39.
LAS
ERMITAS EXTRAMUROS DE BADAJOZ (III)
Historia de la imagen, ermita y Hermandad
de San Atón, que sería copatrón de la Catedral de Badajoz en 1614. Estuvo temporalmente en el hospital
de la Vera Cruz y en el primitivo convento de Santa Catalina, que se convierte
en la iglesia de San Atón.
Reconocimiento
y manifestación de la reliquia en 1743.
Se
hizo una procesión general para colocarla en 1744.
Pedro Castellanos
21 de septiembre de 2019
(Actualizado 21/11/19)
(Actualizado 21/11/19)
Descartado
ya definitivamente que el santo naciese en Badajoz (1), la fundación de su cofradía es anterior al 23 de noviembre
de 1624, fecha en la que se obtuvo un breve del Papa a petición del procurador y luego notario
de la Audiencia Episcopal Juan Sánchez Valverde. El canónigo e historiador
Solano de Figueroa lo citaba en su libro primero de la Historia Eclesiástica de
Badajoz:
Con estas demostraciones, se pasó a otras,
disponiendo erigir una cofradía y ermita a san Atón, para que a vista de su
templo y efigie, tuviesen más a mano sus connaturales motivo para valerse de su
intercesión. Se puso todo por obra, y para que los autos hechos tuviesen
firmeza, obtuvo breve Juan Sánchez Valverde, procurador entonces y después
notario mayor de esta Audiencia Episcopal para que autorizase en nombre de la
Santa Sede Apostólica, a la cofradía y hermandad del santo. Despachó el breve
el santísimo Urbano VIII en Roma, en Santa María la Mayor, a 23 de noviembre de
1624; y ha obrado Dios por intercesión de su siervo muchos y notables milagros
que se hallan escritos en el libro de su cofradía, que es visto y leído este
año en que lo escribo, que es el 1664.
Datos sobre su fundador: Juan Sánchez Valverde, que era vecino de la
actual calle Prim. Su interesante testamento inédito de 1647.
Los datos más importantes aparecen en su testamento, que otorgó en
Badajoz ante el escribano Pedro Fernández de Tovar el 28 de abril de 1647.
Nació en Badajoz un 25 de marzo, aunque no he podido averiguar la fecha exacta, pues parte de los registros de los libros de bautismo de la época se ha perdido. Era hijo de los badajocenses Pedro Sánchez
Valverde y Juana González de Olivera, que se habían casado en la parroquia de
San Andrés el 28 de abril de 1582. Se le puso su nombre y
apellidos por su abuelo paterno. Contrajo matrimonio
con María Sánchez Crespo (a veces Crespa), hija de Marina Gómez. Juan Sánchez Valverde sería
sepultado en la catedral, junto a la puerta de acceso a la torre. Teniendo en
cuenta que sus tíos (hermanos de su padre) fueron Alonso Sánchez Valverde y
Francisco González Valverde, seguramente eran familia de Pedro González de
Valverde. Este último fundó en 1548 junto a su mujer, Isabel Enríquez, el
convento de franciscanas recoletas de Madre de Dios de Valverde o de Ntra. Sra.
de la Encarnación. De él solo queda su iglesia, hoy parroquia de San Andrés de
la plaza de Cervantes. El interesante testamento de Juan Sánchez Valverde comienza
así:
«En el nombre de
nuestro Señor Redentor Jesucristo y con su gracia y bendición, notorio sea a
los que este público instrumento de testamento, vieren como yo, Juan Sánchez
Valverde, notario de la Audiencia Episcopal de esta ciudad de Badajoz, vecino y
natural de ella, hijo legítimo y natural de Pedro Sánchez Valverde y de Juana
González de Olivera, su mujer, difuntos, vecinos y naturales que fueron de esta
dicha ciudad, estando como estoy sano de mi cuerpo y en todo mi juicio y
entendimiento, cual Dios nuestro Señor fue servido de me dar [sic]. Ítem ordeno que cuando nuestro Señor
fuere servido de me llevar [sic] de esta presente vida, mi cuerpo sea sepultado
en la Santa Iglesia Catedral de esta dicha ciudad, en una sepultura que tengo
en ella, en la nave de Ntra. Sra. de la Antigua, entre los dos primeros
posteles, enfrente de la puerta de la torre, que tiene una piedra (2) que es de
Alonso Cansado y estar enterrados en ella la dicha mi madre, y Marina Gómez, mi
suegra, que gozan de Dios. Y venga por mi cuerpo la santa cruz y el
cura de mi parroquia y los capellanes del coro de dicha Santa Iglesia y los
religiosos de los conventos de señor Santo Domingo y señor San Francisco de
esta dicha ciudad y se les pague la limosna acostumbrada y alumbren la santa
cruz doce hachas de cera que lleven doce pobres y se les dé a cada uno de
limosna un real.
Ítem declaro que no tengo hijos ni herederos forzosos, y que
tengo por bienes míos propios las casas de mi morada, que están en esta
dicha ciudad, en la calle de la Puerta Nueva [actual calle Prim], linda que
casas que fueron de Juan Rodríguez Rengel y con casas que fueron de Domingo
Hernández Peleña, con carga de siete reales y 12 maravedíes de pensión al
hospital de la Santa Vera Cruz y 20 reales y 28 maravedíes a la capellanía de
Gregorio de Quirós. Y las tierras que tengo al sito de la dicha ermita, lindan
con tierras de los herederos de Ana de la Rocha y tierras de Diego de Chaves y
otros linderos, libre de censo, las cuales están adehesadas con facultad real y
hacen 401 cabezas de ovejas paridas de hierba.
Y durante el matrimonio que hemos tenido la dicha mi mujer y yo he comprado de Juan Gallardo y María González, la Cabrias, su mujer, una suertecilla de tierra, linda de dicha dehesa, que me costó diez ducados. Y asimismo, he comprado otra suerte de tierra por la parte de abajo de Diego Suárez y su mujer, en precio de cuarenta ducados, linda con dicha dehesa de monte a río y con tierras de María Esteban, viuda, y del otro Diego de Chaves y otros linderos, libres todas de censos. Los cuales bienes, con mi voluntad, los posea y sea usufrutuaría de ellos, por los días de su vida la dicha María Sánchez, mi mujer, por lo que la amo y quiero, por su mucha bondad y virtud y buena compañía que hemos tenido y tenemos. Y muerta la susodicha, desde luego para entonces establezco y fundo de los dichos bienes y de los dichos doscientos ducados de la suerte principal del censo que dejo para las misas de la dicha cofradía contenidas en la cláusula antes de esta una capellanía colativa servidera en la iglesia de la Santa Vera Cruz y en dicha ermita, con carga y obligación de que el capellán que sucediere en ella sea obligado a decir perpetuamente en cada un año el primer domingo del mes una misa cantada en la dicha iglesia de la Santa Vera Cruz. Y otra cantada el día que se celebrare la fiesta del glorioso san Atón en ella o en la dicha ermita, que es el último de Pascua del Espíritu Santo, conforme a la bula de Su Santidad y auto proveído en su conformidad por su señoría ilustrísima el señor fray Ángel Manrique, mi señor obispo de este obispado. Y otra cantada en un día de la octava de Todos los Santos, de réquiem. Y otra cantada el día de la Encarnación y otra cantada el día de la Asunción de Nuestra Señora. Y todas con sus responsos, las cuales han de ser por los cofrades y bienhechores de la dicha cofradía, vivos y difuntos, y rezadas al cumplimiento de 160 misas con dichas cantadas, que todas hacen ocho, su número en la forma que abajo irán declaradas». La imagen del santo la quería tener lo más cerca posible de su casa, pues el desaparecido hospital de la Vera Cruz estaba muy cerca de la calle de la Puerta Nueva, hoy llamada Prim.
