43.
El frustrado mercado de la calle de la Zarza (hoy Suárez Somontes) esquina a Ronda del Pilar del arquitecto Rodolfo Martínez en 1938. Trataría de sustituir en sus funciones al de la plaza Alta.
Pedro Castellanos
11 de diciembre de 2020
Alzado lateral, calle de la Zarza.
Era bastante ambicioso, pues tendría
dos plantas, con 84 puestos y 28 mesas de madera de álamo.
La construcción, que se publicaba en mayo de 1938, había sido aprobada por la comisión
gestora municipal de Badajoz, presidida por el señor García de Castro. Se
proyectó aparte del que se estaba construyendo ya entonces en la plaza Chica (hoy biblioteca Santa Ana). Era obra del mismo arquitecto municipal, inaugurado en 1939, de gran parecido. El de Ronda del Pilar se proyectaba para atender a su zona y vecinos de la barriada de Pardaleras,
además de los caseríos que había fuera de las murallas, comunicados por la puerta
del Pilar. Sería un edificio moderno y amplio, que como se decía entonces «permitirá el desmontar el antiestético
armatoste que actualmente cubre las funciones de mercado en la plaza Alta con
un agobio de espacio y una falta de condiciones que obligan a tolerar la
ausencia de elementales principios de higiene y el espectáculo de mercancías
amontonadas en el suelo, poco favorables a la impresión de los extraños que
visitan la ciudad». El ayuntamiento debería acometer después obras de embellecimiento
de las inmediaciones de la plaza Alta, centro y ruta de las visitas turísticas
a nuestra capital. El proyecto se anunciaba no solo como una gran mejora al problema
de los mercados, sino que abría nuevas posibilidades para la mejora de la zona más monumental.

Planta del mercado.
Emplazamiento del
mercado.
Características técnicas.
Tendría
una superficie total aproximada de 840 m2. La fachada de la entonces
calle de la Zarza tendrían 28
metros de longitud y 30 la de Ronda del Pilar. La
esquina tendría forma circular como vemos en la planta y el alzado. A cada uno
de los lados habría dos ventanas circulares con rejas artísticas de efecto
decorativo y que a la vez proporcionaría luz a las escaleras que bajaban al sótano
y subía a la planta principal. En ambas fachadas llevarían también farolas artísticas.
Formaría el conjunto cuatro cuerpos unidos, que dejaban en el centro un patio.
La construcción, sencilla y airosa, propia del racionalismo de la época, sería
de hormigón y llevaría barandas y antepechos de tubo metálico, como lleva actualmente
el de Santa Ana. La fachada ofrecía en cada uno de los lados una superficie de
grandes huecos al fondo, de los cuales se ven las persianas de los puestos,
separados de la pared exterior por un pasillo de dos metros. En el patio central
se colocarían 28 mesas portátiles. En el sótano se construirían 19
departamentos para depósitos o almacén de aquellos puestos que lo necesitasen y
una cámara frigorífica para la conservación de artículos susceptibles de descomponerse
por efecto del calor. También se instalaría en el sótano el montacargas que
llevaría al bajo y principal los artículos depositados en el sótano. La planta
baja del edificio, con 40 puestos para la venta, de un tamaño de 2,20 por 2 metros cada uno, irían cubiertos y cerrados por persiana enrollable. El complejo llevaría además dos cuartos de
aseo con duchas, lavabos y armarios de fábrica para el personal de la plaza,
para sus ropas y asearse antes y después de comenzar la venta. Para uso del
público habría aseos masculinos y femeninos. En esta planta
baja habría una dependencia para el servicio de fiel contraste de pesas y medidas,
otra para los servicios de policía y una tercera para el guarda nocturno del
edificio. Se instalaría también un montacargas (creo que dos, como aparece en dos huecos del plano de la planta). El piso principal se construiría
con cuatro puestos más que en el bajo. Esta planta tenía 44 puestos y los aseos
en igual disposición que en el bajo. En el mismo lugar que aquel, ocuparían los
servicios de policía y fiel. En este piso iría el despacho del veterinario.
Independientemente de los teléfonos de las oficinas, en la planta baja se
instalaría un teléfono público. Todos los departamentos de aseo y los puestos irían
alicatados con azulejos. Las escaleras y las tapas de los mostradores de los puestos
serían de mármol blanco, para garantizar una mejor limpieza e higiene. Habría cierres de ballestas en las puertas y un
acerado interior y exterior. La obra estaba presupuestada en 310.130,34 pesetas.
En este presupuesto no figuraban las cantidades por las expropiaciones del terreno
y edificaciones actuales en el lugar señalado para la construcción del mercado.
Una vez aprobado el proyecto por la gestora, pasaría a la Comisión Central de
Sanidad, que lo aprobaría o no. Una vez cumplidos todos los trámites legales de
subasta, el contratista que ejecutaría la obra quedaba obligado a terminarla en
un plazo de 16 meses. Desconozco el motivo por el que no se llegó a construir, imagino que por temas económicos. Se creía probable que el vecindario viera empezar la
construcción antes de que se terminase el de Santa Ana, donde anteriormente
estuvo la llamada «Gota de Leche». Esta fue una institución con sede en la
plaza de Santa Ana, donde se repartía leche esterilizada a niños necesitados a
los que sus madres no podían amamantar, también para intentar acabar con la
alta mortalidad infantil de la época. Fue aprobada por unanimidad del ayuntamiento pacense
en julio de 1906, como ya se hacía desde hacía tiempo en países como Holanda, Bélgica,
Alemania y Francia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario