domingo, 10 de junio de 2018

21. La primera sociedad privada de equitación de Badajoz. Fue creada en 1847 en los corrales de la Real Casa Hospicio (futuro Hospital Provincial), donde se construyó un picadero.

21.

La primera sociedad privada de equitación de Badajoz. Fue creada en 1847 en los corrales de la Real Casa Hospicio (futuro Hospital Provincial), donde se construyó un picadero.

© Pedro Castellanos
10 de junio de 2018



El acta fundacional de la junta se celebró el 7 de marzo de 1847. Fue en una reunión en casa de José de la Puente, a las siete de la noche con el objeto de organizarla. Aparecen las firmas de 21 personas, entre las de José de la Puente (sic), Santos Muñoa Carles, Eduardo Lagarza, Carlos Martínez, Federico Patrón [Falls], Juan Manuel García, Juan Antonio Utrera, Ramón Orduña y José María Villaroel, que debieron ser los primeros socios. Se acuerda lo siguiente:
1ª)   La sociedad quedaba fundada desde este momento.
2ª)   Se nombraría una comisión para que se contratase con la Casa Hospicio el arrendamiento del local donde estaría el picadero, realizándose una escritura junto a un pliego de condiciones. Se haría un presupuesto para las obras que tuviesen que hacer, bajo la dirección de la comisión. Esta comisión estaría formada por: Santos Muñoa Carles, José María Villaroel y Ramón Orduña.
3ª)   Se acuerda crear otra comisión para la redacción del reglamento, que estaría formada por: José de la Puente, Juan de Dios Sevilla, Manuel Rodríguez Fito Bueno y Antonio Acevedo.
4ª)   Se acuerda que haya dos tipos de socios: de número y transeúntes. Los primeros pagarían una cuota de entrada de 160 reales. Los segundos 40 reales. La comisión quedaba autorizada para las obras, que se repartirían entre los socios. La cantidad que faltase después de hacer la recaudación de cuotas de entrada sería hasta la cantidad de 7.000 reales.

En el círculo rojo, lugar donde probablemente se hizo el picadero. En azul, lugar donde vivió José Ignacio Fernández de la Puente Álvarez Campana y su esposa, conocida como la Casa de la Inglesa. En verde, lugar donde vivió José María Villaroel, hoy Diputación de Badajoz. Plano fechable sobre 1871.