Y durante el matrimonio que hemos tenido la dicha mi mujer y yo he comprado de Juan Gallardo y María González, la Cabrias, su mujer, una suertecilla de tierra, linda de dicha dehesa, que me costó diez ducados. Y asimismo, he comprado otra suerte de tierra por la parte de abajo de Diego Suárez y su mujer, en precio de cuarenta ducados, linda con dicha dehesa de monte a río y con tierras de María Esteban, viuda, y del otro Diego de Chaves y otros linderos, libres todas de censos. Los cuales bienes, con mi voluntad, los posea y sea usufrutuaría de ellos, por los días de su vida la dicha María Sánchez, mi mujer, por lo que la amo y quiero, por su mucha bondad y virtud y buena compañía que hemos tenido y tenemos. Y muerta la susodicha, desde luego para entonces establezco y fundo de los dichos bienes y de los dichos doscientos ducados de la suerte principal del censo que dejo para las misas de la dicha cofradía contenidas en la cláusula antes de esta una capellanía colativa servidera en la iglesia de la Santa Vera Cruz y en dicha ermita, con carga y obligación de que el capellán que sucediere en ella sea obligado a decir perpetuamente en cada un año el primer domingo del mes una misa cantada en la dicha iglesia de la Santa Vera Cruz. Y otra cantada el día que se celebrare la fiesta del glorioso san Atón en ella o en la dicha ermita, que es el último de Pascua del Espíritu Santo, conforme a la bula de Su Santidad y auto proveído en su conformidad por su señoría ilustrísima el señor fray Ángel Manrique, mi señor obispo de este obispado. Y otra cantada en un día de la octava de Todos los Santos, de réquiem. Y otra cantada el día de la Encarnación y otra cantada el día de la Asunción de Nuestra Señora. Y todas con sus responsos, las cuales han de ser por los cofrades y bienhechores de la dicha cofradía, vivos y difuntos, y rezadas al cumplimiento de 160 misas con dichas cantadas, que todas hacen ocho, su número en la forma que abajo irán declaradas». La imagen del santo la quería tener lo más cerca posible de su casa, pues el desaparecido hospital de la Vera Cruz estaba muy cerca de la calle de la Puerta Nueva, hoy llamada Prim.
Motivo de la fundación de la cofradía del santo. Lo cita
también en su testamento.
«Ítem declaro que soy cofrade de Ntra. Sra. del Rosario y de
la Cofradía de Ntra. Sra. de la Limpia Concepción de los Mozos Solteros y del
Glorioso San Atón, mi señor y patrono. Ítem por cuanto María Sánchez, mi mujer
y yo hemos tenido y tenemos grande devoción, amor y reverencia al glorioso san
Atón, por haber sido natural de esta ciudad de Badajoz [sic] y canónigo en su
Santa Iglesia [sic] y de la Congregación de Señor San Gualberto y obispo de la
ciudad de Pistoya, en la Toscana, donde reposa su santo cuerpo casi 500 años
hace hasta ahora, entero y sin corrupción alguna, adornado con un olor
celestial con que manifiesta el Señor las glorias de que su bendita alma goza
en su divina presencia y descanso. Que en su patria sea venerado y
reverenciado con nuestras pobres fuerzas le fundamos una ermita de su
invocación en una tierras que yo tengo al sitio del Marco de Campomayor, que
dicen Las Rocillas, en el lugar y sitio donde doce veces le tocó la suerte.
La cual fundación es con facultad apostólica y ordinaria. Y por haberle
levantado el rebelde sed de venganza contra la majestad católica el rey Felipe IV,
nuestro señor, pretendiendo usurparle el reino de Portugal con que esa ciudad y
provincia de Extremadura está puesta en armas contra el rebelde y por ello ha
cesado con la fábrica de la dicha ermita, que no está acabada, y siendo
nuestro señor servido, confío en su favor divino, pondrá en la obediencia de la
majestad de nuestro señor, el rey, aquel reino revelado. Y estándolo, es mi
voluntad se prosiga y acabe la dicha ermita y se coloque en ella la imagen del
glorioso san Atón, que tengo depositada en la iglesia de la Santa Vera Cruz de
esta ciudad, y se adornen los demás altares con los cuadros e imágenes que
tengo en mi casa para ella, la cual se haga en la manera que abajo irá
declarado. Y porque asimismo fundé la cofradía el día del glorioso san Atón,
que se sirve en la dicha iglesia de la Santa Vera Cruz, la cual es pobre y no
tiene renta y porque no cesen las misas que tiene de obligación, una cantada
cada primer domingo del mes y otra el día del glorioso san Atón y otra el día
de la conmemoración de los difuntos, en su octava, todas cantadas. Ordeno que
luego que yo muera, de mis bienes, el patrono que nombraré abajo, de la dicha
ermita y mis albaceas tomen 200 ducados y se le eche a venta o se compre un
censo perpetuo seguro para que de dicha renta el dicho patrono haga decir y que
se digan dichas misas cantadas, pagándose la limosna de ellas, conforme a
constitución que tiene dicha cofradía, las cuales diga perpetuamente por los
días de su vida Francisco Miguel Adeguero, presbítero, que al presente es
capellán de dicha cofradía, y se
digan dos misas rezadas, una el día de la Encarnación, 25 de marzo, que es el
día en que yo nací, y otra el día de la Asunción de Nuestra Señora, 15 de
agosto, en el altar de Ntra. Sra. de las Mercedes que está en dicha iglesia de
la Vera Cruz. Y lo demás sea para cera de dichas misas. Y muerto el
dicho Francisco Miguel Adeguero antes de que se funde la capilla, que se ha de
fundar de mis bienes, el patrono nombre capellán que las diga hasta que se
funde. Y estando fundada, diga dichas misas el capellán que sucediere en dicha
capellanía y suceda en dicha renta, la cual desde luego, en la forma y con los
llamamientos que abajo irán declarados, la agrego con dicha obligación y carga
de misas a la dicha capellanía.
Ítem ordeno que si el
día de mi fallecimiento fuere hora de poderse celebrar, y si no al día
siguiente, se digan por mi ánima en el altar del Santo Cristo del Claustro de
señor San Juan siete misas rezadas votivas, una de la Santísima Trinidad, otra
de la Encarnación, otra del Santísimo Sacramento, otra de san Juan Bautista,
otra del glorioso san Atón, otra de los ángeles, otra de todos los santos y
otra de réquiem. Y esto suplico y ruego a mis albaceas se sirvan por amor de
Dios se cumpla así y el día de mi entierro se diga una misa de cuerpo presente.
Y asimismo, luego que nuestro Señor fuere servido de llevarme, se me tome una
bula de difuntos por mi ánima, una para que Su Divina Majestad haya
misericordia de ella y la saque de las penas del Purgatorio si fuere a ellas. Ítem nombro por primero capellán de la dicha
capellanía a Francisco Doblado, presbítero, que es persona que yo tengo mucha
obligación y puso con comisión del señor obispo de este obispado la primera
piedra fundamental de dicha ermita. Y después de sus días nombro por
capellán al dicho Francisco Miguel Adeguero. Y después de él [a] un hijo de
Diego Suárez, pintor, y de Inés García, su mujer, sobrina de la dicha mi mujer,
mis compadres.
Ítem por cuanto yo soy patrono de la dicha ermita de señor
San Atón y de su cofradía por autoridad apostólica de Su Santidad y ordinaria y
ejecutoria ganada en contradictorio juicio, con facultad de poder nombra
patrono y administrador perpetuo, usando de la facultad apostólica y ordinaria
que me está concedida, para que después de mis días nombro por patrono de dicha
capellanía y ermita y cofradía al dicho José de Herrera Grajera, por ser como
es hombre en quien concurren todas las partes, calidades, virtud y bondad que
se requieren para usar y ejercer según y como a mí me está concedido la he
usado y he ejercido, para que luego que haya sucedido el morir la dicha mi
mujer, que muera yo sin haber acabado la dicha ermita, de la renta que rentare
la dehesa y bienes de que dejo fundada la dicha capellanía tomen lo que fuere
necesario y con ello la acaben. Y acabada, se sirva con toda la dicha renta, la
dicha capellanía. Y el patrono tome de la dicha renta diez ducados cada un año,
seis para sí y cuatro para los reparos y ornamentos que hubiere necesidad la dicha
ermita, sin que la convierta en otra cosa alguna. Y las escritura y papeles de
dicha capellanía y ermita han de estar siempre por inventario en poder del
dicho patrono, el cual ha de asistir a la fiesta que se celebrare en ella del
glorioso san Atón. Ítem declaro que los bienes que tengo para la dicha ermita
es un aparador con sus cajones, que compré de mi dinero para tener los
ornamentos y una casulla de damasco verde, alba, amito, estola, manípulo,
cíngulo, corporales y dos misales que dio de limosna el don [sic] Pedro Mexía,
que goce de Dios, canónigo que fue de dicha Santa Iglesia y abad primero de
dicha cofradía. Y madera para cimbres y casa del ermitaño y alguna teja, que
todo lo he comprado con mi dinero para la dicha ermita. Ítem declaro que Pedro Gallego,
maestro de albañilería, me debe ciento y setenta reales que ha recibido de
cuenta de la obra de la dicha ermita. Y Juan García, albañil, dieciocho, como
constará por mi libro. Y haciéndose la ermita estoy cierto los pagarán en ella.
