viernes, 13 de septiembre de 2019

38. El entierro del capitán de caballos Alberto de Hornes, natural de Bruselas, hijo del II conde de Bassigni, en la iglesia de San Ignacio de los jesuitas de Badajoz.

38.

El entierro del capitán de caballos Alberto de Hornes, natural de Bruselas, hijo del II conde de Bassigni, en la iglesia de San Ignacio de los jesuitas de Badajoz. Fue el 13 de noviembre de 1666 en presencia del II marqués de Lede, primo del difunto. Murió en la plaza Alta el día anterior.

El II marqués de Lede fue albacea del barón de Carondelet en Portugal.

 Pedro Castellanos
13 de septiembre de 2019
© Todos los derechos reservados

Probablemente no aparezcan nunca sus restos. Una vez acabadas las obras de excavación de la iglesia de San Ignacio de los jesuitas (antes convento de Santa Catalina) estos primeros días de septiembre se ha descubierto que la cripta estaba rellena de hormigón. Probablemente se trasladaron a una fosa común en los años 40 del pasado siglo, en la misma iglesia o en el cementerio del cerro del Viento; o bien se trasladaron a su lugar de origen. La misma suerte habrán tenido los restos del napolitano Guillermo Tutavila, sobrino del duque de San Germán, que fue enterrado en la misma cripta (1). Debió ser la más noble de todas seguramente al estar en el altar mayor. Hasta hace unas décadas fue una fábrica de baldosines y desconozco por qué se rellenó esta zona con hormigón, quizá para una maquinaria pesada como un horno. El documento donde aparece el dato del enterramiento de Alberto de Hornes figura así:

«En la ciudad de Badajoz, a trece días del mes de noviembre de mil y seiscientos y sesenta y seis años, estando en el colegio e iglesia de la Compañía de Jesús de esta ciudad, en presencia de yo, el presente escribano, y testigos, el señor marqués de Leida [sic], coronel de un regimiento en este Ejército de Extremadura, dijo que por cuanto en esta ciudad murió el día doce de este mes don Alberto de Hornes, natural de la villa de Bruselas, en los Países Bajos de Flandes, capitán de caballos, hijo legítimo del señor conde de Basini [sic], su primo, quiere y es su voluntad, que se deposite su cuerpo en la iglesia del dicho colegio, y estando presente asimismo el padre Bernardino de Alcocer Murillo, recto[r] del dicho colegio, le señaló para sepultar el cuerpo del dicho don Alberto Hornes una bóveda que está junto al altar mayor, por cima de las gradas, a mano izquierda. Y estando a la boca de ella, se descubrió en mi presencia y de los dichos testigos, una caja de madera forrada en bayeta negra, y dentro de ella estaba un cuerpo de un hombre muerto y difunto, (2) amortajado en hábito de sayal pardo. El cual declararon ante mí los señores don Guillermo Cascar, sargento general de batalla en el dicho Ejército y don Francisco de Zamora, secretario del excelentísimo señor marqués de Caracena, capitán general de él y Francisco Parrado, presbítero, vecino de esta ciudad, debajo de juramento que el dicho cuerpo difunto era el dicho don Alberto Hornes. Y se volvió a cerrar la dicha caja y entró con el dicho cuerpo en la dicha bóveda. Y el dicho padre rector fray Bernardino de Alcocer en ella recibió el dicho cuerpo difunto en depósito, para que de allí se traslade a la parte y lugar donde tuviere su entierro y fuere la voluntad de sus padres y deudos. Y el dicho señor marqués de Leida [sic] lo pidió por testimonio y firmó juntamente con el dicho padre rector. Y los dichos señores don Guillermo Cascar, don Francisco de Zamora y Francisco Palado, testigos de conocimiento del dicho difunto, siéndolo del otorgamiento de este instrumento Pedro Ruiz Moreno, Juan Martín Salamanca y Álvaro Rodríguez Pimienta, vecinos de esta ciudad. Y doy fe de todo lo referido y del conocimiento del dicho padre rector y testigos del conocimiento del dicho difunto y de los del otorgamiento de esta escritura». 

 Lugar donde fue enterrado Alberto de Hornes. Antigua iglesia de San Ignacio de los jesuitas.