1. Antiguo Obispado de Badajoz. 2. Antiguo Seminario de San Atón. 3. Casa de Ordenandos. 4. Hospital Provincial.

Escritura de convenio para la construcción de un picadero en el corral grande del Hospicio y arrendamiento del mismo a la Sociedad de Equitación. Lo otorgaba el director y contador del Hospicio junto al coronel graduado Santos Muñoa Carles, sobrino del comerciante catalán Jaime Carles Busquet (1), dueño del Teatro Cómico, Café de la Lealtad y Gabinete de Lectura (antes Hospital de la Piedad).
En la ciudad de Badajoz, a siete de abril de 1847, ante mí, el escribano de su Majestad y testigos que se expresarán, [com]parecieron de una parte los señores don Ramón Sutil y don Fernando Pinna, de esta vecindad, el primero director y el segundo contador de la Casa Hospicio de esta provincia. Y de la otra don Santos Muñoa y Carles, don José María Villaroel y don Ramón Orduña, de esta propia vecindad, estos tres señores, por sí y representado todos los individuos que componen la Sociedad de Equitación instalada en esta capital el día siete de marzo último, cuyas firmas constan del acta original que me entregan para hacer constar su personalidad viéndola en esta escritura, hecho el reintegro correspondiente del papel simple en que está escrita, e insertarla en sus traslados su tenor literal es el siguiente:
Aquí el acta. Concuerda el acta inserta con su original unida por cabeza de esta escritura a que me remito. Y en su virtud, los expresados jefes de la Casa Hospicio, como tales, y los dichos socios representantes de la Sociedad de Equitación, en nombre de la misma e individuos que la componen, por quienes y por los demás que en adelante se incorporen a ella. Dijeron: que para conseguir el objeto que se propuso dicha sociedad a su instalación, construyendo un picadero del modo que se expresa en el acuerdo inserto, los socios comisionados comparecientes, dieron los pasos oportunos para convenir en el ajuste del local en que podía establecerse, designando para ello el corral grande de la Casa Hospicio de esta capital. Y después de conferenciar detenidamente para llevarlo a cabo, con [los] expresados jefes del establecimiento, lo han concluido bajo las condiciones siguientes:
1)       Los jefes de la Casa Hospicio, se obligan a construir un picadero con todas las circunstancias que se requieren por el arte de la equitación, para que sea perfecto, y que son las expresadas en el pliego de condiciones y presupuesto que obran en el expediente, habiéndose de edificar en la parte del corral grande de la misma que se señaló por los maestros, a presencia de las partes contratantes.
2)      Careciendo de recurso la Casa Hospicio, la sociedad le adelantará la cantidad en que se rematen las obras, a cuenta de alquileres, a razón de cuatro reales de vellón diarios. Y para hacerlo así constar, sin necesidad de recurrir al expediente judicial, se darán concluidas y pagadas éstas por los jefes de dicha casa un recibo de la cantidad invertida, expresando en él los años, meses y días a que corresponde el anticipo.
3)      También se comprenden en este arrendamiento las tres habitaciones bajas que quedan incomunicadas con el edificio, y que tendrán la entrada por el corral que antecede al picadero.
4)   La sociedad podrá subarrendar el local a las compañías ecuestres, cuidando de que no hagan desperfectos y remediándolos inmediatamente si alguno hiciesen.
5)      La sociedad usará del agua del pozo y para ello se hará un medianil.
6)      El hospicio ha de quedar completamente incomunicado con el picadero, y para que así sea, el medianil del pozo del que se habla en la condición anterior, se construirá bajo la dirección de los jefes del establecimiento.
7)  Todas las puertas, cerrojos, fechaduras, llaves han de quedar completas y solo con el deterioro consiguiente al tiempo que hayan servido.
8)      Después de trascurrir el tiempo necesario para que se devengue el anticipo hecho a cuenta de alquileres, y el que han de considerarse los arrendatarios como unos verdaderos usufructuarios, no podrá ser desahuciada la sociedad mientras continúe pagando los cuatro reales diarios que quedan estipulados, a no ser que el establecimiento tuviese necesidad de destruir el picadero para edificar nuevamente en el terreno que ocupe.
Con estas condiciones, la expresada Casa Hospicio y en su nombre y representación, su director y contador, otorgantes, da en arrendamiento a la Sociedad de Equitación referida el picadero que se construya en el corralón grande de la misma casa, con las habitaciones que se expresan, para su uso por el tiempo estipulado, todo en el modo y forma que queda contenido, sin que en el ínterin pueda la casa hacer del local otro uso, que es el que queda expresado. Y los socios, por su parte, se obligan al abono de la cantidad en que las obras sean rematadas, en cuenta del pago de alquileres, según queda estipulado en las cláusulas de este contrato, que los otorgantes, cada uno, por su representación respectiva, se obligan a cumplir, sin tergiversación alguna. A su obediencia, pues, se obligan los jefes de la Casa Hospicio, con los bienes y rentas del establecimiento, y los socios con los suyos propios, habidos y por haber, dan poder a las justicias y jueces de su Majestad competentes, para que a ello les compelan y apremien, por todo rigor legal, vía ejecutiva, y como si fuese por sentencia pasada, en autoridad de cosa juzgada y consentida, que por tal lo reciben y renuncian todas las leyes, fueros, derechos y privilegios de su favor y la general en forma, en cuyo testimonio, con prevención que de esta escritura haya de tomarse razón en el registro de hipotecas de este partido, dentro de ocho días, sin cuyo requisito no tendrá efecto. Así lo dijeron, otorgaron y firmaron, siendo testigos don Domingo María Díez, don Ramón Huertas y don Manuel Regidor, de esta vecindad.
Algunos datos sobre la Real Casa Hospicio fundada en 1757 y la contigua Casa de Ordenandos, fundada en 1810.
El rey Fernando VII ordenaba fundarla el 12 de abril de 1757. Al mismo tiempo se agregaban a él los tres hospitales que había en la ciudad en aquel momento, que eran el de Ntra. Sra. de la Antigua Piedad, el de la Misericordia y el de la Vera Cruz. El de la Limpia Concepción (antes llamado de San Andrés), el de Santa Catalina la Vieja y el de Santa María de los Caballeros o Consolación ya habrían desparecido. El 12 de abril de 1757 el conde de Valparaíso dirige un escrito desde Madrid al entonces obispo de Badajoz, Manuel Pérez Minayo, en el que le transmite la decisión del Rey de fundarlo:

«Movido el Rey de sus piadosos deseos de fomentar el alivio de las necesidades públicas de esta ciudad y obispado, se ha servido resolver que en esta capital se funde con rentas competentes, y bajo su real protección, un hospicio o casa de niños expósitos, huérfanos y desamparados en que con separación se recojan también mujeres de mala vida y pobres de ambos sexos, y ha nombrado por intendente de este establecimiento asociado con el de este ejército y provincia a D. Nicolás Montero [de Espinosa], canónigo penitenciario de esta Santa Iglesia [Catedral] y subcolector de expolios y vacantes de esta mitra, debiendo correr en adelante al cargo de los colectores generales para que ejerzan la protección real, y contemplando su Majestad que para perfeccionarse [en] esta tan útil idea, sería muy conducente la agregación a esta casa de las tres, de la Piedad, de la Misericordia y de la [Vera] Cruz, que en esta ciudad ejercen los mismos actos de caridad que se han de practicar en ella».
En 1854 se cita la «Real Casa Hospicio donde se halla establecido el hospital nombrado antiguamente de San Sebastián y en el día de la Provincia». El Real Hospicio había sido convertido en cuartel y hospicio militar desde 1810. En 1819 se pide que vuelva a su primitivo uso. En 1827 se realiza la segregación del Hospital de San Sebastián (luego llamado de la Caridad) y agregados a él de la Real Casa Hospicio. Se entregaba a las hijas de la caridad por real orden del 26 de septiembre. Entre el Seminario de San Atón y la Real Casa Hospicio se encontraba la Casa de Ordenandos, que era de los padres de la Congregación de la Misión de San Vicente de Paúl. Incompresiblemente los dos edificios fueron derribados en 1983 para formar la plaza y parking subterráneo. Los padres paúles de la Casa de Ordenandos se establecieron en 1810. Fue suprimida por la ley del 31 de julio de 1837, restablecida por el artículo 29 del concordato de 1851, ocupando la casa otra vez en 1858, variando el contrato fundacional de 1809. Se estableció un convenio adicional en 1863. En 1797 se daban a censo redimible una casa propia de la vinculación de Bartolomé González Caldera, otorgada por su entonces poseedor, Juan Caldera del Campo, en virtud de real facultad a favor del Seminario. Esta casa estaba entre el Hospicio y otras dos contiguas del Seminario. En este mismo año se venden dos casas más en el campo de San Francisco por los hermanos Juan y Jerónimo Rodríguez Caldera a favor del Seminario.  Las tres se incluyeron a la fábrica de la Casa de Ordenandos (2).