Y si no llegare el caso, se cobre de los susodichos».
Se pide nombrar a san Atón patrón de la Catedral de Badajoz
en 1614.
El papa Clemente VIII aprobó su culto inmemorial, reconociéndolo el 24 de enero de 1605. Imagino que sería
copatrón del templo, aunque desconozco si se llevó a cabo, pero las actas
capitulares citaban lo siguiente: «Comisión al señor provisor para recibir por
patrón al glorioso san Atón. Este día y cabildo, tratando y confiriendo del
glorioso san Atón los dichos señores, acordaron, es su voluntad, recibirle por
patrón de esta Santa Iglesia [Catedral], con consentimiento y voluntad de su
ilustrísima, o del señor provisor». San Juan Bautista siempre fue
el titular histórico de la Catedral de Badajoz. Desde 1867 es también patrón de
la diócesis y Obispado de Badajoz. Se sabe que el primer patrón que tuvo la
ciudad de Badajoz fue san José, al menos desde el siglo XVI, debido al día que
se supone que fue reconquistada la ciudad sobre 1230. Sin embargo, con el
tiempo fue perdiendo protagonismo en favor de san Juan Bautista. Como he citado
al principio, san Atón, titular del seminario, sería en todo caso copatrón de
la catedral pacense, debido a que en aquella época empezó la leyenda sobre su
supuesto nacimiento en la ciudad de Badajoz. Fue gracias al
cordobés, pero residente en Roma, Ludovico de San Llorente, que publicaba en 1613
una biografía de san Atón titulada «Vita
Attonis Pacensis, Pistoriensis episcopi AD Ill. Et Rvmo. D. Ioan Beltrán de
Guevara, Salenitanae quondam Archiepifc., nunc Pacensis Ecclesiae Antistitem
meritissimum» (3).
Juan
Sánchez Valverde encarga hacer la imagen del santo al pintor, escultor y ensamblador portugués afincado
en Badajoz Jerónimo de Morón en 1622.
«En
la ciudad de Badajoz, a 4 días del mes junio de 1622 años, comparecieron
presentes, de la una parte, Juan Sánchez Valverde, procurador de número de esta
ciudad, y de la otra, Jerónimo de Morón, escultor, vecinos de ella, y dijeron
que son convenidos y concertados en esta manera; que el dicho Jerónimo de
Morón, en todo el mes de agosto primero que vendrá de este presente año, ha de
dar hecha y acabada en toda perfección, conforme a su arte, a contento de
oficiales que lo entiendan, una imagen del glorioso san Atón, encima de una
peana de alto de una ochava [10,45 cm]. Y la imagen ha de tener de alto seis
cuartas [1.26 metros], sin la dicha peana, y ha de ser de obispo en hábito
pontifical, con su mitra, báculo pastoral, alba, cíngulo, estola y capa con
capilla, hecho en perfección y acabado por delante y por detrás, y con algunos
anillos en las manos. Y por ello se le ha de dar y pagar el dicho Juan Sánchez
Valverde veintidós ducados, los diez ducados de ellos, a veinte días de este
presente mes de junio, y los doce ducados restantes, el postrero día del dicho
mes de agosto de este año, que es cuando ha de estar acabada dicha imagen de
madera. Y la madera de que se ha de hacer, ha de ser de castaño, seca y enjuta».
El hecho de que cite que estaría acabada por delante y por detrás era porque
las imágenes que se colocaban en retablos no se terminaban por la parte
trasera, incluso para aligerarlas se hacían ahuecadas. Quedaría poco estética
una imagen así para procesionar. El escultor Jerónimo de Morón tenía gran amistad con Juan Sánchez Valverde. De hecho, le nombró albacea en su testamento y le llamaba «su compadre».
Intentos
de traslado en 1627 al convento y ermita de San Antonio de las Arrepentidas.
Sería el futuro beaterío de los Pobres de Cristo y más tarde convento de Ntra.
Sra. de los Ángeles, vulgo de Carmelitas.
Realizada
ya la talla del santo como hemos visto en 1622, la cofradía, que no tenía sede
todavía, solicitaba al señor provisor que les arrendara la casa «de las
Arrepentidas» como ermita el jueves 4 de marzo de 1627: «Se cita al cabildo para acordar lo que se deba en razón del veredicto
que el domingo pasado se publicó del señor provisor, en que parece pretende
adjudicar la casa que dicen de las Arrepentidas en ermita de San Atón». Gracias
a un documento de 1657 sé
que la casa o convento de las Arrepentidas estaba en la calle de las Ollerías
(actual Arco-Agüero). En este documento se citan «unas casas de morada en la calle de las Ollerías y lindan por una parte
con el convento de las Arrepentidas». El curioso nombre de Arrepentidas
debió ser porque en estos conventos se recogían a las mujeres que habían
ejercido la prostitución, pero que se habían arrepentido de su oficio y se
convertían en beatas. También recogerían a mujeres que huían de matrimonios complicados
y se habían «arrepentido» de casarse. En 1673 estaba allí la ermita de San
Antonio y también se conocía como «refugio de beatas de San Antonio». En 1731
se empezó a construir allí el convento de Ntra. Sra. de los Ángeles o
Carmelitas.
Intentos de trasladar la imagen a la
catedral en 1627.
El
8 de marzo de 1627 se habla de «una
capilla en que se coloque el santo en esta Santa Iglesia». No se llevó a
cabo por discrepancias con el procurador Juan Sánchez Valverde, que quería la
construcción de una ermita extramuros en unas tierras suyas, en la finca
llamada «Las Rocillas», que no Borillas, como cita algún autor. Juan Sánchez
Valverde, al no conseguirlo, ocultó la imagen del santo que él mismo había
encargado. Así aparece el 11 de agosto del mismo año: «Habiendo entendido la petición que presentaron los cofrades de la
Cofradía de Señor San Atón en que piden se nombren dos señores beneficiados,
que en nombre del cabildo, hablen al señor provisor y alcalde mayor, amparen y defiendan a la dicha cofradía
en razón del pleito que tratan con Juan [Sánchez] Valverde, procurador, por haber
ocultado la efigie del santo». Se pide al licenciado Juan de Mesa y al canónigo Alonso González Salgado que hablasen con los jueces para
que, judicialmente, amparasen esta causa. Suponemos que la justica le daría la
razón a la cofradía y la imagen del santo sería devuelta.
Traslado en 1627 al primitivo convento
de Santa Catalina, que se convierte en la iglesia de San Atón. Sería después la
futura iglesia de San Ignacio de los jesuitas.
No
creo que la cofradía pasara realmente a la catedral, pues gracias a un
documento de 1627, el clérigo Juan Sánchez Bermejo otorgaba un poder para «la
Hermandad y Cofradía del Glorioso San Atón, que está sita en esta ciudad, en la
iglesia de Santa Catalina, intramuros de ella». Ya se llamaba a esta
iglesia de San Atón, así aparece en otro documento fechado en 1631. Se cita que
la hermandad estaba «en la iglesia de señor San Atón, donde de
presente se sirve la dicha cofradía, que es la que antiguamente fue de las
monjas de Santa Catalina». Se trataba del antiguo convento de la actual
calle Montesinos, posteriormente colegio de Jesuitas. Fue fundado en 1634 por
el licenciado y canónigo penitenciario de la catedral Alonso Pérez de Vita, hoy
propiedad del Ayuntamiento de Badajoz y su iglesia en excavación.
