sábado, 30 de agosto de 2025

65. Dos obras atribuibles al taller del escultor valenciano Vicente Tena Fuster en Badajoz.

 


Dos obras atribuibles al taller del escultor valenciano Vicente Tena Fuster en Badajoz.


Pedro Castellanos
31 de julio de 2025


Inmaculada Concepción (ca. 1904).
La imagen debió de encargarse en fecha indeterminada por la asociación hijas de María para la iglesia de la Concepción de la calle San Juan, antes iglesia de los Gabrieles, construida a finales del siglo XVIII por los franciscanos. Se trasladaron desde su convento extramuros al nuevo emplazamiento hasta su desamortización, convirtiéndose en la nueva parroquia de la Concepción que fue regida por los jesuitas en dos ocasiones. Esta asociación, llamada “Hijas de la Purísima e Inmaculada Concepción de María”, fue fundada el 2 de febrero de 1863. Supongo que se trata de la llamada Archicofradía de las Hijas de María en 1883. Allí recibió culto la talla en el templete del altar mayor, cuya obra dirigió el jesuita Julián Goñi. Sería hasta 1926, aproximadamente, porque en 1927 se colocó una imagen del Corazón de Jesús. En 1929 fue colocada la actual talla de la Inmaculada que encargarían los padres jesuitas. La primitiva, que no pertenecía a la parroquia, pasó del altar mayor a la capilla del Sagrario en diciembre de ese año, donde están los tres titulares de la cofradía de la Oración en el Huerto. La imagen mide de alto, con su peana, 2,15 metros. Está realizada en madera policromada y estofada. Según el “catálogo ilustrado” de Vicente Tena, se corresponde al modelo 234, aunque con ligeras variaciones en la parte inferior de las nubes y la peana. Este modelo coincide en la mirada hacia el suelo y el clásico recogido del manto sobre su brazo izquierdo, como vemos en la misma iconografía de la ciudad de Valencia (1). Vicente Tena Fuster (1861-1946) tenía un nutrido taller, siendo discípulo del también valenciano Modesto Pastor Juliá (1825-1889). La forma de trabajar era similar a los talleres de Olot (Gerona), pero se permitían ciertos acabados y otras modificaciones, como el uso de madera de cedro, pino rojo de Flandes, peral o ciprés. La destrucción del patrimonio religioso durante la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil, propició un crecimiento de ese tipo de talleres en el Levante, que llegaron a casi todos los puntos de España y a Hispanoamérica.

El periódico Noticiero Extremeño del 22 de octubre de 1904 nos da una pista de la posible fecha en la que pudo realizarse la Inmaculada que hoy se encuentra en la catedral:

…coincide con la noticia anterior la venida a esta ciudad del muy ilustre vicario capitular de la diócesis, que bendecirá una preciosa imagen de la Purísima, destinada a venerarse en San Agustín, iglesia a la cual se ha trasladado la Archicofradía de las Hijas de María, y en donde recientemente se han colocado dos nuevas campanas.

La única imagen de la Inmaculada que hoy existe en ese templo de Santa María la Real (San Agustín) es una talla barroca, procedente de la antigua iglesia de Santa Catalina, luego iglesia de San Ignacio de los jesuitas y parroquia de Santa María. Imagino que la de Vicente Tena se trasladó después a la iglesia de la Concepción desde San Agustín. Es posible que el traslado se hiciese por las obras de reforma de la iglesia de la Concepción que en ella hicieron los jesuitas. La talla en cuestión tiene algunas fendas y pérdidas de policromía. El daño más importante es la pérdida de un ala del ángel derecho y algún dedo de ambas manos. Las actas capitulares del 6 de diciembre de 1929 citaban que se acordaba la petición de las Hijas de María que querían colocar la imagen de la Inmaculada en la capilla de los Figueroa de la catedral:

Que va a ser sustituida por otra imagen de la Inmaculada, que hasta aquí ha recibido culto de la asociación en la iglesia de la Concepción y deseando todas las asociadas que la antigua imagen sea colocada en lugar de gran honor y fácil a los homenajes de sus devotos, han pensado como en el sitio mejor en la capilla llamada de los Figueroas de esta catedral, por lo que a su señoría, encarecidamente, suplican se digne autorizarlo para colocar nuestra venerada imagen en dicha capilla a expensa nuestra y bajo la dirección del ilustrísimo cabildo, sin que la asociación quiera reservarse otros derechos que le asisten sobre la propiedad de la imagen.

En aquella época la presidenta de la asociación era Matilde Navarro, la vicepresidenta Margarita Navarrete (fue la fundadora y presidenta de la Cofradía del Cristo de la Espina en 1939, fallecida en 1970), la secretaria era Soledad Rincón Gil y la tesorera María del Carmen Cerezo. Este modelo, de manto recogido en el brazo izquierdo y mangas de color rosa también, lo usó su paisano y coetáneo Pío Mollar Franch (1878-1953). Tiene gran parecido a la Inmaculada que este realizó para el monasterio de Guadalupe de Cáceres.



Dulce Nombre de Jesús (ca. 1939).
Pertenece a la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús o de Jesús Nazareno, fundada el 16 de mayo de 1603 en el convento de Santo Domingo por el gremio de los sastres de la ciudad. Ya tenían una primitiva talla del Niño Jesús en 1648 que procesionaba en el Corpus y que llevaba cabellera natural. En el año 1820 se produjo la disolución de la cofradía por la invasión del ejército de Napoleón. La iglesia se convierte en cuartel y los soldados quemaron todos los retablos que tuvo. La primitiva imagen del Dulce Nombre fue destruida y la talla del Nazareno, hoy del Amparo, sufrió graves mutilaciones. La cofradía se refunda tras la Guerra Civil en 1939, tras haber sufrido de nuevo más daños en el templo, como la destrucción de la dolorosa del Mayor Dolor. Es cuando se debió de encargar la actual talla a Vicente Tena, unos siete años antes del fallecimiento del escultor. Según su “catálogo ilustrado”, es muy similar al modelo 474 del Niño Jesús de Praga, de talla completa, aunque el de Badajoz se reviste.

Notas:

(1) https://www.lahornacina.com/articulosvalencia3.htm