Alberto Francisco María de Hornes, que era su nombre completo, era hijo del II conde de Bassigni, Ambrosio de Hornes (tío del segundo marqués de Lede que estuvo en Badajoz) y de María Margarita de Bailleul de Lesdaing. Algunos registros genealógicos que he consultado no citan que falleciese en Badajoz. Además, algunos se equivocan en la fecha exacta de su muerte, que no fue el 12 de junio de 1666, sino el 12 de noviembre, con tan solo 19 años de edad. Al parecer nació en Bruselas el 22 de junio de 1647. El lugar exacto donde murió y se enterró Alberto nos lo confirma su partida de defunción:

«D. Alberto Ornes. En la plaza [Alta], en casa de Geroma [=Gerónima] Sánchez, viuda de Antonio Bravo, en trece de noviembre de 1666 años, murió el capitán don Alberto de Ornes, natural de Bruselas, en los Países Bajos de Flandes. Recibió todos los santos sacramentos. Enterróse en el colegio de los padres de la Compañía de Jesús. Y lo firmé. Alonso de Sequera Salgado». 

Murió el día anterior, pero se enterró el día trece, como indica el documento primero. Como vemos se cita que el cuerpo se dejaba en depósito, es decir, temporalmente. De allí se podría trasladar al lugar que eligiera la familia o bien dejarlo allí. Era una manera de curarse en salud. Es lo mismo que ocurrió con el cuerpo del capitán napolitano Guillermo Tutavila, sobrino del duque de San Germán, enterrado en la misma zona de esta iglesia. Curiosamente también fue un 13 de noviembre, pero de 1653, 13 años exactos antes de Alberto de Hornes. Menos mal que no soy supersticioso, pues además la entrada del blog de Guillermo es la número trece y esta última se publica un día trece. Bromas aparte, el caso es que el hecho de que la lápida de Guillermo Tutavila se conserve en Badajoz puede indicar que no se trasladó el cuerpo, o bien que sí se hizo, pero se dejó aquí la lápida, aunque me resulta extraño. Como se sabe el duque de San Germán se trasladó a Navarra después de abandonar Badajoz. Alberto de Hornes quizá también falleciese por heridas sufridas en alguna de las contiendes de la Guerra de Restauración portuguesa (1640-1668).

Escudo del apellido Hornes.

El marquesado de Lede y la casa de Bette. El condado de Bassigni. El II marqués de Lede fue albacea del barón de Carondelet en Portugal.
Lede fue una pequeña comuna del Flandes oriental, en Bélgica y está a unos 30 kilómetros de Bruselas. El marquesado de Lede fue concedido en Flandes por el rey español Felipe IV el 3 de agosto de 1633 a favor de Guillermo de Bette y de Berghes (I marqués de Lede). Estuvo casado con Ana María de Hornes, hija del I conde de Bassigni (Basiñi en español), Gerardo de Hornes y de Honorina de Witthem. El hijo de Guillermo y Ana María fue Agustín Ambrosio de Bette y de Hornes, II marqués de Lede, que fue el que estuvo en Badajoz en 1666 con tan solo 29 años de edad. Nació en Bruselas en 1637 y se casó en la misma ciudad en 1671 con Dorotea Brígida Federica de Croÿ-Solre, hija del I conde de Solre, Felipe Manuel de Croÿ. Como ya he citado, Alberto de Hornes, fallecido en Badajoz, era hijo del II conde de Bassigni, Ambrosio de Hornes (tío del segundo marqués de Lede que estuvo en Badajoz) y de María Margarita de Bailleul de Lesdaing. El apellido Hornes (cuerno en español) procede de Horne, un pequeño condado histórico del Sacro Romano Imperio en los actuales Países Bajos, famoso por su castillo. La pequeña localidad de Horn se encuentra a 162 kilómetros de la capital, Ámsterdam. Como otro dato inédito e interesante, puedo añadir que el II marqués de Lede había sido antes albacea testamentario en Villaviciosa (Portugal) del sargento general de batalla de origen flamenco llamado Guillermo, barón de Carondelet, marido de Lucía Patton. Guillermo estaba al servicio del capitán general de Extremadura, el III marqués de Caracena, Luis Francisco de Benavides Carrillo de Toledo (1608-1668), hijo del IV marqués de Frómista. El Ejército español, dirigido por el marqués de Caracena, fue derrotado en la batalla de Montes Claros, cerca de Villaviciosa el 17 de junio de 1665.

Escudo de la casa de Bette.


Grabado del marqués de Caracena, entonces capitán general del Ejército de Extremadura.

Notas:
(1) https://fragmentosdebadajoz.blogspot.com/2018/01/13.html (2) Es una redundancia, evidentemente si estaba muerto era un difunto. Era un recurso que usaban los escribanos para adornar y alargar los escritos, pues cobraban por folio.