¿Dónde estuvo su ermita? Su construcción en «Las Rocillas» (Rocillas de San Atón). Ya se había empezado en 1629 y estaba en ruinas en 1823.
Iglesia de San Atón, antes convento de Santa Catalina y luego iglesia de San Ignacio de los jesuitas.
¿Dónde estuvo su ermita? Su construcción en «Las Rocillas» (Rocillas de San Atón). Ya se había empezado en 1629 y estaba en ruinas en 1823.
Al
final la ermita se empezaría a construiría extramuros de la ciudad, en la
mencionada finca de Juan Sánchez Valverde, quizá de forma provisional. En un documento fechado en 1626, Leonor Sánchez Crespo (4),
arrendaba a Antonio Hernández unas tierras cercanas a la ermita de Santa
Engracia: «La roza que llaman del Rey, que es mía y está en término de esta
ciudad, al sitio que dicen Las Rocillas, cerca de la ermita de Santa Engracia,
con su casa, a Antonio Sánchez, que hace carretas, vecino de esta ciudad, por
nueve años y nueve cosechas, porque en cada uno de ellos me ha de pagar 17
fanegas de cebada y dos cargas de paja». Este nombre proviene de una
atalaya llamada del Rey, hoy desparecida, que existió entre la carretera de
Campomayor y el camino que iba a la ermita de Santa Engracia junto al camino
alto de Campomayor. Actualmente se conoce como Rocilla o Las Rocillas (Las
Rosillas en castellano antiguo, diminutivo de roza) al terreno que rodea la frontera portuguesa
desde la zona derecha de la aduana de Caya, siguiendo por la urbanización Río
Caya y la contigua llamada Rocilla del Río Caya, cercana al arroyo Ceferino,
limítrofe con la zona conocida como «La Gudiña». Las Rocillas finalizan pasando
la carretera de Campomayor y el arroyo Herrerín, en la finca Casa Blanca,
Cuestas de Orinaza y Santa Engracia. A la zona fronteriza con Portugal se la
conocía como Marco de Campomayor. La RAE define como rocilla: «Terreno poblado de plantas propias de monte
bajo, como el árgoma, brezo, etc.». El caso es que la zona de la ermita de San Atón era una dehesa. El terreno debió ser mucho más amplio
que ahora, es decir, desde la zona desde donde se ha construido la Plataforma
Logística del Suroeste Ibérico hasta llegar a la zona de Santa Engracia. La
ermita de San Atón aparece únicamente en un plano anónimo de Badajoz, fechable
en la primera mitad del siglo XVIII (sobre 1735-1739), con el nombre de Sn Anto (San Antón o Antonio Abad) que el
autor confundiría con san Atón. Todavía hay mucha gente que confunde a san
Atón, obispo de Pistoya, con san Antón, patrón de los animales. Parece estar también representada en un plano del asedio de Badajoz de 1658, que realizó el arquitecto portugués João Nunes Tinoco. Este no le da nombre, ya que desconocería su advocación al estar abandonada. La imagen del santo se pudo trasladar al interior de la ciudad para protegerla. Algunos autores identifican esta ermita como la de Santa Engracia, que en realidad estaba situada más abajo, junto al camino.
Plano anónimo de Badajoz, primera mitad del siglo XVIII. En rojo la desaparecida ermita de San Atón.
La ermita estaba todavía en pie en 1720 y Pedro Sánchez Arronches declaraba: «Que lo que sabe es que la roza, que esta linda con la ermita de San Atón, linda de una parte con roza del testigo, que heredó de su tío don Francisco Mulero Naharro, presbítero. Y por la misma parte con roza de don José de la Rocha, y por otra parte con el camino alto de Campomayor, donde hay otras rozas del testigo y de la capellanía de don Benito de Aguilar, y con roza de la atalaya del Rey». En 1807 se citan en otro documento unas tierras «al sitio de Las Rocillas y Cuestas de Santa Engracia». Estas tierras lindaban con roza «de los Casarones de San Atón», con el camino que llamaban del Marco de Campomayor y con la «Casa Colorada llamada del Rey». Hoy existe un terreno llamado «Cuesta Colorada», entre la autovía A-5 y la carretera de Campomayor. La ermita ya debía estar en ruinas y con solo algunas paredes en 1892, pues se daban a censo unas tierras llamadas «Paredones de San Atón» al sitio de Las Rocillas, que pertenecían a la capellanía que fundó Juan Sánchez Valverde. Estaban situadas al «este del camino de Campomayor y la vereda que va al Montijo». Este camino debe corresponderse con la actual carretera, cuyo terreno baja hacia la cañada de Sancha Brava y el puente de Gévora, para llegar a Montijo por la vieja calzada romana. La atalaya del Rey estaría en lo que hoy es la escombrera clausurada recientemente.
Plano de Badajoz de 1709. Dentro del círculo rojo la desaparecida atalaya del Rey, cercana a la ermita de San Atón.
Más
aclaratoria resulta la información que poseo de unos años antes, de 1823,
cuando se realizaba el «apeo, deslinde y amojonamiento» de varias rozas en el
lugar llamado «Rocillas de San Atón», que rodeaban las rozas y cortijo del
capitán Francisco Rodríguez de Nis Carrero. En el documento se cita que se
colocó un «mojón» (piedra) en lo alto de un cerro, y otro cercano, «frente a los paredones de la ermita caída
de San Atón». A principios del siglo XIX se llamaba a la zona «Las Rocillas
o Cerros Blancos», que debe ser por el color blanco de la tierra que está en la
zona de la cantera Casablanca, llamado hoy Miajadas de Casa Blanca.
Foto superior. En verde, restos de la ermita de Santa Engracia. En el punto rojo, lugar aproximado donde estuvo la desaparecida ermita de San Atón. Coincide con las descripciones que la sitúan cerca de la ermita de Santa Engracia y del terreno llamado «Casa Colorada llamada del Rey» en 1807 (hoy Cuesta Colorada). En los dos puntos azules, lugar donde estuvieron las atalayas del San Juan y del Rey. En la foto inferior, en el punto amarillo, lugar aproximado donde estuvo la ermita de San Atón.
Comparativa de un plano del asedio de Badajoz de 1658 (del arquitecto João Nunes Tinoco) con la zona en 2011. Coincide con las descripciones que la sitúan cerca de la ermita de Santa Engracia y del terreno llamado «Casa Colorada llamada del Rey» en 1807 (hoy Cuesta Colorada). En los dos puntos azules, lugar donde estuvieron las atalayas del San Juan y del Rey.
Donaciones de devotos del santo.