Datos sobre la familia del principal fundador de la Sociedad de Equitación: el gaditano José Ignacio María Fernández de la Puente Álvarez Campana, brigadier de caballería y coronel del cuerpo de Estado Mayor. Su familia política procedía de Génova e Irlanda.
Era natural de la ciudad de Cádiz y falleció en Ceuta el 4 de febrero de 1860, en un campamento que pertenecía al tercer cuerpo del ejército expedicionario en la Guerra de África o Primera Guerra de Marruecos (1859-1860). Era hijo de Manuel de la Puente Aranguren, consejero de Estado honorario y mariscal de campo de los reales ejércitos, natural de Ribadesella (Asturias) y de la gaditana María Manuela Álvarez Campana. José Ignacio se casó en Badajoz el 27 de noviembre de 1844 con la pacense Amalia Eustaquia Patrón Falls. Ella pertenecía a una acaudalada familia, hija única del poderoso comerciante pacense Jerónimo Patrón Barbieres, casado el 17 de mayo de 1820 con María Falls Preston, natural de Castellón de la Plana, a la que dotó con la no despreciable cantidad de 151.080 reales. Jerónimo Patrón Barbieres fue la segunda persona más rica de Badajoz en aquella época, con una fortuna valorada en 3.246.852 reales. Era hijo de Juan Patrón, un poderoso comerciante y contador de rentas nacionales de Olivenza. Juan era hijo de Simón Patrón, natural de Génova (Italia) y de Josefa Franco, natural de Badajoz. La madre de Jerónimo Patrón, Ramona Barbieres, era hija de Carlos Barbieres, natural de Turín, (Italia) y María Plaza, natural de Alburquerque (Badajoz). María Falls Preston era hija de los irlandeses afincados en España James Falls y Mary Preston (al menos ella vivió en Badajoz). Mary procedía de un lugar llamado Bellinter, (pronunciado como Belincha) en el entonces condado de East-Meath, hoy Meath. Bellinter está situada a unos 6 kilómetros de la capital del condado, Navan, y a unos 38 kilómetros de la capital de Irlanda, Dublín. Ella viviría en un palacete llamado Casa Bellinter, junto al río Boyne, construido en 1750 por Richard Cassels, como una casa de campo para el rico cervecero de Dublín John Preston, de quien debe descender Mary Preston. Después de la muerte de John, el patrimonio pasó a su nieto, también llamado John Preston, primer barón de Tara. En el año 2004 el palacete fue vendido y transformado en el actual hotel-balneario Bellinter House (3). Tara es una famosa colina situada a unos cuatro kilómetros de Bellinter. John Preston, primer y único barón de Tara (1764-1821), fue un político irlandés, e hijo de John Preston, descendiente de un hermano menor de Thomas Preston, primer vizconde de Tara, segundo hijo de Christopher Preston, cuarto vizconde de Gormanston (4). Por las fechas, sospecho que Mary Preston era hermana de John Preston, primer barón Tara, que no tuvo hijos y el título se extinguió cuando murió en julio de 1821, con 56 años. Creo que el título podría haber pasado a los familiares en España, pero imagino que en Irlanda no sabían que parte de ellos residían aquí. José Ignacio y Amalia tuvieron siete hijos: Ricardo Miguel María del Carmen Lucía; Felisa Pastora María de las Mercedes Catalina; Matilde María del Rosario Eugenia; José Ignacio Federico María Cirico; Adela María Eladia; Manuel Eduardo Sabas; Arturo María del Carmen Práxedes. El matrimonio vivió con sus hijos muy cerca de la sede de la Sociedad de Equitación, en la entonces calle de Santa Catalina nº 9, después Moreno Nieto y hoy Obispo San Juan de Ribera. Era conocida como la Casa de la Inglesa y era casi colindante con el antiguo Obispado de Badajoz. Estaría un poco más arriba de la Joyería Castellano, en lo que hoy es el edificio Badajoz. Debió ser de grandes proporciones, pues tenía traseras a la entonces calle de Lagares, hoy Zurbarán. Podemos destacar dentro de los siete hijos que tuvieron José Ignacio y Amalia Eustaquia a Adela Fernández de la Puente Patrón. Su madre, ya viuda, la dotaba por nada menos que 8.261 escudos (82.610 reales). Tenía 21 años y se iba a casar el 22 de diciembre de 1869 con el sevillano Enrique González Carrillo de Albornoz, comandante graduado, capitán en la reserva de caballería de Badajoz, soltero, de 31 años. Adela falleció en Badajoz el 8 de marzo de 1901. Enrique falleció en Badajoz el 13 de junio de 1918 a los 80 años, siendo teniente coronel de caballería retirado, caballero con la gran cruz y placa de la Orden de San Hermenegildo. La hija de ambos, María del Rosario González Fernández de la Puente, se casó el 12 de octubre de 1902 con el ingeniero agrónomo Eduardo Fernández Trevijano, director de la Granja Agrícola, inaugurada en 1905, hoy sede de la Escuela de Ingenieros Agrónomos. Su hijo Enrique González Fernández de la Puente estuvo casado con Lucía Sardiña Cuesta, que falleció en Badajoz a los 31 años el 26 de agosto de 1907.
Dentro de la familia de Jerónimo Patrón Barbieres podemos destacar a su tío, el también comerciante Felipe Patrón, administrador de la Real Casa Hospicio en 1826, que estuvo casado con María del Carmen Fernández, cuyo padre era caballero de la Orden de Alcántara, mayordomo de semana del Rey y regidor perpetuo de Badajoz. Ella fue poseedora del mayorazgo que fundó Alonso de Figueroa de la Rocha. Felipe y María del Carmen tuvieron varios hijos: José, Antonio, Roque, Isidoro, Manuel, Vicenta y Ramona Patrón Fernández. La última estuvo casada con el comerciante José Miter Arnstorf, natural de la aldea de Arnstorf, en el entonces reino de Bohemia, Alemania. Era hijo de Francisco Miter y de Catalina Quinter, naturales de la misma localidad. Tuvieron como hijos a: Carlos, José, y Josefa Miter Patrón. Vicenta Patrón Fernández estuvo casada con el comerciante Pedro Martínez Crespo (socio de Jerónimo Patrón), natural de Torre de Cameros (La Rioja). Sus hijos fueron: 1. María Dolores Martínez Patrón, casada con el abogado, alcalde primero y presidente del Ayuntamiento de Badajoz en 1856 León Bécquer Durán, natural de Tafalla (Navarra). Era hijo de Alejandro Bécquer, natural de Utebo (Zaragoza) y Manuela Durán, natural de Bargota (Navarra). Tuvieron como hijos a: Cándido, Vicente, Casimiro, Manuel y Jacoba Bécquer Martínez. 2. José; 3. Josefa Martínez Patrón, casada con el también comerciante, abogado y diputado a Cortes Manuel Molano del Campo (alcalde constitucional de Badajoz en 1844 y 1845); 4. Manuel; 5. Carlos y 6. Jacoba, casada con Ventura Díaz.

