCALZAS, QUE EN AQUEL TIEMPO ERAN LAS CASAS DE LA OBRA PÍA QUE INSTITUYÓ SEBASTIÁN MONTERO. Y que esta casa es del barrio del Sagrario de dicha Santa Iglesia Catedral. Y este testigo tiene por ciertos y sin duda ser de la edad que dice en su pedimento dicho don Francisco, por ser este testigo dos o tres años más viejo que dicho don Francisco. Además sabe este testigo y comprueba que todos los muchachos de aquel tiempo con quien dicho don Francisco jugaba, no sabían otro apellido que Tutavila. Y le oyó decir a doña María Francisca de la Cruz, religiosa que fue en el convento de San Onofre de esta ciudad, con quien tenía mucha comunicación dicho señor duque, (2) que a este había llegado como los muchachos le llamaban Tutavila, que es como se había de llamar y firmar, a que dicho señor duque le había respondido se llamase como quisiere. Y desde entonces se comprobó más la verdad de ser dicho don Francisco hijo del dicho don Guillermo Tutavila, pues a vista licencia y paciencia de su tío dicho señor duque, así se lo firmaba, llamaba y nombraba.
Y por reconocerlo así, dicho señor duque, se lo llevó consigo cuando fue por virrey de Navarra y después de Sicilia y Barcelona, dándole los honores de guerra que en las patentes que le han sido mostradas y ha reconocido sus firmas y más se comprueba esta verdad por la carta que el dicho señor duque de San Germán sirvió a don Juan Enríquez, virrey que fue de Méjico, sirviéndole en razón de los asientos de dicho Francisco, tratándole de su propio sobrino, hijo de su sobrino don Guillermo Tutavila, cuya firma reconoce por ser de dicho señor duque. Y este reconocimiento se continuó por la señora duquesa de San Germán hasta su muerte, de forma que este testigo no tiene duda, ni la puede haber de que dicho don Francisco Tutavila que le representa, es natural de esta ciudad, hijo natural de dicho don Guillermo y sobrino del señor duque de San Germán.


Plano de Badajoz del Archivo de Estocolmo (C.a. 1645-50). En rojo el palacio del duque de San Germán (antes de Sebastián Montero de Espinosa). En verde, cuerpo de guardia del duque de San Germán (luego palacio de Capitanía General de Extremadura). En azul, la casa que fue del duque, contigua al desaparecido convento de San Onofre. En el círculo amarillo, casa principal del mayorazgo del regidor de Badajoz Alonso García de Figueroa, alias «el Rico».
También resulta interesante el testimonio de la duodécima testigo, María Rodríguez, viuda de Domingo González. Decía que le conocía muy bien desde pequeño y que había vivido en casa del duque y había oído decir que era su sobrino. No conoció a su madre, pero sí a Guillermo Tutavila, sobrino carnal del duque, «el cual murió en una refriega y está enterrado en la Compañía de Jesús de esta ciudad»:
Y sabe que dicho don Francisco Tutavila nació en esta ciudad, y en ella se crio, y que será de dos a tres años menor que la testigo y que es cierto que se bautizó en ella, no sabe en qué iglesia, pero sabe que a DONDE VIVÍA DICHO SEÑOR DUQUE Y SU SOBRINO DON GUILLERMO, ERA EN LAS CASAS DE SEBASTIÁN MONTERO, QUE HOY ESTÁN HECHAS CONVENTO DE RELIGIOSAS DESCALZAS, Y DONDE ESTÁ LA TORRE, ESTABA LA SALA DEL DESPACHO DE DICHO SEÑOR DUQUE. Esto lo sabe porque como muchacha haya haberse criado inmediata al barrio que por todos los muchachos, criados y pajes de dicho señor duque, le llamaban Tutavila. Y en casa de dicho señor duque, por sus pajes y criados y demás personas, se le tenía y respetaba al dicho don Francisco Tutavila por sobrino de dicho señor duque de San Germán. Y mediante serlo, se lo llevó cuando se fue de esta ciudad y le dio las conveniencias en la guerra que así el duque como la duquesa, durante el tiempo que estuvieron en esta ciudad, tuvieron, criaron y enseñaron al dicho don Francisco por tal su sobrino.


El despacho del duque de San Germán estuvo en la esquina donde hoy está la torre del convento de las Descalzas. Ahí vivió junto a su esposa, su sobrino Guillermo y su sobrino-nieto Francisco.
El decimotercer testigo, Manuel de Silva Figueroa, caballero de la Orden de Santiago y regidor de Badajoz, citaba que conocía bien a Francisco Tutavila:
Consta de la carta que asimismo le ha sido mostrada, escrita en Madrid, con fecha del 20 de agosto del año pasado de 1668 a don Juan Enríquez, virrey que dicen fue de Méjico, al parecer firmada de dicho señor duque, en la que además de tratarle a dicho don Francisco Tutavila por hijo de don Guillermo Tutavila, su sobrino, le proteja para que consiga las medras que le desea. Y además, habiendo estado de testigo en la dicha villa de Madrid, vio en casa de la señora duquesa de San Germán a dicho Francisco con aquella estimación de dependiente de la familia de su marido, aunque este ya era muerto. Y esto lo comprueba este testigo además de haberlo así oído por las cartas que dicha señora duquesa de San Germán, condesa de la Puebla, escribió hasta el año de su muerte a dicho don Francisco Tutavila, llamándole y nombrándole de sobrino, y en la cortesía, «tu tía mayor, servidora que más te quiere».