En 1628 se concede una donación a san Atón por parte de Leonor de Contreras, viuda de Juan Adame de Cantos. Se trataba de un solar de casa en la llamada calle de los Pelambres (actual Joaquín Sama). El importe se emplearía en la obra de la ermita, situada en las tierras llamadas «Las Rocillas». A cambio, Sánchez Valverde se obligaba a decirle a ella y sus difuntos una misa perpetua en el día de la fiesta del santo (22 de mayo). En 1629 aparece otra donación por parte de Ana García Chamizo. En el documento también nos habla de la futura ermita que se iba a construir en la finca: «Digo que por cuanto yo tengo mucha devoción al glorioso san Atón, por haber sido natural de esta ciudad [sic] y de tan esclarecida vida y milagros, hace muchos días que he deseado hacerle algún particular servicio en demostración y reconocimiento, otorgo por esta carta que hago gracia y donación al bienaventurado san Atón y a la fábrica de su ermita que se ha de hacer en las tierras de Las Rocillas y a Juan Sánchez Valverde, procurador de número de esta ciudad, administrador de la dicha obra y fábrica de un censo perpetuo de seis reales en cada un año que me paga a 29 de octubre Juan Domínguez, trabajador, vecino de esta ciudad, de un pedazo de tierra que le di a censo al sitio del olivar de Diego de Chaves, con condición que la dicha fábrica y obra de la dicha ermita y del dicho su administrador han de tener obligación de hacerme decir en cada un año perpetuamente una misa rezada por mi ánima y de mis difuntos en la festividad del glorioso san Atón». El mismo día, Juan Sánchez Valverde, que estaba presente, aceptaba la donación, dándole las gracias. Lo que sí sabemos con certeza es que la ermita extramuros ya se había iniciado el 4 de abril de 1634. Este día comparecía el escribano Juan Domínguez Granadilla, mayordomo de la cofradía y de «la ermita que se labra», recibiendo del padre Diego de Peñalosa, rector del ya colegio de la Compañía de Jesús, donde estuvo antes la iglesia de San Atón, varios enseres:
En 1628 se concede una donación a san Atón por parte de Leonor de Contreras, viuda de Juan Adame de Cantos. Se trataba de un solar de casa en la llamada calle de los Pelambres (actual Joaquín Sama). El importe se emplearía en la obra de la ermita, situada en las tierras llamadas «Las Rocillas». A cambio, Sánchez Valverde se obligaba a decirle a ella y sus difuntos una misa perpetua en el día de la fiesta del santo (22 de mayo). En 1629 aparece otra donación por parte de Ana García Chamizo. En el documento también nos habla de la futura ermita que se iba a construir en la finca: «Digo que por cuanto yo tengo mucha devoción al glorioso san Atón, por haber sido natural de esta ciudad [sic] y de tan esclarecida vida y milagros, hace muchos días que he deseado hacerle algún particular servicio en demostración y reconocimiento, otorgo por esta carta que hago gracia y donación al bienaventurado san Atón y a la fábrica de su ermita que se ha de hacer en las tierras de Las Rocillas y a Juan Sánchez Valverde, procurador de número de esta ciudad, administrador de la dicha obra y fábrica de un censo perpetuo de seis reales en cada un año que me paga a 29 de octubre Juan Domínguez, trabajador, vecino de esta ciudad, de un pedazo de tierra que le di a censo al sitio del olivar de Diego de Chaves, con condición que la dicha fábrica y obra de la dicha ermita y del dicho su administrador han de tener obligación de hacerme decir en cada un año perpetuamente una misa rezada por mi ánima y de mis difuntos en la festividad del glorioso san Atón». El mismo día, Juan Sánchez Valverde, que estaba presente, aceptaba la donación, dándole las gracias. Lo que sí sabemos con certeza es que la ermita extramuros ya se había iniciado el 4 de abril de 1634. Este día comparecía el escribano Juan Domínguez Granadilla, mayordomo de la cofradía y de «la ermita que se labra», recibiendo del padre Diego de Peñalosa, rector del ya colegio de la Compañía de Jesús, donde estuvo antes la iglesia de San Atón, varios enseres:
«Un estandarte de damasco blanco con dos
escudos bordados; el uno con las armas de esta ciudad y el otro con las de la
cofradía; una cruz de bronce dorada al fuego; un estandarte de tafetán negro
con la Encomienda de Alcántara; un paño negro con la cruz y báculo de la dicha
orden; ocho varas de regir [=varas de mando] con las insignias de la dicha
cofradía cuatro
codales de madera con sus arandelas; tres
libros, uno de asiento de hermanos cofrades, con un tratado de las
constituciones al principio; otro de los cabildos y acuerdos de la dicha
hermandad; y el otro de las cuentas de ella, con las cuales insignias y
bienes se dio por contento de todas las que tenía la dicha hermandad, sobre que
ha tratado pleito Juan Sánchez Valverde contra Diego de Ávila, procurador de
número de esta ciudad y Martín Alonso del Caño, escribano real y otros
consortes reservando como reserva el poder de pedir un salero de plata y unos
corporales que el dicho Juan Sánchez dice haber entregado el canónigo Pedro
Mejía a García Martín Revolero, para podérselos pedir al susodicho y no se
entrega la cera que tenía a la dicha cofradía por cuanto consta haberse gastado
en servicio de ella».
Petición
de traslado de la imagen a la catedral y posteriormente en procesión a su
ermita en mayo de 1629.
Ya
debía estar terminada la ermita, al menos lo suficiente como para llevar al
santo: «Y luego el señor doctor Alonso
González Salgado, canónigo, hizo relación de cómo había hablado al señor
chantre, y que su merced, le había dicho que
lo que los cofrades de san Atón pretenden es traer a esta Santa Iglesia el
viernes que viene en la noche la efigie de san Atón que tienen hecha, para
llevarla el sábado siguiente en procesión a su ermita. Y habiendo
conferido su señoría deán y cabildo, acordó se les dé la dicha licencia, y que
el santo se ponga en el altar de san Blas, para que de allí lo lleven los
dichos cofrades en procesión a su ermita». Desconozco el motivo por el que
los cofrades querían dejarla esa noche en la catedral, quizá porque sí se le
concedió el título de patrón de ella como se solicitó en 1614. Poco tiempo
estaría la imagen del santo en su ermita de Las Rocillas, quizá debido a la
inestabilidad tras el levantamiento de Portugal.
Se pide trasladar la cofradía al hospital de la Vera Cruz en
1631, situado junto a puerta de Palmas. La ermita no se terminaba y se pleitea
a Juan Sánchez Valverde. Los hermanos piden que se mantenga en el antiguo
convento de Santa Catalina. La ermita estaba todavía inacabada en 1647 por las
guerras con Portugal. Finalmente se traslada al hospital de la Vera Cruz donde
ya estaba en este año, cerca de la casa de Juan Sánchez Valverde, que vivía en
la hoy calle Prim.
En este ayuntamiento, por parte de la Cofradía de San Atón, que se sirve en la iglesia que antes se nombraba Santa Catalina, se presentó una petición del tenor siguiente: El doctor Alonso Salgado, canónigo en la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, abad de la Cofradía y Hermandad del Glorioso San Atón, sita en la iglesia que fue convento de Santa Catalina, intramuros de esta ciudad, y Diego de Ávila y Simón Fernández Romero, procuradores, Juan de Alburquerque Atienza y Juan de Salas, regidores de la dicha cofradía y hermandad. Por lo que nos toca y en nombre de los regidores de ella y demás hermanos, decimos que Juan Sánchez Valverde, procurador de número de esta ciudad y el doctor Pedro Mejía, canónigo en la catedral de ella, trajeron cierta bula de Su Santidad, para fundar cierta ermita de la advocación de san Atón en una tierra del dicho Juan Sánchez [Valverde], a donde dicen Las Rocillas, habrá ocho años, poco más o menos, que es sitio distante y apartado de la ciudad y del comercio de ella. El cual ha pedido mucha cantidad de limosnas, queriéndose hacer el dicho doctor [Pedro Mejía] abad perpetuo y el dicho Juan Sánchez [Valverde] patrono y mayordomo perpetuo. No pudiéndolo hacer, porque este derecho de patronazgo de iglesia pertenece a su Majestad y a vuestra señoría en su nombre. Y han dado las dichas limosnas, como son trigo y cebada y muchos dineros que le envían desde las Indias. Todo lo cual, aunque estando en su poder, no procura hacer la dicha ermita y reteniendo en sí las dichas limosnas.