Bellinter House, en el condado de Meath, Irlanda. Foto: Wikipedia.



En rojo, Casa de la Inglesa de la calle Obispo, vista desde la Casa del Cordón.
Hijos militares destacados de José Ignacio y Amalia Eustaquia.
1)    Ricardo Fernández de la Puente Patrón. Dio nombre a la calle Fernández de la Puente de Badajoz.
Fue un importante personaje de la ciudad en aquella época. Su nombre completo era Ricardo Miguel María del Carmen Lucía Fernández de la Puente Patrón. Nació en Badajoz el 6 de julio de 1855. Fue nombrado en 1914 director general de navegación y pesca marítima. En 1922 fue nombrado capitán general de la Armada, el más alto cargo en la Armada española que ha tenido un pacense. Ricardo, como Fernández de la Puente, da nombre a la calle perpendicular a la de Guardia Civil y a la Avenida Ramón y Cajal. No le faltaron méritos para tener una calle en la capital pacense, pues su hoja de servicios era impecable. Ingresó de guardia marina el 1 de abril de 1871. Siendo alférez estuvo en la campaña de Joló, Filipinas. Después se hizo ingeniero electricista torpedista. Siendo teniente de navío terminó la carrera de ingeniero naval, en la Escuela de Ampliación de San Fernando, Cádiz, siendo el único alumno que aprobó aquel año. En este empleo fue encargado de traer de Londres los primeros torpederos que llegaron a España en 1885, el Barceló y el Retamosa. Cuando realizaba el viaje de regreso se vio sorprendido por un fuerte temporal en La Rochelle, al suroeste de Francia, evitando con su pericia que llegara a ocurrir una catástrofe. Cuando fue ascendido a teniente de navío de primera, desempeñó el cargo de tercer comandante de Carlos V, destinado a formar parte de la escuadra del almirante Cámara. Luego fue designado ingeniero inspector del crucero Extremadura, y al ascender a capitán de fragata hizo la campaña de Melilla en 1909. En esta época ordenó los brillantes trabajos que se realizaron para pasar por tierra desde el Mediterráneo a Mar Chica con el barco de 60 toneladas La Cartagenera, hecho que tanto llamó la atención en España y fuera de ella. De capitán de navío mandó el Urania y el Numancia. Al ascender a contraalmirante fue nombrado director general de navegación. Siendo vicealmirante desempeñó el cargo de capitán general del departamento naval de Cádiz. De almirante, ocupó el cargo de vocal del Consejo Supremo de Guerra y Marina. Era ayudante honorario de su Majestad, estando en posesión de la gran cruz del mérito naval, gran cruz de San Hermenegildo, cruces rojas del mérito naval, blancas pensionadas también del mérito naval, medalla de la campaña de Joló, de la de Melilla, de Alfonso XIII, y fue declarado benemérito de la patria. Falleció en su domicilio de la calle Serrano nº 6 de Madrid, en la tarde del 23 de octubre de 1928, a los 73 años, dejando ocho hijos.