El decimocuarto testigo, el coronel reformado de infantería Juan Antonio Aranda, citaba que en la guerra antigua de 1640 con el reino de Portugal, la ciudad de Badajoz estuvo sitiada por los portugueses sobre 1658. En socorro de la ciudad llegó el tercio del maestre de campo Francisco Araujo, siendo por estas fechas gobernador de las armas el duque de San Germán. El testigo sirvió en el Ejército como alférez y capitán de infantería y conoció a Francisco viviendo en casa del duque, afirmando que entre los oficiales mayores y menores del Ejército se le consideraba hijo de Guillermo Tutavila, y que era público y notorio que este último «había muerto en esta ciudad en una refriega, no sabe ni a oído dónde estaba enterrado». Habiendo muerto Guillermo, el duque le recogió en su casa, con tal estimación, que algunos dudaban si era hijo suyo. Desconocía dónde había nacido, quién fue su madre y que el duque se lo llevase cuando se marchó de la ciudad.
El Obispado de Badajoz declara oficialmente en 1719 a Francisco Tutavila nacido en Badajoz. Publicación de su partida de bautismo.
El 20 de noviembre de 1719 se publicaba un auto por el vicario general del obispado, José Moneba de la Cueva. Habiendo visto la documentación aportada por Francisco Tutavila, que residía en Medellín, y las cartas mencionadas citaba:
Dijo su merced, QUE DECLARABA Y DECLARÓ AL DICHO DON FRANCISCO TUTAVILA POR HIJO DEL DICHO DON GUILLERMO, SOBRINO DEL DICHO SEÑOR DUQUE DE SAN GERMÁN, Y HABER NACIDO EN ESTA CIUDAD Y SER NATURAL DE ELLA y mando se ponga y anote en el libro de bautizados de la parroquia de señor San Juan, que está en el Sagrario de dicha Santa Iglesia [Catedral] del año pasado de 1652, como hijo del dicho don Guillermo Tutavila y de mujer que no se sabe su nombre ni estado.
A continuación aparece la partida de bautismo. Don Juan Tomás de Melilla, cura teniente del Sagrario, certificaba que en el libro de bautismos que empezaba en 1717 figuraba lo siguiente:
En cumplimiento del despacho del señor provisor, su fecha día 20 de noviembre de 1719 años, en que manda se ponga aquí una partida, la cual queda anotada al folio 163, es como sigue: En la ciudad de Badajoz, a 24 días del mes de noviembre de 1719 años, yo don Juan Tomás de Melilla, cura teniente del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, certifico y hago fe, como en virtud del despacho del señor provisor, expedido por el día 20 de noviembre de 1719 años, el cual queda anotado, el año de 1652, al folio 173, en el cual despacho y testimonio quedó declarado como don Francisco de Tutavila es hijo de don Guillermo Tutavila y sobrino del señor duque de San Germán y de mujer que no se sabe el nombre ni estado, y haber nacido en esta ciudad y ser natural de ella y para que conste donde convenga, puse aquí esta declaración y rectificación de orden del señor provisor. Y quedó aquí el despacho. Yo firmé, Badajoz, a 24 de noviembre de 1719 años. Don Juan Tomás de Melilla. La cual dicha partida está bien y fielmente sacada como de su original consta a que me remito, que quedó en el archivo de dicha Santa Iglesia. Y para que conste donde convenga, doy la presente y lo firmé. Badajoz, 24 de noviembre de 1719 años.
Como ya sabíamos (3), el padre del niño: Guillermo Tutavila, sobrino del duque de San Germán, fue enterrado en 1653 en un sepulcro junto al altar mayor de la iglesia de San Ignacio de los jesuitas, antes convento de monjas de Santa Catalina. Murió con tan solo 22 años de edad en la batalla de Arronches en Portugal. No se conocía hasta ahora que tuvo un hijo, que debió nacer en 1652, cuando su padre tenía 21 años (también era desconocido que Guillermo tuvo un nieto llamado José de Tutavila). Allí fue enterrado Guillermo, quizá porque el duque de San Germán tenía gran aprecio a los jesuitas. No en vano, costeó la capilla mayor de la iglesia, que es la que hoy se conserva y se está excavando. El Obispado de Badajoz, que puso muchas zancadillas a los jesuitas para instalarse en Badajoz, acordaba prestarles la madera que pedían el 31 de mayo de 1656:
Acordó su señoría y cabildo se preste la madera necesaria al duque de San Germán, gobernador de las armas de este Ejército y a los padres de la Compañía de Jesús, para los altares y procesión en la traslación y dedicación de la capilla mayor de su colegio que ha hecho y fabricado a su costa y expensas el dicho duque. Acordó su señoría y cabildo que para cuando pase por esta Santa Iglesia la procesión de los padres de la compañía, el señor doctor D. Juan Benítez, canónigo de lectura, disponga hacer un altar junto al púlpito y se vistan los postes con los brocateles.