En este ayuntamiento, por parte de la Cofradía de San Atón, que se sirve en la iglesia que antes se nombraba Santa Catalina, se presentó una petición del tenor siguiente: El doctor Alonso Salgado, canónigo en la Santa Iglesia Catedral de esta ciudad, abad de la Cofradía y Hermandad del Glorioso San Atón, sita en la iglesia que fue convento de Santa Catalina, intramuros de esta ciudad, y Diego de Ávila y Simón Fernández Romero, procuradores, Juan de Alburquerque Atienza y Juan de Salas, regidores de la dicha cofradía y hermandad. Por lo que nos toca y en nombre de los regidores de ella y demás hermanos, decimos que Juan Sánchez Valverde, procurador de número de esta ciudad y el doctor Pedro Mejía, canónigo en la catedral de ella, trajeron cierta bula de Su Santidad, para fundar cierta ermita de la advocación de san Atón en una tierra del dicho Juan Sánchez [Valverde], a donde dicen Las Rocillas, habrá ocho años, poco más o menos, que es sitio distante y apartado de la ciudad y del comercio de ella. El cual ha pedido mucha cantidad de limosnas, queriéndose hacer el dicho doctor [Pedro Mejía] abad perpetuo y el dicho Juan Sánchez [Valverde] patrono y mayordomo perpetuo. No pudiéndolo hacer, porque este derecho de patronazgo de iglesia pertenece a su Majestad y a vuestra señoría en su nombre. Y han dado las dichas limosnas, como son trigo y cebada y muchos dineros que le envían desde las Indias. Todo lo cual, aunque estando en su poder, no procura hacer la dicha ermita y reteniendo en sí las dichas limosnas.
Y lo peor es que el susodicho, en todo
el dicho tiempo de los dichos ocho años, no ha puesto en la dicha ermita más de
una piedra, con intento de pedir a ellos limosnas para su edificación. Y para
ello, con el buen celo que vuestra señoría tiene, le ha prometido 200 ducados
en lo procedido del arrendamiento de la sierra de Monsalud, término de la
ciudad y propios de ella, con intento asimismo de retener en sí la dicha
cantidad y alargarse la dicha obra. Y lo que más se debe ponderar, es que
habiendo dado vuestra señoría de limosna un estandarte blanco con las armas de
la ciudad y un cáliz de plata, todo para el servicio de la dicha cofradía y
aumento del culto divino, pretenden los dichos Juan Sánchez y el doctor Pedro
Mejía quitar a la dicha cofradía que se sirve en la dicha iglesia de Santa
Catalina de más tiempo de cuatro años a esta parte, con licencia del señor
obispo, que es sitio y lugar donde a vuestra señoría le consta la frecuentación
de las misas que en ella dicen y llevarla al hospital de la Vera Cruz, iglesia
muy remota y apartada del comercio de esta ciudad, como a vuestra señoría también le
consta, sobre lo cual nos ha movido de pleitos, inquietándonos en la posesión
en que estamos todo el tiempo y más de los dichos cuatro años. Y todo por afán
de sus intereses particulares en que vuestra señoría no se debe amparar en esta
obra tan santa y justa, saliendo a la defensa del dicho pleito, pues es notorio el útil que se sigue a las
almas el servirse en la dicha iglesia de Santa Catalina y comodidad de los
vecinos de la ciudad para estar en lo mejor de ella, y los inconvenientes que
resultan de servirse en el hospital de la Vera Cruz, por ser iglesia que tiene
dominio y apartada de toda frecuentación y concurso de los vecinos para
remedio de lo cual, a vuestra señoría pedimos y suplicamos salga a la defensa
de obra tan meritoria, ayudándonos y amparándonos en ello, manando no se le
entregue la limosna que se ha prometido de los dichos 200 ducados al dicho Juan
Sánchez, sino que se gaste y distribuya con cuenta y razón con acuerdo de
vuestra señoría, porque es justo que ya que se hace la limosna, tenga efecto el
hacerse la dicha ermita, porque de esta manera podía no tenerlo y gastarse en
pleitos. Y si el dicho Juan Sánchez hubiere de seguirlos, sea a su costa. Que
de hacerse así, se hará servicio a Dios, nuestro Señor, y la cofradía recibirá
merced y limosna.
Comisión.
Y vista por esta ciudad la petición, se acordó que los señores Gonzalo de Hoces
Mogollón, alcalde mayor de este cabildo y don Alonso de Morales, en nombre de
ella, acudan a ese negocio en todos los tribunales que convenga, haciendo todas
las diligencias necesarias y escribiendo cualesquiera cartas en orden a amparar
y defender la dicha cofradía, para que
se conserve y sirva en la dicha iglesia que de antes fue convento de monjas de
Santa Catalina, donde de algunos años a esta parte se ha servido y sirve.
Que para ello y lo demás tocante a esta materia se le da comisión plena y
bastante forma. Y en cuanto a la limosna que esta ciudad tiene hecha del
arrendamiento de la sierra de Monsalud para la ermita que pretende hacer Juan
Sánchez Valverde, se guarde lo acordado por esta ciudad.
La sierra de Monsalud está en el término
municipal de Nogales (Badajoz). El 21 de julio de 1631 se cita que a petición
de varios vecinos de la Plaza (Alta) y Carnicerías (actual calle San Juan), no
se mudase de la iglesia donde estaba, antes convento de Santa Catalina. El 6 de
febrero de 1632 los frailes franciscanos del convento de San Gabriel,
extramuros, agradecían al cabildo municipal que se les cediera el arrendamiento
del baldío de la sierra de Monsalud, para la construcción de un cuarto para
vivienda en su convento. Pedían prorrogar este arrendamiento, y se acuerda que
una vez pasasen los cuatro años que la ciudad se lo había arrendado al convento
y a Juan Sánchez Valverde para la construcción de la ermita de San Atón, se le
concedería al convento por otros siete años más, sacando facultad para ello del
Rey.
Plano del Archivo de Estocolmo. (C.a. 1645-50). En rojo, hospital de la Vera Cruz. En verde, iglesia de San Atón (antes convento de Santa Catalina). En fucsia, Catedral de San Juan Bautista. En azul, ermita de San Antonio o convento de Arrepentidas (hoy convento de Carmelitas).
Reconocimiento y manifestación de la reliquia de san Atón en 1743. También se colocaron las reliquias de los santos mártires Marco, Marceliano, Abundo y Abundancio.
Plano del Archivo de Estocolmo. (C.a. 1645-50). En rojo, hospital de la Vera Cruz. En verde, iglesia de San Atón (antes convento de Santa Catalina). En fucsia, Catedral de San Juan Bautista. En azul, ermita de San Antonio o convento de Arrepentidas (hoy convento de Carmelitas).
Reconocimiento y manifestación de la reliquia de san Atón en 1743. También se colocaron las reliquias de los santos mártires Marco, Marceliano, Abundo y Abundancio.
Se había solicitado la reliquia el 27
de octubre de 1741 a Pistoia, región de Toscana (Italia), donde se conserva su
cuerpo, aunque desconozco si todavía existía la cofradía. El sábado 17 de
agosto se hacía un reconocimiento de la autenticidad de la reliquia en la
Catedral de Badajoz. Se había adornado el altar de la sala capitular con cuatro
velas sobre cuatro candelabros de plata. Llegó el obispo Amador Merino Malaguilla
y se colocó en su sitial al lado del evangelio. A su lado había cinco
taburetes, tres de ellos para el deán, el chantre y el arcediano de Jerez, como
asistentes del obispo, vestidos de medio pontifical. Los otros dos eran para el
tesorero y para el canónigo lectoral Manuel García de la Vega, como comisarios
del cabildo. En el lado de la epístola había otros dos taburetes, para Pedro
Pantoja y Jacinto Fernández de la Peña, comisarios nombrados por la ciudad. El
deán, el sacristán mayor y el secretario (quien escribía el documento) fueron
hasta la capilla de las Reliquias, donde estaba guardada la reliquia del santo
junto con las demás, todas ellas en un cajoncito forrado. La tomó el sacristán
mayor, que la llevó al altar de la sala capitular, siendo acompañado por dos
miseros que iban alumbrando con dos velas.
Relicario de san Atón.
Convento de Carmelitas de Badajoz.
A las nueve y media de la mañana,
después de acabadas las horas del coro, el obispo, acompañado de los señores
mencionados se vistió de medio pontifical. El racionero entero y secretario de
cámara del obispo, Francisco de Prado, leyó la «auténtica» de la reliquia de
san Atón. Después, el deán, acompañado del diácono asistente, cogió del altar
la caja donde estaba guardada y se la presentó al obispo. Se trataba de una
canilla del brazo izquierdo que se llama «rayo». En ese momento repicaron las
campanas de la catedral y del resto de la ciudad. El obispo la mostró a los
comisarios del cabildo y de la ciudad, para que diesen fe de ello como testigos.