Ricardo Fernández de la Puente Patrón. Museo Naval de Madrid.
2)     José Ignacio Federico María Fernández de la Puente Patrón. Fue el único hijo nacido en Sevilla, en el año 1849. El motivo es que su padre era en aquellos momentos segundo jefe de la Capitanía General de Andalucía, con sede en la capital hispalense. En enero de 1915 fue ascendido, por real decreto, a general de división. Se le concedió en atención a los servicios prestados en la batalla de Alcolea, en que ganó el empleo de alférez y grado de primer teniente. En el sitio de la plaza de Cartagena se le otorgaron las estrellas de capitán. Más tarde, en las acciones de Boxarra, Borrid y Cervera del Maestre, obtuvo la cruz roja de primera clase del mérito militar y el grado de comandante. En varias acciones por la provincia de Cuenca, en que fue herido, recibió otra cruz roja de primera clase del mérito militar. Realizó un celoso desempeño de sus diferentes cargos en la Capitanía General de Extremadura. Ya con grado de coronel, participó en el restablecimiento del orden en los alterados por las huelgas obreras de Barcelona en 1902. Ya promovido a general de brigada, trabajó en varias ocasiones en la división de caballería, presidiendo diversos tribunales militares y como inspector, la revista anual de armamento a los distintos cuerpos. Contaba cincuenta años de servicios. De ellos, seis años y nueve meses, en el empleo de general de brigada. Aparte de poseer dos cruces rojas del mérito militar de primera clase, tenía la placa de la Orden de Nicham Iftikhar, de Túnez, la gran cruz de San Hermenegildo y las medallas de Alfonso XII, guerra civil y Alfonso XIII.
Datos sobre otro de los importantes fundadores de la Sociedad de Equitación: el comerciante pacense José María Villaroel Pegado, de padre barcarroteño.
Nació en Badajoz en 1813, era hijo del comerciante Manuel Villaroel Ferreira (hijo de Antonio Villaroel y María Ferreira), natural de Barcarrota, aunque en 1819 vivió temporalmente en el Largo do Barão de Quintela, Lisboa. Su madre era María Josefa Pegado (hija de Rodrigo Pegado y María Josefa Lineros), natural de Badajoz. Se casó en 1829 con Bardomera Díaz de la Cruz Fernández, natural de Toledo, hija de José Díaz de la Cruz en Isabel Fernández, vecinos de Madrid. José María Villaroel era el socio representante de la casa-comercio Viuda de Villarroel e Hijo. La casa donde vivió estaba en la entonces calle de Santa Catalina nº 1, hoy Obispo San Juan de Ribera. Lindaba a su entrada, por arriba, con el desamortizado convento de Santa Catalina Mártir (futuro Instituto General y Técnico, luego Instituto Bárbara de Braganza) y por la izquierda, por abajo, con las llamadas «Cocheras del Obispo». Por la espalda lindaba con casas suyas en la entonces calle del Zumbadero, hoy Felipe Checa. Esta casa estaba valorada en nada menos que 258.600 reales. Tenía otra casa en la misma calle, con el n º 5, frente a las suyas, que lindaba por la derecha, entrando, con el entonces Palacio Episcopal y por la izquierda con la casa de María Falls de Patrón, valorada en 56.100 reales. María Falls Preston, alias la Inglesa, era española, pero de madre irlandesa, no inglesa. José María Villaroel era entonces la persona más rica de Badajoz, con una fortuna valorada en 3.699.593 reales, superando a su amigo Jerónimo Patrón. Tuvo tres hijos que fueron sus herederos: Matilde, Baldomera y José Segundo. Falleció en su casa en 1855 con tan solo 42 años, ya viudo. Sobre su casa, tras ser derribada, se construiría la sede de la sociedad Casino de Badajoz, hoy palacio de la Diputación de Badajoz. Poca gente sabe que en el año 1900 se proyectó la construcción de un pasaje más abajo de su casa, para que se comunicase la entonces calle Larga, hoy Felipe Checa, con la de Moreno Nieto, hoy Obispo, a través de las mencionadas Cocheras del Obispo, pero nunca se llegó a realizar.


En rojo, casa de José María Villaroel de la calle Obispo, vista desde la plaza de España.


En rojo, lugar donde estuvieron las Cocheras del Obispo y donde se proyectó el pasaje en 1900.

Notas:
(1) En 1812 era asentista principal del ramo de aguardiente de la provincia. Su teatro, también fue llamado Principal, estuvo en la esquina de la plaza de España con la calle Obispo, antes hospital y cuartel de la Piedad. (2) Datos procedentes de los Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz. (3 y 4) Fuente: Wikipedia.