Lápida de Guillermo Tutavila, padre de Francisco Tutavila (II). Procede de la antigua iglesia de San Ignacio de los jesuitas. Hoy se encuentra en los almacenes del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. El escudo de armas corresponde al duque San Germán.
El cuerpo de guardia del duque de San Germán. Hoy lo ocupa el palacio que fue Capitanía General de Extremadura. Fueron las casas de Baltasar Bravo de Lagunas y su solar perteneció al pintor Luis de Morales.
Históricamente se ha confundido su palacio con el cuerpo de guardia que tuvo enfrente. Después de morir Sebastián Montero vivieron en sus casas (ya de su obra pía) los capitanes generales de la plaza, entre ellos, el duque de San Germán. Así lo demuestran varios escritos, uno fechado en 1664, que no se ha sabido interpretar correctamente. En este documento, los albaceas testamentarios del regidor y procurador general Baltasar Bravo de Lagunas, citaban que Baltasar vivió en unas casas frente a las de Sebastián Montero, que las últimas fueron antes de su primo Juan Bravo de Jerez:
Decimos que por cuanto por fin y muerte del susodicho Baltasar Bravo, quedaron unas casas de morada que están enfrente de otras principales que quedaron por fin y muerte de Sebastián Montero, en que vivió el señor duque de San Germán, gobernador que fue de las armas del Ejército de Extremadura, que hacen una plazuela que antiguamente llamaban la de Juan Bravo de Jerez, cerca del convento de monjas de San Onofre de esta ciudad, que por una parte hacen rincón, que linda con casas principales de Alonso García de Figueroa, vecino y regidor de esta ciudad. Y por la otra parte hacen esquina que vuelve a la calle arriba de la portería del convento de monjas de Santa Catalina, que dichas casas tienen ocho aposentos bajos con el zaguán, una alcoba y en ellos se incluye un aposento bajo, grande, otro pequeño, que estaba al rincón que hacen dichas casas, que son de ellas, donde estaba el cuerpo de guardia del dicho duque de San Germán. Y asimismo, tienen dichas casas un patio con su pozo manantial, algunos naranjos y un corral grande cercado de tapias, que cae para las callejas que van al convento y frailes de señor San Francisco, (4) con veintisiete olivos en él. Y asimismo, tienen dichas casas seis aposentos altos con una chimenea y dos ventanas que su vista sale a la dicha plazoleta, y son dichas casas libres de todo censo.
Estas casas de Baltasar Bravo de Lagunas las mandaría construir su padre: Juan Bravo de Lagunas. Su solar, con algunas paredes y cimientos, se lo compró al pintor Luis de Morales sobre 1570. Juan Bravo de Jerez le había donado este solar al pintor, quizá en pago de algunas obras pictóricas que le hubiera hecho. Estaban frente al actual convento de las Descalzas y allí se construiría a partir de 1851-52 la Capitanía General, después Gobierno Militar. Este cuerpo de guardia que tuvo el duque de San Germán (sin citar de quién era) aparece en el plano de Badajoz del Archivo de Estocolmo, fechado entre 1645 y 1650 con el signo «&». Hacía rincón y era contiguo a la casa principal del mayorazgo que fundó el regidor de Badajoz Alonso García de Figueroa, alias «el Rico», casado con Águeda de la Rocha Ulloa. En su solar se edificó a partir de 1973 el edificio Sagitario, con soportales a la avenida Juan Carlos I, donde existe una conocida ferretería. En este plano también aparece la casa del duque de San Germán, hoy convento de las Descalzas, que era la citada «casa del gobernador de las armas» con la letra «V». El duque tuvo su despacho en la esquina donde hoy está la torre del convento de las Descalzas como hemos visto. Gracias a este artículo, por fin queda aclarado dónde vivió en Badajoz el duque de San Germán con su esposa y sus dos sobrinos.


En el recuadro verde, haciendo rincón, lugar donde estuvo el cuerpo de guardia del duque de San Germán. Aquí estuvo la primitiva casa de Baltasar Bravo de Lagunas. A su derecha estuvo la casa del mayorazgo de Alonso García de Figueroa, el Rico.
Notas:
1. Tufo hace referencia a una piedra volcánica de la zona. 
2. Era cierto, pues al principio vimos cómo le donó una casa, algunos enseres y una esclava. 
4. Se corresponde hoy con la actual calle Felipe Checa, que bajando la escalera, llegaba hasta el convento franciscano, ya desaparecido, que ocupa la sede de Hacienda, entre otros edificios modernos.