El deán la volvió a colocar en el altar, se puso incienso y empezó a sonar la
música, se cantó la antífona «Sacerdos et Pontifex», y el obispo incensó la
reliquia y pronunció el versículo con la oración «de quaesumus». Después se la
dio a besar a los asistentes y a otras muchas personas que estaban presentes.
El deán dio la reliquia al obispo, que la volvió a colocar en el cajoncito
donde llegó. A continuación mostró a los asistentes otra cajita cerrada forrada
en terciopelo carmesí, donde estaban guardadas las reliquias de los santos
mártires Marco y Marceliano, y otros tres o cuatro santos, aunque no se
abrieron. Esta cajita venía guardada dentro de la que traía la de san Atón.
Toda ellas se guardaron juntas en una caja y se cerró con dos sellos, el del
obispo y el del cabildo. El obispo echó la bendición episcopal, se cambió de
ropa y acabó la función. Se volvió a llevar la caja con las reliquias a la
capilla del mismo nombre por el sacristán mayor, acompañado del deán y el
maestro de ceremonias, alumbrándola con velas cuatro monaguillos.
La
reliquia se guarda en un relicario en 1744.
Fue
en la tarde del miércoles 17 de junio, en virtud del acuerdo celebrado en un
cabildo en la mañana de este día y el del 21 de mayo pasado. El licenciado,
canónigo, maestrescuela, provisor y vicario general de la Catedral de Badajoz
Manuel de Barreda, estando en la sala capitular, en presencia entre otros, del
chantre y canónigo Juan Ortiz de Zárate y el arcediano de Jerez, Juan de
Arguello, nombrados por el cabildo, abrió un pequeño cajón, que estaba cerrado
y sellado. Dentro de él había otra caja pequeña de forma cuadrada, del tamaño
de media cuarta, forrada en terciopelo carmesí, también cerrada y sellada, esta
última la abrió el señor provisor. Dentro de ella estaban las reliquias de los
santos mártires Marco, Marceliano, Abundo, y de otros santos todas juntas. Se
había leído primero la «auténtica» de estas reliquias, y se vio que todas ellas
eran las que se mencionaban. Después las
colocó todas juntas en un viril que se había realizado para este fin, que era
el pie de un cáliz redondo sobredorado con cristales de tres hojas, rematada
por una bola de plata blanca que cerraba el viril. El señor provisor sacó
también de la caja mencionada la reliquia de san Atón, que estaba dentro de
otra caja pequeña cerrada y sellada con dos sellos, uno del obispo y otro del
cabildo. Estos sellos se pusieron cuando el obispo hizo el reconocimiento de
esta reliquia el 17 de agosto de 1743. Guardó
la reliquia en el citado viril de plata, con un pie de forma triangular que
para este fin se había hecho en Madrid. Todo ello se hizo en presencia de
los mencionados comisarios, chantre y arcediano de Jerez, como testigos, muchos
capitulares, junto al secretario notario apostólico, Francisco de Mendoza, que
tomó nota de todo ello. Por último, los viriles con las reliquias se llevaron
por el sacristán mayor de la catedral a la capilla de las Reliquias, donde
estaban todas las demás.
Procesión
general que se hizo para colocar la reliquia en 1744. Visitó el convento de la
Trinidad y se quedó en la capilla del hospital de la Piedad, frente a la
catedral. Festividad que se hizo a la reliquia al día siguiente.
Fue en la tarde del sábado 20 de junio.
Habían llegado a la catedral el clero, las comunidades de religiosos, cofradías y
hermandades de la ciudad para la procesión general que se iba a hacer para la
colocación de la reliquia. Salieron del coro y se cantó el himno «Iste
Confesor», formándose a continuación la procesión, que salió por la puerta de
San Blas, yendo cantando los salmos de vísperas durante el trayecto por la
calle San Blas, campo de San Andrés, calle de la Trinidad, hasta el convento de
la Santísima Trinidad. La reliquia había sido llevada en secreto al convento de
la Trinidad una hora antes de salir la procesión por el sacristán mayor acompañado
de dos capellanes del coro y se había colocado en el altar mayor, como se
acordó en el cabildo del 21 de mayo pasado. Al llegar la procesión se incensó
la reliquia como era costumbre, la tomó el prior Fernando de la Bastida, se
cantó el himno «Jesu Redemptor de Laudes». A continuación salió la procesión
desde el convento de la Trinidad con la reliquia, que iban alumbrando con
cirios doce colegiales del Seminario de San Atón, junto con los señores
prebendados, regidores y clérigos con sus velas. También salió el palio que
llevaban ocho regidores. Una vez acabado de cantar el himno, se dijeron los
salmos de laudes, volviendo la procesión por la entonces calles de las Peñas
(hoy Eugenio Hermoso), Doblados, entrando en el campo de San Andrés (actual
plaza de Cervantes). La reliquia se colocó en un bello altar muy adornado, se
tocaron algunas piezas, un villancico, la antífona «Sacerdos et pontifex» con
su versículo. El preste dijo una oración y prosiguió la procesión «por la calle
arriba de la casa de Chapín al Campo Santo» (calle López Prudencio), llegando
al campo de San Juan (actual plaza de España), donde había otro bello altar.
Allí se colocó la reliquia, se cantó otro villancico con la antífona «Euge
serve bone», con el versículo y con la oración que le antecede. Una vez
acabada, se prosiguió con la procesión rodeando toda la plaza de España hasta
el hospital de la Antigua Piedad. Entró la reliquia en su iglesia por la puerta
principal hasta el altar mayor, se colocó encima del Sagrario, sobre un trono colocado
para este fin. Una vez que se retiró el cabildo y el resto de la ciudad, se
cantó el «Te Deum Laudamos», después se cantó la antífona «Amainteum Dominus»
con su versículo y oración «de quaesumus», se incensó la reliquia y se dio por
acabada la procesión. La reliquia se quedó en este altar para la festividad del
día siguiente. Se iluminó la torre a las nueve, se tocaron las chirimías y
otros instrumentos por los músicos de la capilla y se repicaron las campanas,
todo ello hasta las once de la noche. El domingo 21 de junio, acabada la
misa conventual, comenzó la misa de las festividad votiva, con Gloria y Credo.
Una misa la celebró el prior Fernando de la Bastida, predicando el sermón el
canónigo magistral Francisco Delgado. Terminada la misa, se quedó la reliquia
en el altar mayor iluminada todo el día hasta la noche. Después de maitines,
tomó la reliquia el mencionado prior, con sobrepelliz, estola y paño,
acompañado de los capellanes del coro y se colocó en la capilla de las
Reliquias de la catedral junto a las demás.
Desaparición
de la
cofradía. Las cuatro imágenes que existieron del santo (probablemente fueran tres).
Todavía
existía la cofradía en 1647 cuando testó Juan Sánchez Valverde, pero dudo que llegase hasta
finales del siglo XVII. No aparece en el censo de cofradías del partido de
Badajoz de 1771. Tampoco aparece en 1791, en el interrogatorio de la Real
Audiencia de Extremadura. Sin embargo, algunas cofradías activas tampoco
aparecen en estos trabajos, por lo que tampoco son de fiar. La cofradía
desaparecería y los bienes pasarían a la obra pía que mandó fundar. No se
conserva, que sepamos, la imagen primitiva del santo que encargó Juan Sánchez
Valverde a Jerónimo de Morón en 1622. Existen actualmente
tres; dos están en la catedral, una en el retablo mayor y otra en la capilla de
la Soledad o de San Benito del claustro. La tercera se encuentra en el seminario
que lleva su nombre en la cañada de Sancha Brava. La que se encuentra en el
retablo mayor de la catedral, realizada sobre 1718, es obra de los escultores pacenses
Miguel Sánchez Taramas y su cuñado y discípulo aventajado Francisco Ruiz Amador,
conocido también como Francisco Ruiz, el Mayor. La talla de la capilla del
claustro es de autor anónimo, solo se sabe que es anterior a 1764. Es posible que sea la primitiva de 1622, pero habría que analizarla muy detalladamente, incluso los materiales en laboratorio para saber la época a la que pertenece. No ayuda que no conozcamos ninguna obra existente de Jerónimo de Morón. Se aprecia que es de madera policromada y estofada y es bastante antigua. Necesita una restauración, pues le faltan cuatro dedos de la mano izquierda y se aprecian algunos repintes. El hecho de que tenga ojos policromados en vez de cristal, indican que podría ser la tallada en 1622, aunque también se realizaban en épocas posteriores, como la del retablo mayor. No he podido acceder a ella para comprobar si mide los 1,26 metros que medía la que talló Jerónimo de Morón y que aparece en el contrato, que debería llevar algunos anillos, que quizá fuesen postizos y no tallados. Es probable que, por la devoción al santo, se guardase en el interior de la ciudad para protegerla de los ataques de los portugueses. Lo que sí sé es que no aparece en el inventario de la capilla del hospital de la Vera Cruz en 1758, donde estaba en 1647. No tiene sentido dos imágenes de la misma advocación en la catedral. La talla que
actualmente se encuentra en el seminario y procede del antiguo edificio de la
plaza de Minayo es una obra clara del taller de Ruiz Amador (pelo liso y barba rizada, dentadura, pliegues de los ropajes, el característico lazo de la cintura, etc.). Debió ser labrada
en la primera mitad del siglo XVIII y está realizada en madera de cedro policromada. Está muy repintada y modificada. Perdió los ojos de vidrio originales y se le colocaron unos nuevos de color castaño en el año 2003. Sin embargo, ahora posee unos de cristal azul y de menor tamaño que
las cuencas. Le faltan dos figuras de seminaristas de pequeño tamaño que tenía antiguamente a cada
lado de la peana. El báculo pastoral no parece el original o le faltan piezas del remate o voluta. El dibujo del bordado de la mitra no es igual que el que debió tener y le faltan las dos cintas anchas, llamadas ínfulas, que tenía a cada de lado, que se ven en la foto de 1886. Las manos (realizadas en resina) tampoco son originales y le fueron colocadas en la restauración del año 2003, labor que realizó la restauradora María del Mar Pajuelo de la Maya, pues se encontraba en un estado de conservación lamentable, incluso había perdido la nariz. En su momento presidía la biblioteca del seminario.
San Atón, retablo mayor de la Catedral de Badajoz (1718). Es obra de los escultores pacenses Miguel Sánchez Taramas y Francisco Ruiz Amador.
San Atón, colocada en el seminario de su mismo nombre, antes en el de la plaza de Minayo. La atribuyo al taller del escultor Francisco Ruiz Amador.
La talla fue fotografiada por el pacense Miguel Olivenza Salazar en junio de 1886, cuando este tenía su estudio en la plaza de España, como figura en el sello trasero de la foto que poseo. De este acontecimiento se hacía eco el periódico local El Avisador de Badajoz del 10 de junio de 1886:
«Alabamos el pensamiento del Sr. Administrador del Seminario Conciliar de sacar fotografías de la imagen de S. Atón, que se venera en la capilla de dicho establecimiento literario. Conviene mucho que sea conocido y reverenciado un santo que en época azarosa supo vencer tantas dificultades como se oponían a su justificación y ganar el cielo, sirviéndonos de ejemplo a nosotros que vivimos en tiempos no más afortunados, por lo que se refiere al orden religioso. Damos la enhorabuena al Seminario y al inteligente artista Miguel Olivenza por su acierto en la ejecución».
San Atón en 1886.
San Atón, capilla de la Soledad o de San Benito, Catedral de Badajoz. Autor: ¿Jerónimo de Morón?
Se realiza una procesión con un cuadro
del santo a la que se creía fue su casa el 22 de mayo de 1884 desde Santa María
la Real (San Agustín).
En la tarde del día 10, A las seis,
tuvo lugar una manifestación religiosa en la iglesia de Santa María la Real.
Hace algún tiempo que, según hemos oído, nuestro ilustrísimo y reverendísimo
prelado, siempre celoso por la gloria de Dios y de sus santos, abrigaba el
laudable deseo de enaltecer el nombre y la memoria de san Atón, hijo de esta
ciudad, obispo de Pistoya y patrón de este seminario conciliar. Aún se conserva
la casa donde nació el santo en la calle de su nombre, donde de tiempo
inmemorial se conservaba un pequeño cuadro del santo. El ilustrísimo señor obispo, que hace algunos años viene visitando
dicha casa el 21 del corriente, víspera de san Atón, ha querido en este año
dejar un grato recuerdo, haciendo donación de un lienzo, que representa al
santo en su traje episcopal. Colocado sobre unas andas llevadas por cuatro
colegiales, y bajo un sencillo pero elegante dosel, desde la parroquia de Santa
María a su casa, calle de San Atón, acompañado de una comisión del seminario y
gran parte del clero y pueblo con faroles y velas encendidas. Instalado que fue
el santo, pronunció un breve discurso el párroco de Santa María, y regresó la
procesión a la parroquia, seguida por la música del excelentísimo ayuntamiento,
que accediendo a una invitación de dicho párroco, solemnizó el acto. Dios
quiera que el deseo de nuestro prelado encuentre eco en los hijos y vecinos de
la ciudad, recordándoles la gloria de este pueblo, que deja en el olvido a sus
héroes y sus santos.
Cuadro que se conserva en la parroquia de Santa María la Real (San Agustín). Puede que sea el citado, parece de mediados del siglo XVIII. Tiene una leyenda que dice: S. Atón, obispo de Pistoya, canónigo y natural de Badajoz. ¿Taller de los Mures?
Primeros datos de una novena al santo en Santa María la Real el 21 de mayo 1897.
Cuadro que se conserva en la parroquia de Santa María la Real (San Agustín). Puede que sea el citado, parece de mediados del siglo XVIII. Tiene una leyenda que dice: S. Atón, obispo de Pistoya, canónigo y natural de Badajoz. ¿Taller de los Mures?
Primeros datos de una novena al santo en Santa María la Real el 21 de mayo 1897.
El
sábado 21, en punto de oraciones, dará principio por primera vez en la iglesia
de Santa María la Real, la novena del glorioso obispo san Atón, natural de esta
ciudad y nacido en dicha feligresía, en la calle que hoy lleva su nombre, y
terminará el domingo 29 con la función principal y sermón.
Colocación de la lápida en su supuesta casa natal en 1889.
Colocación de la lápida en su supuesta casa natal en 1889.
No
se conocía hasta ahora la fecha exacta en que fue colocada. El 21 de agosto el
Ayuntamiento de Badajoz concedía permiso al obispado para colocar la actual
lápida de mármol blanco en la fachada de la casa nº 44 de la calle San Atón
(llamada así ya en 1781) antes llamada Alta o Alta de San José. Se leyó un
escrito de don Fernando López García, en nombre del obispo, solicitando el
permiso. En la lápida figura: «AQUÍ NACIÓ SAN ATÓN,
OBISPO DE PISTOYA, AÑO 1090». La casa perteneció al obispado; hoy es de
propiedad particular y está completamente abandonada.
Notas:
(1) LÓPEZ LÓPEZ, Teodoro Agustín. «San Atón en Badajoz.
Leyenda-Historia». Coloquios Históricos de Extremadura, núm. XXVI. Año
2003. (2) Actualmente es imposible localizar la
tumba, ya que se colocó un nuevo suelo a finales del siglo XVII. (3) LÓPEZ LÓPEZ,
Teodoro Agustín. «San Atón en Badajoz.
Leyenda-Historia»... (4) Por los apellidos debió ser cuñada del procurador Juan Sánchez Valverde.
Fuentes:
Archivos
Eclesiásticos de Mérida-Badajoz, Archivo del Seminario de San Atón de Badajoz, Archivo Histórico Provincial de Badajoz, Archivo Histórico Municipal de Badajoz.
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